Wang Yu es aclamada como la «abogada más valiente de China» por activistas de derechos humanos en el país. Wang se convirtió en abogada de derechos humanos porque quiere defender a personas inocentes del corrupto sistema judicial chino. Ella también fue encarcelada por su labor en materia de derechos humanos en 2015. Tras haber sufrido abusos en una prisión china, Wang reconoce muchos de los instrumentos y métodos de tortura utilizados en los campos de internamiento de Xinjiang.
Wang, de 48 años de edad, solía ejercer el derecho mercantil hasta que se produjo un incidente en una estación de tren de la ciudad de Tianjin en 2008. Cuando varios empleados ferroviarios le negaron abordar un tren a pesar de que tenía un ticket, Wang tuvo una intensa discusión con ellos y más tarde presentó una demanda. Sin embargo, fue arrestada y sentenciada a dos años y medio de prisión bajo el cargo de «agresión intencional».
Después de que Wang fue liberada, decidió convertirse en abogada de derechos humanos para ayudar a las víctimas del injusto sistema judicial chino y luchar por sus derechos. Muchos de sus clientes eran practicantes de Falun Dafa.
Wang fue la primer abogada arrestada durante lo que ahora se conoce como el «Incidente 709».
El 9 de julio de 2015, el régimen chino reunió a cientos de abogados y activistas de derechos humanos en todo el país. Los abogados y activistas fueron detenidos e interrogados, y algunos, como Wang, fueron obligados a hacer «confesiones» en la Televisión Central de China, diciendo que se habían dado cuenta de que lo que habían hecho como abogados o activistas de derechos humanos era incorrecto: era el método del régimen chino para desalentar su activismo y promulgar propaganda engañosa.
Aunque las autoridades chinas la liberaron de la cárcel en agosto de 2018 debido a la presión internacional, sigue estando en constante vigilancia.
A mediados de octubre de este año, el activista australiano de derechos humanos y musulmán uyghur, Arslan Hidayat, tweeteó un vídeo que mostraba escenas impactantes de varios instrumentos de tortura, presuntamente filmados en un campo de internamiento en Xinjiang.
Después de ver el video, Wang le dijo al periódico Epoch Times en chino que las autoridades chinas usaron muchos de los mismos instrumentos de tortura contra ella mientras estaba en prisión durante el «Incidente 709».
Por ejemplo, se vio obligada a usar esposas y grilletes de hierro bruto durante siete días y siete noches. Estas esposas y grilletes son muy pesados, lo que le dificulta moverse, levantar los brazos, comer, dormir o usar el baño. El hierro bruto es extremadamente grueso y la exposición prolongada causó moretones severos en sus muñecas y tobillos.
Hidayat destacó en el vídeo un dispositivo de tortura llamado «banco del tigre».
Los guardias de la prisión usan cinturones para atar firmemente los brazos y las piernas de la víctima a un banco. Luego agregan capas de ladrillos o algún otro objeto duro debajo de los pies de la víctima, lo cual tira más lejos de la atadura, a veces hasta el punto de que las correas se rompen. Las víctimas sufren un dolor insoportable por la presión de los cinturones y a menudo se desmayan.
Wang dijo que ella también sufrió este método de tortura.
En otra sesión de tortura, Wang dijo que fue privada de sueño durante cinco días seguidos. Pensó que iba a morir, pero finalmente se las arregló para salir adelante.
«Fue un verdadero milagro. Siento que Dios estaba conmigo, protegiéndome», dijo Wang.
Durante el «Incidente 709», el marido de Wang también fue secuestrado por la policía y su hijo en edad escolar fue puesto bajo arresto domiciliario.
Wang recibió en junio de 2016 el XXI Premio Internacional de Derechos Humanos Ludovic Trarieux, también llamado «El premio otorgado a un abogado por abogados».
En agosto de 2016, la American Bar Association otorgó su inaugural Premio Internacional de Derechos Humanos a Wang en ausencia.
Liu Xiaobin, un expolicía de China continental, reveló que a principios de la década de 2000, muchos centros de detención y prisiones enviaron a sus empleados al Campo de Reeducación de Masanjia, un campo conocido por inventar numerosos métodos de tortura barbáricos, para aprender a extorsionar confesiones mediante la tortura. Estos empleados y el personal de Masanjia colaboraron y desarrollaron muchos nuevos métodos de tortura que se implementan en las prisiones y centros de detención locales. Liu es actualmente un practicante de Falun Dafa que vive en los Estados Unidos.
Wang Qingying, un destacado activista de los derechos humanos de la ciudad de Guangzhou que huyó a los Estados Unidos, dijo que mientras estaba en prisión, observó que los practicantes de Falun Dafa sufrían las torturas más graves, seguidos por los detenidos uigures de la región de Xinjiang.
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La historia de Amy Yu
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