La audiencia del Comité de ‘Participación en Asia’ presta atención sobre China

Testimonios advierten acerca de todo, desde la falta de un estado de derecho, hasta la sustracción forzada de órganos, pasando por la creciente influencia del país comunista en el mundo

Por Limin Zhou - La Gran Época
27 de abril de 2018 10:54 AM Actualizado: 30 de abril de 2018 1:34 AM

OTTAWA – Aunque el 24 de abril, el tema de la audiencia de la comisión de asuntos exteriores de la Cámara de los Comunes fue la “Participación de Canadá en Asia”, la mayoría de las declaraciones centraron su testimonio en China.

Pitman Potter, profesor de la Facultad de Derecho A. Allard de la Universidad de Columbia Británica, señaló que es importante que Canadá entienda que el imperio de la ley en China -o la ausencia de ella- significa algo muy diferente de lo que significa en este país.

Testimoniando por videoconferencia, Potter declaró que para los canadienses, el estado de derecho significa cosas como la protección de los derechos de los ciudadanos y las limitaciones a la acción gubernamental, pero el estado de derecho en China es un “estado de derecho socialista” establecido por el Partido Comunista Chino (PCCh).

“La ley en China – a pesar del término ‘estado de derecho’ y la atracción deliberada de las expectativas sobre lo que significa el estado de derecho – es algo completamente diferente, y realmente es sumisión al gobierno del Partido”, aclaró.

“Lo que se describe en China como al ‘estado de derecho’ es más,de hecho, ‘el estado en derecho’, es decir, el uso de reglas formales, estatutos, instituciones, etc., para llevar a cabo las políticas”, explicó Potter, añadiendo que el estado de derecho de China “no es más que un instrumento para llevar a cabo los propósitos del Partido”.

Esto, en efecto, es una ausencia del estado de derecho.

“Entonces cuando pienso en las implicaciones de esto para Canadá, es importante destacar que esto no es simplemente un asunto interno. Esto afecta el cumplimiento de los tratados por parte de China, el respeto de China por sus propias leyes, su respeto por los tratados internacionales y cosas como los derechos humanos, las minorías étnicas y el comercio”, agregó.

“Por lo tanto la ausencia del estado de derecho en China afecta todos los aspectos de las relaciones de Canadá con China”.

El consejo de Potter para Ottawa fue conocer las reglas al comprometerse con China. Argumentó que cuando la dirección china habla de proteger los derechos legales de los inversionistas extranjeros, “podemos sentirnos reconfortados por esa referencia a los derechos legales, pero nos incumbe entender lo que significa en un contexto chino, y representa algo muy diferente de lo que quiere decir para nosotros, significa lo que el Partido quiere que signifique”.

Abuso de trasplantes

El abogado internacional de derechos humanos David Matas, con sede en Winnipeg, que estuvo presente en la audiencia, comenzó su testimonio con esta pregunta: “A la luz de la evidencia del abuso de trasplantes de órganos en China ¿Qué forma debe tomar el compromiso de Canadá con China?”.

Matas continuó explicando su trabajo con el exdiputado David Kilgour para exponer el crimen de sustracción forzada de órganos de los prisioneros de conciencia de Falun Dafa en China.

Señaló que desde que él y Kilgour publicaron su primer informe hace 12 años, las pruebas se acumularon y otros investigadores se ocuparon del tema, entre ellos el periodista de investigación estadounidense y experto chino Ethan Gutmann.

“Un informe conjunto con Gutmann, publicado en junio de 2016, encontró que el volumen de trasplantes en China llegaba a 100.000 al año, y que la mayoría de las fuentes eran prisioneros de conciencia: tibetanos, uigures, cristianos de las iglesias caseras y principalmente, practicantes de Falun Dafa”, afirmó Matas.

“La evidencia de este abuso, hasta la fecha es abrumadora” destacó, señalando que “el abuso es un mercado negro con una característica inusual: está institucionalizado, administrado por el estado”.

Matas argumentó que cuando se trata de involucrarse con China, “la matanza masiva de presos de conciencia por sus órganos no puede simplemente dejarse de lado. … La participación con China requiere involucrarse en este tema”.

Hizo varias sugerencias sobre lo que Ottawa puede hacer para ayudar a frenar la sustracción forzada de órganos, incluyendo actuar sobre las declaraciones respaldadas por la Subcomisión de Derechos Humanos en 2013 y 2015.

“En ambas declaraciones se exhortó a los profesionales médicos y científicos y a los organismos reguladores, a que nombraran, avergonzaran y condenaran al ostracismo, a las personas, las instituciones y sus afiliados involucradas en la sustracción forzada y el tráfico de órganos humanos”, añadió Matas.

“En este momento hay un debate activo dentro de la profesión de trasplante internacional sobre si involucrar o excluir a la profesión de trasplante chino a la luz de la opacidad oficial china sobre el trasplante y la abrumadora evidencia del abuso aún vigente de los trasplantes”, remarcó Matas.

“Apoyo el ostracismo, como hizo el subcomité, porque estar involucrado elimina la presión de los pares que, históricamente, cuando hubo ostracismo, ha tenido su impacto.  El gobierno de Canadá debería apoyar las voces del ostracismo como lo hizo el subcomité”.

Matas también refirió a que Canadá debería pedir a Beijing que coopere con una investigación internacional independiente sobre el abuso de trasplantes de órganos en China.

“El Comité de Naciones Unidas contra la Tortura, la Cámara de Representantes de los Estados Unidos y el Parlamento Europeo hicieron ese tipo de peticiones. Dado el amplio apoyo a esta investigación, no hay razón por la que Canadá no pueda unirse al coro”.

El sueño chino

Los otros que testimoniaron fueron Charles Burton, profesor asociado de Ciencias Políticas en la Universidad de Brock; Paul Evans, director interino de investigación del Instituto de Investigación Asiática y profesor del Instituto Liu para Asuntos Globales de la UBC; Ngodup Tsering de la Oficina del Tíbet en Washington, D.C.; y Chen Yonglin, exdiplomático chino que desertó hacia Australia en 2005.

A través de una videoconferencia, Chen señaló que China tiene ambiciones de convertirse en la superpotencia mundial en 2049, en consonancia con el comienzo del líder del Partido Xi Jinping del “Sueño chino 2049”.

Beijing se ha vuelto “más agresivo” a la hora de trabajar para conseguirlo, recalcó.

“En los últimos 25 años, las autoridades chinas se fueron infiltrando silenciosamente en las principales democracias occidentales, incluyendo Australia y EE.UU. Australia fue un campo de pruebas para el poder blando de China, que tuvo gran éxito”.

Chen se refirió al libro “Invasión silenciosa: China’s Influence in Australia” (La influencia de China en Australia), una exposición de la extensa infiltración del PCCh en Australia escrita por Clive Hamilton.

“Es casi demasiado tarde para que Australia se defienda de la interferencia China”, apuntó Chen.

“A los ojos de las autoridades chinas, Canadá se encuentra en una posición similar a la de Australia. … Ambos países son vistos como eslabones débiles en la alianza democrática occidental, donde China puede robar alta tecnología y ejercer influencia”.

Chen sostuvo que China ejerció su diplomacia general con Canadá desde la masacre de la Plaza de Tiananmen en 1989, señalando que Canadá fue el primer país occidental “que desvinculó su política de derechos humanos de su política comercial”.

También señaló que “la pacividad de los países occidentales ayudó a China a unirse a la OMC sin cumplir completamente con sus obligaciones. Eso permitió que la economía de China se beneficiara del libre comercio sin dar el más mínimo paso hacia la democracia”, sentenció.

 

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