La crítica situación de médicos en Latinoamérica se agudiza con la pandemia

15 de abril de 2020 9:39 PM Actualizado: 15 de abril de 2020 9:39 PM

La precaria situación de los profesionales de la salud ante la pandemia del virus del PCCh (Partido Comunista Chino), comúnmente conocido como nuevo coronavirus, presenta un panorama desolador en Latinoamérica, donde la mayoría de los países no alcanza el umbral de los 2 médicos por cada 1000 habitantes, y se teme un colapso a corto plazo de los sistemas por la histórica escasez de recursos en la región.

Datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) muestran que el promedio de médicos por cada 1000 habitantes en Latinoamérica es de 2,2 y el de enfermeros llega a 1,5, frente a un 2,28 de personal sanitario establecido como mínimo necesario para prestar servicios esenciales.

A nivel mundial se estima que hay 1,5 médicos por cada 1000 habitantes, con grandes variaciones entre países y regiones. Por ejemplo, en África solo hay 0,2 médicos por cada 1.000 habitantes, frente a un 3,4 en Europa.

Ser médico en una región con pocos recursos

Desde antes de la pandemia, Latinoamérica ya presentaba una situación compleja en sus sistemas de salud, con una inversión mucho menor que la de Europa, una extendida inconformidad salarial y donde alrededor del 70 % de naciones apenas toca el umbral del personal sanitario requerido.

Ahora es prioritario «que todos los países de Latinoamérica amplíen su capacidad en términos de profesionales y medidas de distanciamiento social porque ninguno tiene cómo responder a las necesidades ante un aceleramiento de contagios», advierte a Efe el subdirector de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), Jarbas Barbosa, al recordar que incluso naciones europeas, con sistemas bien establecidos, han tenido serias dificultades.

Según Norbert Schady, asesor económico principal para el Sector Social del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), dentro de Latinoamérica también hay «mucha variabilidad» en las cifras de personal sanitario, lo que va a incidir en la respuesta a la pandemia.

«El número de profesionales es una medida de la capacidad del sistema para responder, claramente los países que tienen menos estarán en una situación más complicada y estamos hablando de diferencias muy grandes dentro de la región. Por ejemplo, en Uruguay hay 20 veces más que en Guyana», explica a Efe.


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Cifras del Banco Mundial (BM) ubican en un extremo a países como Haití, con apenas 0,2 médicos por cada 1.000 habitantes, Honduras (0,3), Guatemala (0,4), Guyana (0,8) y Nicaragua (1).

En un segundo grupo están México, con 2,5, y Colombia (2,1), seguidos de naciones como Brasil o Perú, con cifras que oscilan entre 1 y 2.

Y en la punta se encuentran Cuba, que ocupa el primer puesto del mundo con cerca de 8,4 médicos por 1.000 habitantes, seguido de Uruguay (5) y Argentina (4).

«Vemos arriba a Argentina y Uruguay, naciones del Cono Sur que tienen cifras de médicos similares a Italia o España, países que, pese a ello, han resultado muy golpeadas por el COVID-19», sostiene Schady.

El experto alerta, además, de un panorama «aún más complicado» por las diferencias dentro de los propios países y menciona como ejemplo a México, donde «hay mucha variabilidad dentro del país en número de médicos y otros insumos para el sistema de salud, con lo cual para ciertas regiones será un problema aún más serio».

Temor a un colapso

Salvo en Uruguay y Panamá, la mayoría de los 2253 médicos de América Latina entrevistados por la consultora Fine Research a comienzos de este mes consideran que la infraestructura hospitalaria en sus países es deficiente para afrontar la pandemia y hay un «alto riesgo de colapso en el corto plazo en el acceso a equipamiento de protección, a respiradores y a áreas de terapia intensiva».

La situación se percibe como más crítica en Ecuador, donde una alta proporción de médicos cree que ya están colapsados los recursos de terapia intensiva y respiradores.

Para Schady, precisamente, un dato muy ilustrativo sobre los recursos que pueden marcar el impacto de la pandemia en la región es el de los cuidados intensivos (UCI).

En eso coincide Jesús Valverde Huaman, presidente de la Sociedad Peruana de Medicina Intensiva, quien asegura que Perú tiene ahora 930 ventiladores mecánicos y 820 camas de UCI, es decir 2,1 por cada 100.000 habitantes, cuando lo ideal es tener 10.

Los contrastes en cuanto a recursos son amplios. Informes oficiales indican que en países como Colombia hay 17 camas UCI por cada 100,000 habitantes; mientras que esa cifra en naciones como Honduras, según el BID, se ubica en 0,4.

Los datos se corresponden también con estadísticas regionales sobre camas hospitalarias en general, en las que Latinoamérica tiene un promedio de 2,2 por 1000 habitantes, frente a una media mundial de 2,7.

Según datos del BM, nuevamente solo Cuba (5,2), Argentina (5) y Uruguay (2,8) superan la cifra global; mientras Venezuela (0,8), Honduras (0,7), Haití (0,7) y Guatemala (0,6) se quedan en los últimos lugares.

Entre heroísmo y discriminación

La pandemia, que deja ya más de 3300 muertes y unos 71,000 contagiados en Latinoamérica, tiene además contra las cuerdas a los médicos pues varios de ellos han perdido la vida en medio de denuncias de falta de equipos de protección.

Gobiernos como el de Paraguay, desde donde se ha exigido a Brasil que libere 50 respiradores que tiene retenidos, han reconocido dificultades de logística para hacerse con materiales para el personal médico.

«Están cayendo como moscas», admitió crudamente Jaime Bonilla, gobernador del estado mexicano de Baja California, fronterizo con EE.UU., al alertar de esa falta de protección.

El Colegio Médico de Perú reportó que hay más de 200 médicos infectados, 9 de ellos en cuidados intensivos y uno fallecido.

Asimismo, los médicos y enfermeras de San Pedro Sula, una de las ciudades de Honduras más afectadas por el COVID-19, protestaron para que se dote con urgencia de equipos de protección.

En Colombia también se encendieron las alarmas tras las primeras muertes de médicos, en medio de numerosas denuncias del sector por discriminación en sitios públicos, a lo que se suma el estrés ante el riesgo de contagiar a sus familias por la continua exposición al virus.

Algo similar pasa en Argentina, donde un joven profesional llegó a ser amenazado por sus vecinos: «Si sos médico, enfermero, farmacéutico, o te dedicás a la salud!!! Ándate del edificio porque nos vas a contagiar a todos!!!».


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