La dificultad de resolver disputas sobre propiedad intelectual entre Estados Unidos y China

El núcleo venenoso de la estructura del Partido Comunista limita la eficacia de la negociación

Por He Qinglian
19 de febrero de 2019 6:41 PM Actualizado: 19 de febrero de 2019 6:41 PM

La reciente visita del vice primer ministro chino Liu He a Estados Unidos para las negociaciones comerciales no produjo resultados visibles. Entre los siete temas tratados en el comunicado, los números uno, dos y cuatro están relacionados con los derechos de propiedad intelectual (PI).

Según la Casa Blanca, estos son: 1) la forma en que se presiona a las empresas estadounidenses para que transfieran tecnología a empresas chinas; 2) la necesidad de una mayor protección y aplicación de los derechos de propiedad intelectual en China; 4) el daño resultante del robo cibernético de propiedad comercial de Estados Unidos por parte de China.

Obviamente, la protección de los derechos de propiedad intelectual es una preocupación importante para Estados Unidos. Muchos comentaristas afirmaron que el conflicto comercial entre EE. UU.  y China tiene sus raíces en los conflictos de valores entre ambos países. Un análisis profundo muestra que la diferencia entre la comprensión de los derechos de propiedad intelectual por ambas partes ilustra mejor este conflicto de valores entre Estados Unidos y China.

El conflicto entre EE. UU. y China gira en torno a los derechos de PI

Desde el comienzo de la guerra comercial entre Estados Unidos y China, EE. UU. siempre exigió a China que ponga fin al robo de propiedad intelectual de Estados Unidos. Desde entonces, ha estado llevando a juicio a varias personas involucradas en el robo de secretos comerciales, muchos de los cuales son académicos del Plan de los Mil Talentos de China.

El 28 de enero, el Departamento de Justicia de Estados Unidos anunció oficialmente el procesamiento del gigante chino de las telecomunicaciones Huawei y de su directora financiera Meng Wanzhou, y presentó 23 denuncias específicas mediante dos grupos de acusaciones. Los principales cargos incluyen fraude bancario y electrónico, obstrucción de la justicia y robo de secretos comerciales.

En general, varios grupos industriales de Estados Unidos se oponen a la decisión de la Casa Blanca de presionar a China mediante la imposición de aranceles, pero en cuanto a la cuestión de los derechos de propiedad intelectual, están en consonancia con la posición de la Casa Blanca: el régimen chino debe poner fin a sus prácticas proteccionistas de subvencionar a sus empresas nacionales y forzar la transferencia de tecnología, lo que perjudica los intereses de las empresas estadounidenses.

Entonces, ¿acaso China desconoce la importancia de respetar los derechos de propiedad intelectual de otros países? Por supuesto que no. Desde que Deng Xiaoping anunció la reforma y la apertura en 1978, China siempre habló, de la boca para afuera, de respetar las leyes y reglamentos internacionales en materia de propiedad intelectual. Desde 1980, China se adhirió a 17 tratados multilaterales internacionales sobre protección de propiedad intelectual. De estos 17, dos se consideran los más importantes. Uno de ellos es el Convenio de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI) que China firmó en 1980 y que es el principal instrumento de la OMPI. El otro es el Convenio de París para la Protección de la Propiedad Industrial (Convenio de París).

Según los expertos en derechos de propiedad intelectual, aparte de estos dos, hay seis tratados multilaterales internacionales que son relativamente lo más importantes para la protección de la propiedad intelectual, a saber, los Convenios de la OMPI, el Convenio de París, el Convenio de Berna, el Acuerdo sobre los Aspectos de los Derechos de Propiedad Intelectual Comerciales (ADPIC), el WIPO Copyright Treaty (WCT) y el WIPO Performances Phonograms Treaty (WPPT). A excepción del ADPIC, que es supervisado por la Organización Mundial del Comercio (OMC), los otros cinco tratados operan bajo los auspicios de la OMPI.

Estados Unidos y China establecieron relaciones económicas hace varias décadas, y Estados Unidos siempre instó a China a que preste atención a la protección de los derechos de propiedad intelectual. Los dos países firmaron el Acuerdo sobre Relaciones Comerciales en julio de 1979 y el Memorando de Entendimiento (MOU) sobre la Protección de Propiedad Intelectual en enero de 1992. En el MOU se plantean requisitos específicos para la protección de los derechos de propiedad intelectual, como patentes, derechos de autor y secretos comerciales de productos farmacéuticos, químicos agrícolas, programas informáticos, etc. En junio de 1996, se firmó el Acuerdo de Consulta sobre Propiedad Intelectual entre Estados Unidos y China.

¿Por qué tantos tratados internacionales y acuerdos bilaterales entre Estados Unidos y China no pueden restringir las violaciones chinas sobre los derechos de propiedad intelectual? ¿Por qué la cuestión de los derechos de propiedad intelectual es la parte más difícil de las negociaciones comerciales entre Estados Unidos y China? Creo que se debe a que China tiene algunas barreras cognitivas, es decir, que su política alberga una “mentalidad demoníaca”.

La comprensión de China de los derechos de PI tiene ‘características chinas’

China es uno de los países que tuvieron un desarrollo tardío. Además, el pueblo chino fue alimentado con el adoctrinamiento sistemático del régimen comunista de que China es una víctima miserable del saqueo imperial. Al llevar a cabo la estrategia de las autoridades chinas de recuperar el tiempo perdido –ponerse al día y, en última instancia, a superar a los países “imperialistas” occidentales– muchos chinos creen que el conocimiento (los derechos de propiedad intelectual) debería ser algo que pertenece a toda la humanidad.

Como Beijing necesita seguir las normas internacionales en la superficie, los documentos oficiales no harán tales declaraciones de forma explícita, pero algunos de los documentos internos de China relativos al tema de los derechos de propiedad intelectual se desprende claramente que China comprende muy bien estas cuestiones. Hay muchos documentos de este tipo. Uno de ellos es el informe de investigación con el número de código 20122S0077, titulado “Análisis político-económico de la globalización de la ley de propiedad intelectual”, financiado por el Fondo de Investigación de la Oficina Estatal de Propiedad Intelectual de China.

Los autores del trabajo de investigación creen que:

  1. Estados Unidos exige que todos los países del mundo refuercen su protección de propiedad intelectual con el pretexto de que “los derechos de propiedad intelectual son derechos privados”. Este es un comportamiento hegemónico, ya que Estados Unidos se niega a proporcionar productos de propiedad intelectual gratuitos a la comunidad internacional.
  2. Estados Unidos utiliza de los derechos de propiedad intelectual para aumentar las obligaciones internacionales de otros países, y utiliza sus ventajas de propiedad intelectual para reprimir el desarrollo de otros países con el fin de mantener su condición hegemónica. A modo de ejemplo, las secciones 301 y 307 de la Ley de Comercio de Estados Unidos demuestran las intenciones mencionadas anteriormente.
  3. Estados Unidos utiliza corporaciones multinacionales para construir barreras de propiedad intelectual para imponer control y así transformar la opresión tecnológica en opresión política y opresión legal.

Solo entendiendo plenamente la actitud de la sociedad china hacia los derechos de propiedad intelectual podremos entender por qué China se sintió tan confiada y engreída a la hora de presentar su plan “Made in China 2025”. Con la “teoría de la opresión de los derechos de propiedad intelectual” y la creencia de que “Estados Unidos debería proporcionar los derechos de propiedad intelectual de forma gratuita”como base teórica, este trabajo de investigación ofrece claramente la definición de propiedad intelectual que tiene China: “Hay tres maneras de innovar: innovación original, innovación imitativa, importación/absorción y re-innovación”.

Tanto las leyes de propiedad intelectual estadounidenses como las internacionales reconocen como propiedad intelectual solo lo que el informe chino define como “innovación original”. En las últimas dos definiciones, si no se paga, se trata de plagio. Sin embargo, en los últimos años, los delitos de plagio están siendo cometidos por académicos e ingenieros chinos a plena luz del día.

Hay una expresión china que dice “tomarlo por la fuerza o adquirirlo de manera astuta” (equivalente a “por las buenas o por las malas”), y ambas tácticas se utilizan para el robo de propiedad intelectual en la China actual. Los participantes del Plan de los Mil Talentos tienen instrucciones para robar tecnología mediante la “adquisición astuta”, mientras que obligar a las empresas extranjeras a transferir tecnología a China mediante la imposición de todo tipo de restricciones o coerción es, sin duda, un tipo de “tomar por la fuerza”. A veces los ingenieros chinos incluso roban tecnología mediante hackeos.

El 12 de diciembre de 2018, en una audiencia de la Comisión Judicial del Senado de Estados Unidos sobre “Espionaje no tradicional de China contra Estados Unidos: La amenaza y las posibles respuestas políticas”, John Demers, fiscal general adjunto de la división de seguridad nacional del Departamento de Justicia de Estados Unidos, declaró que “entre 2011 y 2018, más del 90 por ciento de los casos del Departamento en los que se alega espionaje económico por parte o en beneficio de un Estado involucran a China”.

China está acelerando su ritmo de plagio. El Plan Made in China 2025 es, en la práctica, un plan de plagio masivo.

“La estrategia es simple: robar, replicar y reemplazar”, dijo John Demers a los senadores. Es decir, robar a la empresa estadounidense su propiedad intelectual. Replicar la tecnología. Y reemplazar a la empresa americana en el mercado chino y, algún día, en el mercado mundial.

Cuando la Oficina del Representante Comercial de Estados Unidos emitió su Informe de Investigación sobre China en 2018 (Hallazgos de la Investigación de Leyes, Políticas y Prácticas de China Relacionadas con la Transferencia de Tecnología, Propiedad Intelectual e Innovación bajo la Sección 301 de la Ley de Comercio de 1974), la oficina revisó el borrador tres veces. Este informe detalla los métodos de China para forzar de manera indirecta o informal la transferencia de tecnología, incluyendo “el uso por parte del gobierno de procesos administrativos de aprobación opacos y discrecionales, requisitos para formar empresas conjuntas (joint venture), limitaciones de capital extranjero”, etc.

El informe también señala que “al menos en ocho ocasiones desde 2010, el Gobierno chino se comprometió a no utilizar la transferencia de tecnología como condición para el acceso al mercado y a permitir que las decisiones de transferencia de tecnología sean negociadas independientemente por las empresas”. Sin embargo, hay una gran cantidad de pruebas que indican que China continúa hasta el presente con su práctica de transferencia forzada de tecnología.

El entendimiento de China sobre el cumplimiento de las normas internacionales

Las normas internacionales, por definición, son las establecidas por las organizaciones e instituciones internacionales cuando fueron fundadas. Estas reglas pueden ser modificadas con el pasar de los años. Por ejemplo, el Convenio de París para la Protección de la Propiedad Industrial fue modificado dos veces después de la Segunda Guerra Mundial, en 1958 y 1967, respectivamente. Pero un principio permanece siempre inalterado, es decir, todos los países participantes deben comprometerse a cumplir con esas normas.

Pero China tiene una interpretación diferente de este principio. Después del colapso de la Unión Soviética, Deng Xiaoping propuso una vez la idea de “ocultar nuestra fuerza, mantener un perfil bajo, tomar medidas pero no intentar tomar la iniciativa”, como principio rector de las relaciones exteriores de China. Para cuando China se unió a la OMC, las autoridades chinas presentaron un nuevo plan de desarrollo – “prepararse para las normas internacionales”–para y prometieron cumplir varios tratados internacionales para que China pudiera integrarse gradualmente en la comunidad internacional.

Pero esto era una medida temporal, para antes de que China se convirtiera en una potencia mundial. Por ejemplo, China cumplió estrictamente las normas pertinentes de la OMC solo en los primeros cinco años después de incorporarse a la organización. Desde que China anunció su “ascenso pacífico” a finales de 2015, hubo frecuentes incidentes de violaciones de las normas internacionales por parte de China, y Estados Unidos tuvo que instar reiteradamente a China a “convertirse en un miembro responsable de la comunidad internacional”.

En la Cumbre de Hawaii 2011, el entonces presidente estadounidense Barack Obama, que siempre había sido amistoso con Beijing, pidió a China que dejara de “jugar” con el sistema internacional y “actuara como un adulto”. También expresó su indignación: “Ya es suficiente”.

En respuesta a las críticas de Obama, el diplomático chino Pang Sen afirmó que, “si las reglas son hechas por la comunidad internacional a través de un acuerdo y China es parte de él, China definitivamente las cumplirá. Pero si las reglas son decididas por uno o varios países, China no tiene la obligación de cumplirlas”.

Para que nadie cometa el error de pensar que la declaración de Pang es solo su opinión personal, los diplomáticos no expresan sus opiniones personales en reuniones tan importantes. Poco después de la conferencia de prensa de Pang, escribí un artículo explicando las absurdas declaraciones de Pang. Lo que escribí es que China llegó tarde a la comunidad internacional. La mayoría de las organizaciones internacionales, incluidas las Naciones Unidas, se establecieron mucho antes de que China se uniera a ellas. China no estuvo presente en el proceso constitutivo de todas las normas de estas organizaciones, incluida la Carta de las Naciones Unidas. Así que, basándose en la lógica de Pang, China tiene derecho a ignorar todas las normas internacionales.

En este sentido, el ex secretario de Estado estadounidense Kissinger, considerado por el régimen chino como un viejo amigo, es particularmente claro sobre la “mentalidad demoníaca” de China. En su libro “Orden Mundial”, escribió que para muchos chinos, cuando se enteran que los países extranjeros instan a China a cumplir con las normas internacionales, instintivamente piensan en el hecho que China no tuvo voz en la elaboración de estas normas, y en realidad está cediendo al aceptarlas. Kissinger recordó amistosamente a las autoridades chinas la importancia de que China maneje bien su relación con Estados Unidos.

Sin embargo, cuando se trata de comprender las cuestiones relativas a los derechos de propiedad intelectual, el régimen chino siempre mantuvo y seguirá manteniendo su mentalidad demoníaca. El 1 de febrero, el día después de las negociaciones comerciales entre EE.UU. y China, el medio de comunicación chino Duowei News (con circulación impresa en EE.UU.), con sede en Beijing, publicó un artículo titulado “Lecciones aprendidas de la guerra comercial: Beijing ya no puede soportar la vergüenza de tener un cuchillo en el cuello”. El artículo acusa a Estados Unidos de tratar de mantener a China a raya lanzando la guerra comercial. Estados Unidos, alega el artículo, opera con una mentalidad hegemónica, que no difiere mucho de las potencias occidentales durante las Guerras del Opio; la opresión imperialista nunca llegó realmente a su fin. Para poder restaurar la dignidad de China algún día, Beijing debe seguir creciendo silenciosa y secretamente.

Se puede inferir que mientras China se suscriba a la “teoría de la opresión de la propiedad intelectual” y la creencia de que “Estados Unidos debería proporcionar los derechos de propiedad intelectual de forma gratuita”, China nunca acatará las leyes de propiedad intelectual de la comunidad internacional en las negociaciones sobre derechos de propiedad intelectual. En lugar de eso, es seguro que se demorará y postergará con la esperanza de que la política interna de Estados Unidos cambie y no sea favorable al presidente Trump. China probablemente esté pensando que si puede prolongar las negociaciones comerciales con Estados Unidos por dos años más, entonces es probable que un nuevo presidente ocupe la Casa Blanca. Incluso si China se ve obligada a aceptar ciertas disposiciones en los próximos dos años, solo será una medida temporal para que el Partido Comunista pueda comprar un poco más de tiempo.

He Qinglian es una reconocida escritora y economista china. Actualmente reside en Estados Unidos, es autora de “Las trampas de China”, que trata sobre la corrupción de la reforma económica de China en los años 90, y “La niebla de la censura: Control de la prensa en China”, que aborda la manipulación y restricción de la prensa. Escribe regularmente sobre temas sociales y económicos contemporáneos de China.

Los puntos de vista expresados en este artículo son las opiniones del autor y no reflejan necesariamente los puntos de vista de La Gran Época.

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Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan las opiniones de The Epoch Times

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