La disputa en Medio Oriente es por la religión, no por la tierra

Por Dennis Prager
25 de mayo de 2021 1:47 PM Actualizado: 25 de mayo de 2021 1:47 PM

Opinión

Si ha visto videos de ataques recientes contra judíos en la ciudad de Nueva York, Los Ángeles, Londres y otros lugares, es posible que se haya perdido un aspecto muy revelador de esos ataques. Casi siempre—como lo han estado durante décadas—acompañados de maldiciones como, «F —los judíos».

Ahora, dado que los perpetradores son casi siempre musulmanes—ya sean inmigrantes o hijos de inmigrantes de un país árabe u otro país musulmán—se presentan dos preguntas:

¿Por qué atacar a judíos estadounidenses, franceses o británicos? ¿Y por qué maldecir a «los judíos»? En otras palabras, dado que las guerras recientes han sido entre Hamás e Israel, ¿Por qué estos ataques fuera de Israel no son contra israelíes e instituciones israelíes? ¿Y por qué lanzar maldiciones a «los judíos»?

La respuesta es esta: Los musulmanes que buscan la destrucción de Israel lo hacen porque Israel es judío, no porque Israel ocupe Cisjordania o Gaza.

Primero, el mundo musulmán buscó la destrucción de Israel desde el día en que se estableció Israel en mayo de 1948, antes de que éste ocupara un centímetro de Cisjordania o Gaza.

Segundo, Israel no está ocupando Gaza. Israel se retiró completamente de Gaza hace 16 años.

Tercero, los palestinos rechazaron un estado propio cinco veces:

Rechazo No. 1: En 1937, la British Peel Commission ofreció a los árabes el 80 % del área geográfica conocida como Palestina. A los judíos se les ofreció el 20 %. Los árabes lo rechazaron.

Rechazo No. 2: En 1947, los árabes rechazaron el plan de partición de las Naciones Unidas.

Rechazo No. 3: En 1967, en el transcurso de la derrota en el intento de Egipto, Siria y Jordania de destruir a Israel, Israel conquistó a Cisjordania de Jordania, a Gaza de Egipto y a los Altos del Golán de Siria. La mayoría de los israelíes no tenían interés en retener Gaza o casi cualquier parte de Cisjordania, excepto Jerusalén Este, la ciudad judía en la cual los judíos han vivido durante 3000 años, desde 1400 años antes de que naciera Mahoma. Los palestinos, como se conoció a los árabes de Palestina, y todos los estados árabes rechazaron la partición y la paz.

Rechazo No. 4: En 2000, en Campo David, el primer ministro israelí, Ehud Barak, ofreció al líder palestino, Yasser Arafat, un estado palestino en toda Gaza y el 94 % de Cisjordania con Jerusalén Este como su capital. Sin embargo, Arafat rechazó la oferta. En palabras del presidente de EE. UU., Bill Clinton, Arafat estuvo «aquí 14 días y dijo que no a todo».

Rechazo No. 5: En 2008, Israel volvió a intentarlo. El primer ministro, Ehud Olmert, fue incluso más allá de lo que lo había hecho Ehud Barak, ampliando la oferta de paz para incluir tierras adicionales para endulzar el trato. Los palestinos dijeron no, de nuevo.

La razón de todos estos rechazos palestinos/árabes de un estado propio era que esto quería decir que todavía existía un estado judío en el Medio Oriente.

La disputa de Medio Oriente nunca ha sido por la tierra. Israel es del tamaño de Nueva Jersey. Es un poco más grande que El Salvador. Si fuera del tamaño de Manhattan, los palestinos y muchos estados musulmanes aún buscarían su destrucción. Hay 22 estados árabes en el Medio Oriente, pero no hay lugar para un estado judío. Incluso hay un estado con mayoría palestina: Jordania. El problema no es la tierra. El problema es la religión.

¿Por qué Irán está totalmente preocupado por destruir a Israel? Esto no tiene nada que ver con la solidaridad musulmana; a los iraníes les importan un comino los palestinos. Esto se trata completamente del odio a los judíos y al estado judío. Si los iraníes se preocuparan por sus compañeros musulmanes, estarían apuntando a China, la cual es acusada por Estados Unidos y otros países occidentales de cometer genocidio en contra de los uigures—un grupo étnico predominantemente musulmán que vive en China—un cargo que incluye la esterilización forzada de mujeres uigures.

Los occidentales quieren creer que se trata de la tierra—en parte porque ellos son seculares y piensan en términos seculares. Y en parte porque necesitan creer que la disputa es por la tierra. Solo así podrán culpar a Israel. Si se tratara de un deseo musulmán de destruir al estado judío, ellos ya no podrían culpar a Israel. Incluso peor: Ellos tendrían que culpar al fanatismo islamista.

Dennis Prager es un columnista y presentador de programas de entrevistas de radio sindicado a nivel nacional.


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Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan las opiniones de The Epoch Times

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