La economía del castillo de naipes de Beijing se desmorona

Por Fan Yu
14 de agosto de 2023 3:17 PM Actualizado: 14 de agosto de 2023 3:19 PM

Comentario

Hemos predicho muchas veces en esta publicación el inminente colapso económico de China. Pero en China nunca ha habido tantos torbellinos económicos causando estragos como hoy. La década de «patear la pelota» de Beijing puede estar llegando finalmente a su límite.

Los líderes del Partido Comunista Chino (PCCh) en la reunión del Politburó del mes pasado calificaron la economía del país de «tortuosa». Una descripción tan ominosa por parte de los cerebros del PCCh es sumamente infrecuente y sugiere que la situación sobre el terreno es aún más calamitosa.

Rebobinemos hasta el inicio del año 2023, cuando la mayoría de las principales publicaciones y los expertos económicos, predijeron un repunte en la economía ante el retiro del PCCh de las restricciones relacionadas con COVID, que habían durado años.

Pero ha ocurrido justo lo contrario.

Los consumidores no gastan. De hecho, China tiene el problema opuesto al que se enfrenta Estados Unidos: la deflación. Las estadísticas oficiales de julio informan que los precios al consumidor habían caído un 0.3% en comparación con el año anterior, tras permanecer estancados durante varios meses.

La deflación significa que hay escasez de demanda en la economía.

Además, eso se puede ver en varios frentes.

Las exportaciones chinas al resto del mundo cayeron en julio un 14.5%, el ritmo más pronunciado desde principios de 2020. Esta ha sido la tendencia desde hace un año completo, a pesar de dos meses de aumentos a principios de este año. La erosión de los lazos comerciales entre China, Estados Unidos y Europa refleja una especie de reinicio, dadas las tensiones políticas y el resultado de la deslocalización de la producción por parte de los fabricantes desde 2020. Las exportaciones a Estados Unidos cayeron un 23.1% en julio.

La caída de las exportaciones coincidió con un descenso de la actividad fabril, que se contrajo por cuarto mes consecutivo. Al mismo tiempo, las importaciones del país también cayeron un 12.4 % el mes pasado, impulsadas por una fuerte caída del crudo (20.8 %). Las importaciones de circuitos integrados, lo que no es de extrañar, también descendieron significativamente. Esto último refleja la debilidad de la demanda interna y nacional china, algo que el líder del régimen del PCCh, Xi Jinping, lleva años apuntalando sobre la mesa.

Hay falta de demanda económica, se mire por donde se mire.

El volumen de nuevos préstamos, según el Banco Popular de China, cayó en julio a su cantidad mensual más baja desde 2009 —hace más de una década— lo que es otro dato que apoya los fantasmas de deflación en la economía. Este resultado se produjo a pesar de una nueva baja en las tasas de interés promulgada en junio por el banco central para estimular este tipo de préstamos.

El enorme sector inmobiliario de China, que durante mucho tiempo ha sido un motor de crecimiento y ha llegado a representar el 30% de su PIB, vuelve a tambalearse.

Esta vez, el promotor inmobiliario Country Garden ha incumplido dos pagos de intereses de bonos, según informes de China continental. Aunque técnicamente tiene 30 días para remitir el pago antes de que se considere en mora, los problemas de liquidez de Country Garden son preocupantes tras el colapso hace dos años de Evergrande. Country Garden ha sido uno de los cinco promotores inmobiliarios más importantes de China según diversos criterios.

Durante las dos últimas décadas, China ha perseguido el crecimiento a toda costa, generando montones de deudas incobrables, proyectos de infraestructuras no rentables, departamentos vacíos y propiedades inmobiliarias comerciales, así como un exceso de oferta en múltiples sectores como la siderurgia y la fabricación, que ha utilizado para inundar el mundo de productos baratos.

El plan consistía en que la floreciente clase media china, su creciente estatura mundial, el continuo crecimiento de la población y la demanda interna acabaran por ocupar lo que ya se había construido. Así lo han manifestado los dirigentes del PCCh en los últimos años.

Pero no puede haber mayor desconexión entre los líderes del PCCh y la realidad sobre el terreno. El país se enfrenta a enormes problemas de desempleo. El desempleo urbano entre los jóvenes de 16 a 24 años alcanzó un nivel récord del 21% en junio, según los datos oficiales. Esta tasa triplica la de Estados Unidos. El panorama real del desempleo podría ser aún peor, ya que un erudito chino citado por Caixin, una revista de negocios de China continental, afirma que alrededor del 46% de los jóvenes chinos carecen de estudios o están desempleados.

El sector privado —incluidas las pequeñas y medianas empresas dirigidas por emprendedores— se ha reducido a su mínima expresión. La doctrina de «prosperidad común» del Sr. Xi de 2021, sirvió para frenar el crecimiento del sector privado. A algunas de las mayores empresas de tecnología de China, como Alibaba y Tencent, se les ha dicho que complazcan ante todo al Partido, a expensas de la innovación.

¿Y la legendaria clase media? Su riqueza, principalmente en forma de propiedades inmobiliarias, está a punto de desaparecer.

Ninguno de los sueños previstos por los líderes del PCCh se ha materializado. Estamos llegando a un momento en que la fachada económica está a punto de venirse abajo.


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Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan las opiniones de The Epoch Times

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