La Iniciativa de La Franja y la Ruta de China está en el centro de la política exterior y económica de Xi Jinping, como un componente importante del impulso del régimen de Beijing hacia la expansión global.
Hasta ahora, 139 países se han unido a los distintos componentes de la iniciativa, entre ellos La Ruta de la Seda Digital, La Ruta de la Seda de la Salud y La Ruta de la Seda Marítima.
La iniciativa de La Franja y la Ruta (BRI, por sus siglas en inglés) contiene una serie de programas de infraestructuras vinculados, que incluyen carreteras y puertos físicos, así como telecomunicaciones y banca. El modelo básico consiste en que los bancos estatales chinos prestan dinero a los países en desarrollo, los que utilizan esos fondos para pagar a las empresas chinas la construcción de sus obras.
La adhesión al BRI viene acompañada de la vaga promesa de que los proyectos del BRI aumentarán el producto interior bruto (PIB) de un país en una cantidad superior a la necesaria para pagar su deuda. Pero hasta ahora, la gran mayoría de los proyectos del BRI no han conseguido enriquecer a otros países. De hecho, la deuda del BRI está lastrando las economías de algunas de las naciones más pobres del mundo. El 23 por ciento de los países de La Franja y la Ruta han declarado que la deuda relacionada con el BRI está aumentando su deuda externa hasta niveles insostenibles.
El BRI enlaza 100 economías y seis corredores económicos:
Nuevo Puente Terrestre de Eurasia: Un enlace ferroviario a través de Kazajistán, Rusia, Bielorrusia y Polonia.
Corredor económico China, Mongolia, Rusia: Incluye enlaces ferroviarios y la carretera de la estepa, que conecta con el Puente Terrestre de Eurasia.
Corredor económico de China, Asia Central y Asia Occidental: Enlaza Kazajistán, Kirguistán, Tayikistán, Uzbekistán, Turkmenistán, Irán y Turquía.
Corredor Económico de China-Península de Indochina: Está formado por Vietnam, Tailandia, la República Democrática Popular de Laos, Camboya, Birmania (también conocida como Myanmar) y Malasia.
Corredor Económico China-Pakistán (CPEC): Se extiende desde la región china de Xinjiang hasta el puerto de Gwadar en Pakistán.
Corredor Económico China, Bangladesh, India y Myanmar.
Antes de la pandemia, el BRI ya estaba en un momento bajo debido a las crecientes críticas sobre la insostenibilidad de los proyectos anteriores, junto con la disminución de la inversión en nuevos proyectos. El optimismo se tambaleaba, ya que parecía que la mayoría de los proyectos del BRI no generarían un aumento del PIB suficiente para cubrir el servicio de la deuda. La joya del BRI, el Corredor Económico China-Pakistán (CPEC), es un buen ejemplo. El CPEC lleva siete años y tiene construido menos de un tercio. Hasta ahora, el CPEC no ha logrado aumentar el PIB de Pakistán como para pagar los intereses de los préstamos de China.
Actualmente, con la pandemia de COVID-19 afectando a las economías de todo el mundo, la rentabilidad potencial incluso de los mejores proyectos del BRI parece menos probable. Es posible que los países no reanuden esos proyectos o que esperen hasta que se produzca una recuperación económica completa para volver a ponerlos en marcha, lo que podría llevar años.
Los bancos centrales de dos tercios de los países de La Franja y la Ruta dijeron que la pandemia ha tenido un impacto negativo en el progreso de los proyectos del BRI. Uno de los problemas es que diversos países adoptaron diferentes medidas de cierres de distinta duración e intensidad. Esto hizo imposible la planificación, por lo que las interrupciones de la cadena de suministro son frecuentes e imprevisibles.
Hasta ahora, China ha invertido más de 500,000 millones de dólares en proyectos del BRI, prestando dinero a naciones en desarrollo de África, Asia y América Latina. China y todos los demás países del Grupo de los 20 ampliaron una moratoria de la deuda a los prestatarios más pobres, por un total de unos 16,500 millones de dólares en pagos de préstamos aplazados. Durante la pandemia, muchos de esos países promulgaron medidas de estímulo económico, que aumentaron su deuda nacional, así como el riesgo de impago. Si esas naciones no devuelven sus préstamos del BRI, los préstamos morosos de China que ya se encuentran en niveles récord, aumentarán drásticamente.
La pandemia aceleró una tendencia de los países a cancelar los proyectos del BRI. En 2018, Malasia canceló el East Coast Rail Link (ECRL) y dos gasoductos, el Multi-Product Pipeline (MPP), y el Trans-Sabah Gas Pipeline (TSGP). Pakistán canceló en 2019 una planta de carbón del BRI de 2000 millones de dólares y redujo los préstamos para la construcción de un nuevo ferrocarril en 2000 millones de dólares. Birmania recortó en 6000 millones de dólares su préstamo para el puerto de aguas profundas Kyauk Pyu, respaldado por China. Sierra Leona canceló un aeropuerto de 400 millones de dólares.
Otra amenaza a la que se enfrenta la materialización de los proyectos del BRI es que muchos de los contratos tienen cláusulas de fuerza mayor, que pueden proteger a los contratistas o a los prestatarios. Este mayor riesgo de reembolso se produce en un momento en el que China todavía se está recuperando de sus propias medidas de confinamiento, que cerraron fábricas y puertos. China sufre la misma interrupción de las cadenas de suministro que el resto del mundo, lo que dificulta la fabricación y la recuperación.
China ya prestó 520,000 millones de dólares a más de 150 países, lo que supone una cuarta parte del total de préstamos bancarios a países en desarrollo. Antes de la pandemia, 23 países del BRI ya estaban endeudados. Se espera que muchos de los países del BRI pidan la condonación o reestructuración de sus préstamos como resultado de la pandemia.
El régimen chino estima que el 20 por ciento de los proyectos del BRI se han visto gravemente afectados por el COVID-19. Así mismo los cierres por la pandemia no han hecho más que acelerar una tendencia a la disminución de la inversión en el extranjero y a la ralentización del BRI que ya estaba en marcha desde hace varios años. El crecimiento interanual de la inversión china en el extranjero alcanzó un máximo del 49.3 por ciento en 2016 y desde entonces ha estado en declive. Se redujo un 23 por ciento en 2017, otro 13.6 por ciento en 2018 y se mantuvo relativamente invariable en 2019.
En 2020, las inversiones chinas en el extranjero en los países del BRI fueron un 54 por ciento menos que en 2019. Los préstamos morosos de China ya se sitúan en 1.5 billones de dólares, mientras que la deuda pública total se sitúa en el 270 por ciento del PIB, incluida la deuda externa de 2.4 billones de dólares.
La guerra comercial entre Estados Unidos y China ya había dañado la economía china, y los cierres provocaron más retracciones. Solo a principios de 2020, más de 240,000 empresas se declararon en quiebra. En consecuencia, el Partido Comunista Chino (PCCh) se está centrando tanto en la reactivación de la economía interna de China que es posible que no tenga los recursos ni la motivación para retomar La Franja y la Ruta.
La materialización del BRI parece mucho menos probable que en 2013, cuando Xi Jinping, y gran parte del mundo, creían que un orden mundial liderado por el PCCh era algo inevitable. Con el desmantelamiento del BRI, los planes del PCCh de suplantar a Estados Unidos como potencia dominante del mundo han sufrido un duro revés.
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Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan las opiniones de The Epoch Times
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