La guerra rusa contra Ucrania afectará a la estrategia global y alterará el panorama político y de seguridad en el Indo-Pacífico durante las próximas décadas, según expertos en defensa y seguridad.
«La guerra de Putin contra Ucrania es como los ataques terroristas del 11 de septiembre», dijo Yasuhiro Matsuda, profesor de política internacional en la Universidad de Tokio, durante una reciente entrevista con el Instituto Hudson, un think tank con sede en Washington.
«Cambiará el mundo».
Matsuda dijo que el líder del Partido Comunista Chino (PCCh), Xi Jinping, compartía un punto de vista con el líder ruso, Vladimir Putin, y que ambos creían que Occidente estaba en decadencia y, en última instancia, era inútil para sus objetivos.
Matsuda dijo que temía que las creencias de Xi se volvieran más extremas, como aparentemente lo han hecho las de Putin, con la edad y el aislamiento, y porque el líder chino emulaba personalmente a Putin.
«Creo que su visión del mundo podría volverse más y más extrema», dijo Matsuda.
«La dictadura personal es muy peligrosa», añadió, señalando la cantidad de control que Xi tenía personalmente sobre China.
Matsuda continuó diciendo que, aunque Xi emuló a Putin en su gobierno de China, ahora probablemente se vio sorprendido por el fracaso ruso en Ucrania, por el que China probablemente esté sufriendo un daño de reputación debido a su apoyo a Rusia.
«Esta vez, Xi Jinping está un poco decepcionado por Putin porque la actuación de los militares rusos es muy mala… Xi Jinping apostó por la apuesta de Putin, pero no tuvo éxito», dijo Matsuda.
Asociación
Xi teme que China esté siendo cercada por la influencia de Estados Unidos en Japón y Corea, y a través de asociaciones de seguridad como AUKUS, un pacto de seguridad trilateral entre Estados Unidos, Gran Bretaña y Australia, dijo Matsuda.
Por esta razón, es probable que Xi mirara a Rusia para resistir las presiones diplomáticas y económicas de Estados Unidos, ya que podría utilizar la guerra de Rusia en Ucrania para desviar los recursos aliados del Indo-Pacífico hacia Europa.
Esta es una de las razones, dijo Matsuda, por las que Xi ha abandonado aparentemente el valor fundamental del PCCh de la soberanía nacional y ha permitido la invasión de Ucrania, a pesar de que China firmó previamente un tratado en el que se comprometía a defender a Ucrania en caso de un ataque nuclear.
Según Matsuda, Putin no habría tenido la suficiente confianza para invadir Ucrania sin saber que el PCCh apoyaría tácitamente la invasión. También se ha reportado que funcionarios chinos pidieron explícitamente a las autoridades rusas que pospusieran la invasión de Ucrania hasta el final de los Juegos Olímpicos de Invierno de 2022.
A pesar de los fracasos militares rusos en Ucrania y de las crecientes condenas de los supuestos crímenes de guerra rusos, los dirigentes chinos reafirmaron recientemente que Rusia es su principal «socio estratégico».
El PCCh también se comprometió a comprar gas natural con rublos e introdujo a Rusia en los sistemas bancarios chinos para ayudar a aliviar el peso de las sanciones occidentales.
Sin embargo, a pesar del aparente esfuerzo por dividir la atención de Occidente, el Pentágono declaró que el Indo-Pacífico seguía siendo su escenario de operaciones prioritario.
La lucha por Taiwán
El PCCh sostiene que la isla de Taiwán es una provincia separatista y debe ser unida por la fuerza, si es necesario, con el continente. Sin embargo, la isla ha tenido un gobierno propio desde 1949 y nunca ha sido controlada por el PCCh.
Las tensiones por la posible invasión de Taiwán por parte del PCCh han hecho temer una guerra entre potencias nucleares, ya que es posible que Estados Unidos se una a una guerra para defender la continuidad de la independencia de facto de Taiwán.
Durante un reciente debate sobre la guerra en Ucrania y sus implicaciones para el Indo-Pacífico, organizado por el Center for a New American Security, un think tank centrado en la defensa, los expertos abordaron la cuestión de cómo Ucrania estaba dando forma a la estrategia del Indo-Pacífico y la dificultad de calibrar cómo las luchas de los militares rusos en Ucrania estaban influyendo los planes de Xi para Taiwán.
«Creo que es imposible para nosotros, desde fuera, determinar las compensaciones en la mente de Xi Jinping», dijo Ashley Tellis, miembro principal de la Fundación Carnegie para la Paz Internacional, un think tank con sede en Washington.
«Mi propio instinto es que se le recordará más claramente que antes los riesgos de lo que supone una potencial invasión».
Para ello, Tellis dijo que era vital que Estados Unidos se asegurara de que Taiwán tuviera suficientes capacidades militares para convencer a Xi de que una lucha no valdría la pena.
«La única manera de reforzar la disuasión entre China y Taiwán es asegurarse de que las capacidades defensivas [de Taiwán] aumenten», dijo Tellis. «Ya sea que esas capacidades se incrementen unilateralmente o a través de la ayuda de Estados Unidos. Eso es lo único que mantiene el equilibrio».
Tellis añadió que la construcción de un sentido robusto de «nacionalismo taiwanés» y una «capacidad de resistencia a China» eran las dos variables que podrían aumentar de forma realista el coste para China en caso de guerra.
«Independientemente de lo que piense Xi, objetivamente simplemente le dificultamos la búsqueda de la unificación por la fuerza», dijo Tellis.
En relación con esto, Tellis dijo que Estados Unidos se enfrenta ahora a un reto global para mantener su apoyo al orden liberal internacional frente a la agresión del PCCh y de Rusia.
Para ello, dijo, la capacidad de Estados Unidos de disuadir a China y Rusia, y de equilibrar la paz en todo el Indo-Pacífico, podría ser la prueba que haga o deshaga su estatus de nación más poderosa del planeta.
«Afecta a nuestra visión de cómo vemos nuestro propio papel en el mundo», dijo Tellis.
«Si no lo hacemos bien, creo que nuestro estatus de superpotencia queda abierto al debate».
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