La historia de Sun Simiao (Parte 5): medicina, práctica de cultivación y virtud

Por Minghui.org
11 de abril de 2021 5:18 PM Actualizado: 13 de abril de 2021 11:14 AM

En tiempos de pobreza y dificultades, Sun Simiao siempre mantuvo su virtud y sus principios. Así fue como logró la iluminación y la sabiduría. También siempre practicó la amabilidad, lo que naturalmente le dio resultados favorables.

Siguiendo las leyes celestiales y apreciando la virtud

Reconocidos eruditos como Song Zhiwen, Meng Shen y Lu Zhaolin respetaron a Sun y lo trataron como maestro.

Lu, un famoso poeta de la dinastía Tang, aprendió superación personal, astronomía y medicina de Sun Simiao. Lu le preguntó: «Cuando un gran médico trata enfermedades, ¿cómo lo hace?».

Sun respondió: “Una persona buena que sigue las leyes celestiales puede atender asuntos de la gente común. Alguien que entiende bien el cuerpo humano también tiene que obedecer las leyes celestiales. Las cuatro estaciones y los cinco elementos se alternan constantemente en ciclos. Las leyes celestiales tienen diversas manifestaciones: armonía como en la lluvia, ira como en el viento, condensación en la escarcha o la niebla, y demostración como el arcoíris.

“De manera similar, un ser humano tiene cuatro extremidades y cinco órganos internos. El cuerpo se mueve durante el día y descansa por la noche, tomando esencia y energía mientras descarga los desechos. Así es como funciona un cuerpo humano. Estamos hablando de yin y yang. De hecho, el cuerpo humano funciona de manera similar a los cielos, y los dos están conectados. Es decir, el yin y el yang del cuerpo humano son esencialmente los mismos que en la naturaleza. Cuando el cuerpo humano está desequilibrado, surgirán síntomas anormales en la superficie, teniendo la causa raíz dentro del cuerpo.

“Es lo mismo con el cielo y la tierra. Cuando las estrellas se desvían de su camino, el movimiento del sol o la luna no está coordinado y puede ocasionar un clima atípico que podría secar los ríos. Esto es causado por la desviación de las leyes celestiales.

“Por lo tanto, cuando un buen médico trata a los pacientes, limpia con hierbas y sana con agujas [de acupuntura]; cuando un sabio ayuda en el mundo, guía con virtud y ayuda en los asuntos gubernamentales para que todo regrese a las leyes celestiales y al camino recto. Es decir, los problemas físicos pueden aliviarse y los desastres en la naturaleza pueden evitarse. Un gran médico cura la enfermedad antes de que aparezca; un médico promedio cura la enfermedad antes de su inicio; un médico mediocre la cura después de que aparece».

También señaló: “Un buen médico ayuda al mundo y salva a las personas sin perseguir fama o fortuna. Actúa con decisión y da atención a los detalles. Su mente tiene sabiduría y flexibilidad, y sus modales son rectos. Permanece inamovible ante una ganancia material y no se arrepiente por mantener una buena conducta”.

Sun consideraba que la virtud era lo más importante para un médico. Dijo que el motivo de una persona para aprender medicina debería ser puro. Uno debe tener un alto nivel moral y creer que «la vida humana es lo más importante», debe «tener la determinación de salvar y ayudar a las personas». En el artículo «Un gran médico es dedicado y sincero», Sun escribió:

“Cuando un gran médico cura la enfermedad debe permanecer tranquilo y determinado, sin deseo ni búsqueda. Prometió salvar a todas las personas con gran compasión, independientemente de su nivel social, riqueza, edad, profesión, enemistad, amistad, etnia o nivel de inteligencia. Es decir, todos ellos deberían ser tratados de la misma manera, como nuestros familiares más cercanos».

También escribió: “La vida humana es preciosa y vale mil piezas de oro (qianjin). Si uno puede salvar una vida con una receta, el mérito está más allá de eso”. Por lo tanto, todos sus libros tenían qianjin en sus títulos. También dio un ejemplo al escribir recetas para tratar enfermedades comunes en una estela cerca de su residencia, para que las personas pudieran usarlas en sus terapias sin tener que pagarle.

Basado en la unidad del cielo, la tierra y la humanidad, Sun enfatizó que una persona debe cultivarse a sí misma y apreciar la virtud. Cuando un estudiante le preguntó cómo se podía cultivar y mejorar el carácter, Sun respondió: “El cielo tiene altibajos y una persona tiene buenos y malos momentos. Si una persona no es prudente, no se le puede ayudar. Es decir, la construcción del carácter comienza con la precaución. La precaución está enraizada en el miedo. Sin temor, un estudiante puede desatender sus deberes, un agricultor puede aflojar al sembrar la tierra, un trabajador puede descuidar sus habilidades, un comerciante puede no intercambiar bienes, un hijo puede no obedecer a su padre, un padre puede no cuidar a su hijo, un oficial puede no cumplir con su deber y un rey puede no gobernar a su país. Por lo tanto, uno le teme al dao, a los cielos, luego al ambiente, a las personas y a uno mismo».

Sun pensaba que una persona debía seguir las leyes celestiales, cultivar la virtud y acumular bondad, y al hacerlo así, tendría un corazón compasivo y sería bendecida con salud y longevidad. Con una mente compasiva, uno no tendría enfermedades internas o externas. Si la mente de uno no es amable, incluso las mejores medicinas no podrían garantizar la longevidad. Si uno comete actos que van en contra de las leyes celestiales, ninguna medicina le ayudará. Por lo tanto, lo más importante para una persona es cultivar la virtud.

Historia y profecía

A Wei Zheng, un canciller de la dinastía Tang, se le dijo una vez que trabajara con otros funcionarios para recopilar libros de historia sobre las Dinastías del Norte y del Sur (particularmente de Liang, Chen, Qi del Norte y Zhou del Norte), así como de la dinastía Sui, que abarcó más de 100 años. Para evitar errores u omisiones, consultó a Sun muchas veces para resolver sus dudas. Sun le contó oralmente los detalles, como si la historia se desarrollara frente a él. Las personas que sabían sobre eso estaban muy impresionadas.

Sun Chuyue, uno de los funcionarios de alto rango de la dinastía lo visitó con sus cinco hijos. Sun Simiao predijo que entre sus hijos, Sun Jun sería el primero en destacar, mientras que Sun You sería reconocido más tarde. Además, el rango de Sun Ting sería el más alto en comparación con los demás, pero que tendría problemas a causa de su poder militar. Con el tiempo, todas estas predicciones se hicieron realidad.

Lu Qiqing, un joven asistente del príncipe, le preguntó a Sun Simiao sobre ética. “Dentro de 50 años obtendrás un título noble y mi nieto trabajará para ti. Por favor, trátalo con respeto», respondió Sun.

Años después, Lu se convirtió en el gobernador de Xuzhou, mientras que el nieto de Sun, Sun Pu, fue magistrado del condado de Xiao bajo su mando. Cuando Sun Simiao hizo esta recomendación ya conocía el futuro de su nieto Sun Pu, aunque él aún no había nacido.

Conociendo bien el pasado y el futuro, Sun tenía un gran interés en el dao y lo cultivó durante toda su vida. También era bueno en astrología así como vaticinando profecías y le ocurrieron muchos incidentes milagrosos. El emperador Taizong de la dinastía Tang lo elogió así:

“Al abrir un sendero y pavimentar un camino,

eres el principal maestro de la medicina;

Al brindar asistencia a los seres divinos,

equilibras el yin y el yang de las cuatro estaciones.

Al guiar a los dragones e instruir a los tigres,

ayudas a los necesitados y salvas a los que están en peligro;

Grandioso y magnífico, eres un ejemplo a seguir durante cien generaciones”.

Obteniendo el dao y volviendo al origen

Sun suspiraba con desilusión al ver a personas comunes en la búsqueda de la fama y las ganancias a través del engaño, que conseguían sus fortunas por la fuerza, ya que esa avaricia e indulgencia conducirían a su destrucción. Sabía que al cultivar la virtud, uno recibiría bendiciones y longevidad sin tener que buscarlas.

Explicó que una persona tenía tres dones al nacer: jing (esencia), qi (energia) y shen (espíritu). Estos tres dones trabajan juntos para formar una protección multicada contra la crueldad externa, mientras nutren la vida. Entre ellos, el yuan shen (espíritu principal) proviene de lo divino y dirige verdaderamente a una persona. Por lo tanto, el yuan shen, tiene el carácter divino de santidad, pureza y bondad. Además, cuando el nivel del yuan shen es más alto, sus partículas son más microscópicas, su energía es más poderosa y proporciona la mejor protección para la vida de cada persona.

A pesar de su origen y poder divinos, el yuan shen a menudo está restringido por el karma junto con pensamientos de egoísmo y crueldad. Como resultado, el yuan shen se vuelve incapaz de proteger completamente la vida. Si una persona aprecia la virtud y elimina los malos pensamientos como el egoísmo, los celos y la mentalidad de lucha, el poderoso poder del yuan shen se manifestaría para proteger la vida de la persona. Por lo tanto, apreciar la virtud puede mejorar las capacidades del yuan shen de una mejor manera que la mejor medicina.

El siguiente paso para mejorar la salud es la práctica de la cultivación, que tiene un estándar más alto y requiere que uno aprecie aún más la virtud. Al final, Sun se convirtió en un ser iluminado.

Un día, durante el primer año del período Yongchun de la dinastía Tang (682 d. C.), Sun se levantó temprano, se bañó, se sentó derecho y se vistió bien. Después de decirle a su familia que «sería elevado al lugar de la nada y serviría en la tierra divina», perdió el aliento poco después. Pero su apariencia no cambió, incluso después de más de un mes. Cuando su familia colocó su cuerpo en un ataúd, era tan liviano como una prenda de vestir. Esto se debe a que su cuerpo verdadero había ascendido a los cielos en el proceso de shi jie (desaparición del cuerpo), que se explica en Yun Ji Qi Qian, un libro daoísta de la dinastía Song.

En el pasado existían dos formas principales para que las personas obtuvieran el dao y completaran su práctica de cultivación. La primera era bai ri fei sheng, o elevar el cuerpo a plena luz del día, lo que hizo Huang Di, o el Gran Emperador Amarillo, cuando se alejó en un dragón. La segunda forma era shi jie, que hizo Sun Simiao cuando su cuerpo real ascendió a los cielos.


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