Opinión
Como he señalado repetidamente, el liberalismo y el izquierdismo prácticamente no tienen nada en común. De hecho, el izquierdismo es enemigo del liberalismo, tal cual lo han llegado a reconocer un puñado de liberales como el antiguo escritor del New York Times, Bari Weiss y el exintegrante de The Young Turk, Dave Rubin, entre otros.
La izquierda nunca ha creído en la libertad de expresión y ha reprimido la disidencia allí donde ha asumido el poder. La libertad de expresión es un pilar del liberalismo y siempre ha abrazado la disidencia.
La izquierda rechaza el trato igualitario entre las razas. El trato igualitario entre las razas es el ideal racial liberal.
La izquierda apoya la segregación racial, como los dormitorios exclusivos para los negros y las graduaciones exclusivas para personas negras. Los liberales siempre han abogado por la integración racial.
La izquierda siempre ha detestado el capitalismo. Los liberales siempre fueron los principales defensores del capitalismo, reconociendo que solo el capitalismo ha sacado de la pobreza a miles de millones de personas.
La izquierda siempre ha sido antiisraelí. Los liberales siempre han sido fervientes partidarios de Israel.
La izquierda siempre ha despreciado a Estados Unidos. Los liberales amaban este país. Un liberal escribió «Dios bendiga a América». Ningún izquierdista escribiría una canción así.
Los izquierdistas quieren desfinanciar a la policía. Ningún liberal lo hace.
La lista de diferencias entre los ideales liberales e izquierdistas es tan larga como la lista de posiciones de izquierda.
Sin embargo, son los liberales quienes mantienen a la izquierda en el poder. Si no fuera por el voto liberal, la izquierda no tendría poder.
¿Por qué los liberales votan a la izquierda? ¿Por qué los liberales votan por aquellos que desprecian prácticamente todo lo que ellos, los liberales, aprecian?
Frente a este despropósito lo que se muestra irónico es que son los conservadores quienes ahora protegen prácticamente todos los valores liberales. Son los conservadores quienes buscan preservar la libertad de expresión, la integración racial, el amor por Estados Unidos, un Israel fuerte y el capitalismo.
Entonces, ¿por qué los liberales votan por la izquierda, por las mismas personas que desprecian a los liberales y sus valores?
Hay dos razones principales.
Uno es el lavado de cerebro. A los liberales se les lava el cerebro desde la infancia para que crean que la derecha es su enemiga y que «pas d’ennemis a gauche» (no hay «enemigos en la izquierda»). Es por eso que no existe una posición de izquierda, no importa cuán destructiva o vil sea, que pueda impulsar a un liberal a votar por los republicanos o identificarse con los conservadores.
La segunda razón es el miedo. Los liberales temen perder amigos e incluso familiares si no votan a los demócratas o si critican públicamente a la izquierda. Y este no es un miedo irracional.
América y Occidente están siendo destruidos por la izquierda. Pero esta destrucción de las universidades, las escuelas secundarias, el arte y la música, el periodismo y la libertad misma no podría tener lugar si no fuera por los liberales.
El destino de Estados Unidos y Occidente está en gran parte en manos de los liberales. Simplemente no hay suficientes izquierdistas para destruir nuestras instituciones más veneradas. Necesitan liberales que sirvan como compañeros de viaje para lograr sus fines.
Si el experimento estadounidense fracasara, y puede que eso suceda, es porque quienes se están perfilando con falta de coraje, los liberales, lo habrán hecho posible.
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Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan las opiniones de The Epoch Times
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