La vida después del dolor, la tortura y la represión, según testimonio de una prisionera de conciencia

24 de octubre de 2016 11:52 AM Actualizado: 02 de diciembre de 2016 6:49 PM

Zhen es una mujer refugiada en Canadá que vivió su tiempo más sombrío encerrada en un campo de trabajo forzado en China, simplemente por negarse a renunciar a una creencia que le hizo comprender el sentido de la vida y le brindó una visión más amplia sobre el universo.

Solo después de seis meses viviendo en Canadá, Zhen Dong dejó de mirar hacia atrás todo el tiempo y preguntarse si la persona a sus espaldas sería un agente de las fuerzas de seguridad que vendría a secuestrarla.

Cuando vivía en China, Zheng fue secuestrada  cuatro veces y torturada en un campo de trabajo forzado entre los años 1999 y 2001, antes de que lograra huir a Canadá.

Mucho tiempo le llevó comprender que al régimen chino no le importaba si Falun Dafa –disciplina espiritual de la Escuela Buda basada en Verdad, Benevolencia, Tolerancia- era inocente. El Partido Comunista chino (PCCh) simplemente quería acabar con esta creencia, a cualquier costo para el pueblo chino o la nación.

En 1999, el ex cabecilla Jiang Zemin prohibió Falun Dafa y comenzó un intenso esfuerzo por difamar la disciplina. Hubo arrestos esporádicos antes de eso, pero de la noche a la mañana se puso en marcha una campaña masiva de persecución.

Crónica de los secuestros

El primer arresto de Zhen fue el 22 de julio de 1999, dos días después de que comenzara la persecución. Ella trató de volar directamente a Beijing para apelar, pero la policía ya la había identificado como una organizadora, debido a que siempre llevaba al parque la música para practicar los ejercicios de Falun Dafa. Esto era en un parque de Guangzhou, provincia de Guangdong, donde se reunían al menos 6.000 personas a hacer los 4 ejercicios de pie y la meditación sentada, complemento de las enseñanzas de Falun Dafa para purificar el cuerpo y mejorar la salud.

Ella tenía 23 años en ese momento y era el último año de sus estudios de posgrado en literatura inglesa. Para Zhen era absurda la idea de que el gobierno tratara de forzar a ella y a otros a que abandonaran Falun Dafa.

En total pasó casi dos años entre centros de detención y campos de trabajo forzado. Su último arresto se produjo una noche cuando estaba visitando a unos amigos compañeros practicantes de Falun Dafa. Eran cinco personas, a punto de cenar y la policía lo llamó una “reunión ilegal” y la arrestó por “perturbar el orden social”.

Esa fue la última vez que Zhen vio a muchos de sus amigos. Ellos fueron enviados a diferentes centros de detención y campos de trabajo forzado, donde algunos de ellos perdieron la vida.

Durante su cautiverio, Zhen fue golpeada severamente y torturada en formas que no creía que fueran posibles y nunca imaginó que pudiera haber tantas maneras de torturar a una persona.

“En ese momento, yo estaba un poco asustada…pensé que si moría allí mi familia nunca sabría dónde había muerto y cuál había sido la causa”, recuerda. Zhen, quien considera que tuvo suerte, ya que muchos otros no sobreviven y la historia de su muerte permanece oculta al mundo.

Ahora creo que el cabello de una persona puede volverse blanco de la noche a la mañana debido a la presión y a la tortura

Durante gran parte de los casi dos años que pasó en prisión, Zhen estuvo en un campo de trabajo forzado en una isla y sus días consistían en 16 horas haciendo flores de plástico para exportación.

“Muy mala comida, muy pocas horas de sueño, muchas horas de trabajo, esa es la vida en un campo de trabajo forzado”, expresó.

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Un recuerdo que guarda en su memoria es cuando el familiar de un practicante entró de contrabando una copia de Zhuan Falun a la cárcel. Este libro es el texto principal de Falun Dafa. “Eso fue muy importante para nosotros”, dijo Zhen.

El libro fue finalmente incautado por un guardia de la prisión, lo que llevó a que 10 practicantes entraran en una huelga de hambre. Cuando llevaban una semana de huelga, Zhen desistió porque había amenazas de alimentación forzada, un procedimiento violento que a menudo resulta en heridas internas.

“Tenía a un compañero practicante y él fue la primera persona que murió en Guangzhou debido a la alimentación forzada. Su nombre era Gao Xianmin…Tenía miedo de que algún otro desastre pudiera pasar, así que renuncié a la huelga de hambre, pero tres de mis amigos no desistieron”.

Después de la alimentación forzada, estaban cubiertos de sangre. Fue entonces cuando Zhen vio algo que no creía posible: el cabello de uno de sus amigos se volvió blanco durante la noche. “Ahora creo que el cabello de una persona puede volverse blanco de la noche a la mañana debido a la presión y a la tortura”, dijo llorando.

Finalmente Zhen fue puesta en libertad cuando sus familiares firmaron un contrato con la prisión de que iban a supervisarla fuera del campo de trabajo forzado y evitar que practicara Falun Dafa.

Ella considera que algunas personas en China todavía no se dan cuenta de la naturaleza del Partido Comunista Chino, el régimen que gobierna el país. El PCCh tiene la policía, los tribunales y una fuerza masiva de seguridad. Pero para aquellos que sí se dan cuenta de la naturaleza siniestra de este régimen, expresarse libremente es una perspectiva aterradora.

De este modo, según Zhen, el resultado es este: los chinos viven sus vidas con miedo, evitando la ira del régimen, obedeciendo cualquier cosa que diga el gobierno, tratando de actuar de la manera que se supone deben actuar, pensando de la forma en que se supone deben pensar.

“La libertad y la democracia son como el aire para todo el mundo, todos lo necesitamos, pero es lamentable que en China, ellos no la tengan”, se lamentó Zhen, quien vivió este infierno en carne propia.

Entrevista original aquí

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