La virtud de respetar a los ancianos como dice el “Clásico de los Tres Caracteres”

05 de julio de 2017 11:54 PM Actualizado: 08 de noviembre de 2017 3:22 PM

El Clásico de los Tres Caracteres, o San Zi Jing, es el texto clásico chino más conocido para los niños. Escrito por Wang Yinlian (1223-1296) durante la dinastía Song, ha sido memorizado por generaciones de chinos, jóvenes y viejos. Hasta los años 1800s, era el primer texto que cada niño estudiaba.

Los versos rítmicos, cortos y simples de Los Tres Caracteres del texto permitieron una fácil lectura y memorización. Esto facilitó a los niños aprender sobre personajes comunes, estructuras gramaticales, lecciones de la historia china y sobre todo cómo comportarse.

El “Clásico de los Tres Caracteres” dice:

El que es hijo de un hombre,
cuando es joven,
debe unirse a sus maestros y amigos,
para aprender modales y decoro.

A los nueve años, Xiang,
podía calentar la cama (de sus padres).
Devoción filial hacia los padres,
es a lo que debemos aferrarnos.

A los cuatro años, Rong,
podía ceder las peras (más grandes).
Comportarse como hermano menor hacia los adultos,
es una de las primeras cosas a saber.

En los dos últimos artículos de esta serie, aprendimos sobre el desafiante, pero importante papel de los padres en la crianza de los hijos.

Pero se necesitan dos manos para aplaudir y los niños también deben aprender el desafiante pero importante deber de respetar a los adultos.

El respeto a los ancianos está profundamente arraigado en la cultura china. Toma muchas formas incluyendo devoción filial hacia nuestros padres, obediencia hacia nuestros maestros y deferencia hacia los mayores.

Pero ¿por qué deberíamos hacer el esfuerzo de respetar a nuestros anciamos? El siguiente cuento folklórico bien conocido proporciona una razón convincente.

‘¡Vuelve en cinco días!’

Zhang Liang (siglo III – 186 a. C) fue un brillante estratega militar de la Dinastía Han Occidental. Sus contribuciones permitieron a Liu Bang unificar a China bajo la Dinastía Han y fue conocido como uno de los “Tres Héroes de la Dinastía Han”.

Según la leyenda, los logros históricos de Zhang Liang no habrían sido posibles si no fuera por su gran tolerancia y respeto hacia un hombre mayor.

Respetar a los ancianos requiere las virtudes de tolerancia, paciencia, sacrificio y madurez.

Un día invernal el joven Zhang Liang caminaba sobre un puente cuando vio a un anciano de pie en la cabecera del puente. Éste lanzó intencionalmente uno de sus zapatos y le dijo a Zhang: “Chico, alcánzame mi zapato”.

Por extraño que fuera esto, Zhang no vaciló mientras caminaba por la orilla del río y recogió el zapato. Pero cuando trató de pasarle el zapato, el anciano en su lugar ofreció su pie a Zhang. Ahora ayúdame a ponerme el zapato, le ordenó.

A pesar de las exigencias desconsideradas del anciano, Zhang se inclinó humilde y respetuosamente. El anciano se echó a reír y dijo: “¡Hijo mío, ciertamente vale la pena enseñar! En cinco días, espérame aquí al amanecer”.

Cinco días después justo cuando al sol se veía en el horizonte, Zhang regresó al puente, pero encontró al viejo esperando. “¿Cómo puedes mantener a un anciano esperando? Le reprendió. Te daré otra oportunidad. ¡Vuelve en cinco días y no llegues tarde!”

Cinco días después Zhang llegó al puente otra vez antes de que el sol saliera. Sin embargo encontró al anciano nuevamente esperándole. “¿Por qué te retrasas?” Gritó el anciano. “¡Vuelve en cinco días!”

Pasaron cinco días más y Zhang no se arriesgó; a medianoche ya estaba esperando en el puente. Unos minutos más tarde, el anciano llegó. Sonriendo, le entregó un libro. “Este es un manual raro y valioso. No he podido encontrar a un dueño joven adecuado para él hasta ahora. ¡Úsalo con sabiduría!”

El viejo resultó ser Huang Shigong, uno de los cuatro sabios legendarios en el Monte Shang, y el libro que Zhang recibió fue un precioso manual de estrategia militar: El arte de la guerra de Taigong. Zhang estudió el libro asiduamente y dominó su contenido, con el tiempo estableció su lugar en la historia como un talentoso estratega militar.

“Aquel, que es hijo de un hombre, cuando es joven, debe unirse a sus maestros y amigos para aprender modales y decoro».

Nuestros ancianos tienen el beneficio de años de experiencia y sabiduría que debemos respetar y aprender. Parte de su experiencia surge de los errores que ellos mismos han cometido y su conocimiento puede protegernos de cometer los mismos errores.

Además, con su profundidad de experiencia y conocimiento, nuestros ancianos son a menudo capaces de diferenciar el trigo de la paja. El anciano sabio que puso a prueba la tolerancia y determinación de Zhang vio que él estaba muy por encima de la juventud común, exaltada y perezosa. Su carácter admirable le hizo confiar en que era la persona adecuada para impartir su valioso conocimiento.

Respetar a los ancianos requiere las virtudes de tolerancia, paciencia, sacrificio y madurez. Al igual que Zhang Liang, aquellos que poseen estas virtudes en abundancia están equipados para llegar muy lejos en sus vidas.

Respetar a los padres con devoción filial

A los 9 años, Xiang, podía calentar la cama (de sus padres). Devoción filial hacia los padres es a lo que debemos aferrarnos. – “Clásico de los Tres Caracteres”

Todos los ancianos deben ser respetados, pero cuando se trata de los propios padres, se espera que uno vaya más allá de la obediencia fundamental y muestre devoción filial.

El filósofo confuciano Zeng Zi dijo una vez: “El cuerpo es dado por los padres. ¿Cómo no ser respetuosos con las cosas dadas por nuestros padres?” Nuestros padres nos dieron la vida, y es nuestra obligación moral el devolver ese regalo con devoción filial.

La devoción filial es una virtud tan esencial en la cultura china que hay todo un texto confuciano dedicado a ella. Se espera que la gente sea fiel a sus padres, y quienes lo hacen bien se mantienen como modelos a seguir.

Tres Caracteres Clásicos cita el ejemplo de Huang Xiang, que vivió al Este durante la Dinastía Han. El joven Xiang era conocido por cuidar muy bien a sus padres. Después que su madre falleció cuando tenía nueve años fue aún más filial con su padre haciendo todo lo posible en facilitarle la vida.

Según la creencia confuciana, la virtud de devoción filial va más allá de la simple manutención hacia nuestros padres.

Durante el caliente verano Xiang sabía que su padre tenía problemas de sueño debido al calor. Por eso, todas las noches antes de que su padre se acostara él ventilaba la almohada y la sobrecama para refrescarlo. En invierno se acostaba en la fría cama de su padre para calentarla.

La historia de Xiang es una de las veinticuatro del clásico texto confuciano, The Twenty-Four Filial Exemplars (Los veinticuatro ejemplos filiales). El texto también contiene otros modelos de amor filial, como el de Wang Pou, cuya madre temía al sonido del trueno mientras vivió. Después de su muerte cada vez que Wang oía truenos se precipitaba a su tumba para consolarla.

Otro ejemplo es Wu Meng, cuya familia era demasiado pobre para permitirse el uso de mosquiteros. Así que, durante las noches de verano, Wu se desnudaba y se sentaba cerca de la cama de sus padres para hacer que los mosquitos se alimentaran de él con la esperanza de que no perturbaran el sueño de sus padres.

Según la creencia confuciana, la virtud del amor filial va más allá de la simple provisión a los padres. Incluye traer honor a sus nombres a través de sus propios logros; exponiendo compasión, respeto y apoyo; aconsejándoles amablemente, incluyendo disuadirlos de la transgresión moral y honrándolos después de su muerte.

“Puede ser fácil proporcionar comida y dinero a los padres, pero es difícil hacerlo con respeto. Incluso si se hace con respeto es difícil hacerlo de forma natural. Incluso si se puede hacer de forma natural es difícil hacerlo durante toda la vida. El verdadero amor filial a lo largo de toda la vida es conducirlo con cuidado, incluso después de que los padres mueran, de modo que sus nombres no sean empañados”, dijo Zeng Zi, en el Clásico de los Ritos.

Respetar a los hermanos mayores

A los 4 años, Rong podía cosechar (las más grandes) peras. Comportarse como un hermano menor hacia los ancianos, es una de las primeras cosas a saber. — “Clásico de los Tres Caracteres”

Dentro de la unidad familiar además de amor filial a nuestros padres, también debemos mantener la afinidad entre hermanos.

Como la mayoría de las personas mi infancia no fue sin peleas con mis hermanos – por los juguetes, golosinas, insultos y riñas entre otras cosas. Pero, ¿quién de nosotros se comportó tan bien como Kong Rong cuando tenía cuatro años?

Kong Rong fue un político y descendiente de Confucio, que vivió durante la última Dinastía Han Oriental (25-220 d. C). Al crecer, tuvo varios hermanos y hermanas mayores. Cuando Kong Rong tenía cuatro años, su familia recibió de regalo una canasta llena de deliciosas peras y su padre le pidió amablemente que fuera el primero en elegir una pera de la canasta.

Kong Rong seleccionó rápidamente la pera más pequeña.

Su padre preguntó: “Hijo mío, ¿por qué escogiste una pera tan pequeña y no más grande?”

Kong Rong respondió: “Yo soy el más joven, así que debería tener la pera más pequeña. Mis hermanos y hermanas son más mayores por eso deben tener las peras más grandes”.

A pesar de su tierna edad, Kong Rong sabía que debía ceder ante los adultos incluyendo a sus hermanos mayores. Su naturaleza amable y respetuosa lo hizo muy querido por su familia.

A menudo esperamos que los hermanos mayores cuiden a los más pequeños, pero también a los hermanos menores se les debe enseñar respetar a sus hermanos mayores. Al tener mutuo cuidado y consideración el uno para el otro los hermanos pueden fomentar una cultura pacífica y complaciente dentro del hogar.

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