Las «ciudades seguras» de Huawei son ineficaces, según cifras estadísticas

Las cámaras defectuosas y grandes deudas caracterizan a la tan promocionada infraestructura de vigilancia "inteligente"

Por Nicole Hao
30 de diciembre de 2019 10:09 AM Actualizado: 30 de diciembre de 2019 10:09 AM

China ha estado promoviendo su tecnología de vigilancia entre los gobiernos clientes de todo el mundo, pero aparte de quedar atrapados con deudas y de aumentar los riesgos de seguridad nacional, el sistema ha producido resultados mediocres.

Múltiples ciudades de Pakistán han informado de un aumento de los índices de delincuencia, a pesar de la instalación de la infraestructura de «Ciudad Segura» construida por la empresa tecnológica Huawei vinculada al régimen chino.

Finalizada en 2016 a un costo de unos 100 millones de dólares, el proyecto de Ciudad Segura en Islamabad cuenta con 1950 cámaras de vigilancia. Setenta y dos pantallas en el cuartel general de la policía de la capital pakistaní ayudan a los oficiales a vigilar las calles de la ciudad.

Huawei afirmó que el sistema mejoraría drásticamente el orden, con una reducción proyectada del 15 por ciento en los delitos violentos. Pero si bien la delincuencia disminuyó en 2016, a fines de 2018 había aumentado en 33 por ciento en Islamabad.

Pakistán es un país clave en la iniciativa de ‘La Franja y la Ruta’ (OBOR, por sus siglas en inglés), el proyecto de inversión en infraestructura global del régimen chino. También ha sido uno de los aliados a largo plazo de Beijing.

Desde 2015, Pakistán ha contratado a Huawei para construir sistemas de ciudades seguras en nueve ciudades.

Huawei afirma que el proyecto Ciudad Segura puede mejorar sustancialmente el tiempo de respuesta a emergencias, los índices de criminalidad y la resolución de casos. Pero los datos de la Oficina de la Policía Nacional del país muestran que el índice general de criminalidad aumentó en un 11 por ciento.

Un informe del 12 de noviembre de Bloomberg citó a un comité legislativo pakistaní diciendo que la mitad de las cámaras producidas por Huawei en Islamabad estaban fuera de servicio.

Entre 2017 y 2018, los casos de bandidaje, un término usado en el subcontinente indio para referirse al robo a mano armada, aumentaron en un 244 por ciento, mientras que los robos y los hurtos tuvieron un incremento del 61.6 por ciento. Los asesinatos y los secuestros también se hicieron más frecuentes.

Las estadísticas de la policía muestran que la delincuencia aumentó en un 2.86 por ciento en todo Pakistán entre 2017 y 2018, siendo la capital la que experimentó el peor incremento.

Más bombo y platillo que resultados

Kenia, otro país con fuertes inversiones en la iniciativa OBOR, también ha instalado el sistema de ciudades seguras de Huawei en sus ciudades, incluyendo Mobassa y la capital, Nairobi.

Según Huawei, el sistema ayudó a que los índices de criminalidad en las ciudades disminuyeran en 46 por ciento interanual de 2014 a 2015.

Pero el Servicio Nacional de Policía de Kenia reportó resultados diferentes. Según sus estadísticas, la tasa de criminalidad en Nairobi experimentó un ligero descenso en 2015, pero aumentó en los años siguientes alcanzando un nivel más alto que el anterior a la introducción del proyecto Ciudad Segura en 2017.

El mismo informe de la policía dice que las tasas de criminalidad en Mombasa nunca disminuyeron después de la instalación de las cámaras, que también tuvo lugar en 2014. Las autoridades kenianas no hicieron comentarios de por qué la tecnología Huawei no funcionó como se había anunciado.

El 4 de noviembre, el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS), con sede en Washington, publicó un informe que dice que Huawei utilizaba datos exagerados para promover su proyecto Ciudad Segura.

El informe examinó los datos de los programas de Huawei instalados para el proyecto en 73 ciudades de 52 países, pero el propio Huawei afirma que la infraestructura se instaló en 230 ciudades de 90 países.

El informe también cuestionó las afirmaciones de Huawei sobre el éxito del programa, señalando que «todas las estadísticas se reportan para una ubicación y un período de tiempo no especificado y no se proporcionan datos o fuentes específicas para las cifras».

Además, «después de adoptar el equipo de Huawei, los países pueden quedar ‘encerrados’ por los altos costos de reemplazo», dice el informe. Esto incluye actualizaciones tecnológicas, así como el reemplazo y la reparación de componentes mal construidos.

Deuda y seguridad nacional

El informe del CSIS advierte que el régimen chino puede estar «exportando autoritarismo» al reutilizar «el reconocimiento facial y de matrícula, el monitoreo de las redes sociales y otras capacidades de vigilancia» asociadas a los programas.

Y debido a que la mayoría de los programas son parte del proyecto OBOR, es probable que los clientes tengan que cargar con deudas que no pueden pagar. Actualmente no hay datos disponibles públicamente que muestren cuántas deudas son causadas por Huawei. Pero la mayoría de los países que integran el proyecto OBOR con altos riesgos de deuda utilizan los sistemas de Huawei.

En 2018, el Centro para el Desarrollo Global (CGD), con sede en Washington, publicó un informe que analiza las deudas relacionadas con la iniciativa OBOR.

La República Popular China (RPC) prevé que la iniciativa OBOR sea un proyecto que abarque por lo menos 68 países e implique hasta 8 billones de dólares en inversiones en todo el mundo para construir una vasta red de infraestructura de transporte, energía y telecomunicaciones que vincule principalmente a Europa, África y Asia.

Para construir esta red, el régimen chino prestó financiamiento a los países socios a través del Banco de Desarrollo de China (BDC), el Banco de Exportación e Importación de China (Banco Exim de China) y el Banco de Desarrollo Agrícola de China (ADBC).

Para calificar para que les otorguen préstamos, los estados clientes están obligados a usar productos chinos.

El informe integró la relación la deuda pública/PIB de los países y la concentración de esa deuda con China como acreedor, e identificó ocho países en los que el proyecto OBOR parece crear el potencial de problemas de sostenibilidad de la deuda.

Por ejemplo, el PIB de Djibouti era de 1730 millones de dólares en 2016, pero le debe a China 1200 millones de dólares, más de la mitad de su economía. Los otros siete países en riesgo son Pakistán, Laos, Mongolia, Kirguistán, Tayikistán, Maldivas y Montenegro.

Kenia posee 4000 millones de dólares de China y está entre los otros 15 países que son significativa o altamente vulnerables a las dificultades de la deuda debido a su aceptación de los préstamos de la iniciativa OBOR.

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