Las inversiones chinas más grandes en bienes raíces en el extranjero están en el limbo

21 de julio de 2015 4:25 PM Actualizado: 21 de julio de 2015 4:25 PM

El centro turístico Baha Mar y Casino se suponía que se convirtiera en uno de los centros turísticos de vacaciones más glamorosos en las Bahamas.

Hoy en día, más de cuatro años después del inicio de obras, el proyecto de 3,5 mil millones de dólares, construido y financiado por China, se enfrenta a múltiples problemas y el promotor local se declaró en bancarrota en Estados Unidos.

El ambicioso proyecto, que el régimen comunista chino esperaba exhibir con el fin de ganar más contratos en el mercado de la construcción en Estados Unidos, se convirtió en un enorme revés para China.

Baha Mar es un proyecto liderado por el empresario y constructor de las Bahamas Sarkis Izmirlian, con financiamiento proporcionado por Export-Import Bank de China y la construcción subcontratada a China State Construction. Una vez completado, el complejo de playa debía tener alrededor de 2.000 habitaciones de hotel, 300 condominios y casinos al estilo Las Vegas.

La construcción comenzó en 2011 y el centro turístico estaba previsto que se abriera en diciembre de 2014. Posteriormente se retrasó hasta marzo de 2015. Este plazo también se perdió, y la construcción de este proyecto se detuvo.

El extenso complejo está sustancialmente completo y Baha Mar intensificó la contratación a principios de este año anticipando una apertura para marzo. Pero los repetidos plazos incumplidos han dado lugar a una crisis de liquidez, y su desarrollador fue forzado a declararse en bancarrota el 29 de junio.

Izmirlian culpó a China Construction America, el brazo local de China State Construction, la empresa contratada para construir el complejo por los retrasos, causando que el complejo perdiera dinero.

(De izquierda a derecha) el empresario Dikran Izmirlian, Li Ruogu, director y presidente de la empresa estatal Export-Import Bank de China, Sarkis Izmirlian, director ejecutivo del Baha Mar, y el viceprimer ministro de las Bahamas Brent Symonette en la ceremonia de inicio de obras de Baha Mar en Nassau, Bahamas, el 21 de febrero de 2011. (AP Photo / Tim Aylen)
(De izquierda a derecha) el empresario Dikran Izmirlian, Li Ruogu, director y presidente de la empresa estatal Export-Import Bank de China, Sarkis Izmirlian, director ejecutivo del Baha Mar, y el viceprimer ministro de las Bahamas Brent Symonette en la ceremonia de inicio de obras de Baha Mar en Nassau, Bahamas, el 21 de febrero de 2011. (AP Photo / Tim Aylen)

El empleo chino

Izmirlian, cuya familia es una de las más ricas en las Bahamas, había trabajado estrechamente con el gobierno de Bahamas durante más de una década para que la idea de BahaMar fructificara. Después de que la crisis financiera retrasó el proyecto, China intervino para proporcionar financiación, según un informe del Wall Street Journal.

Quedando con pocas oportunidades de financiamiento, el gobierno de Bahamas entregó el contrato a China. Cuando se haya completado, el mega-resort suministraría empleos a 5.000 habitantes locales y representaría más del 12 por ciento del PIB de la isla.

El Export-Import Bank de China financió el proyecto con un préstamo de 2,5 mil millones de dólares para el constructor. Izmirlian puso 850 millones de dólares y la constructora china contribuyó con 150 millones para una participación accionaria.

China Construction America (CCA) entonces importó a miles de trabajadores de la construcción chinos que vivieron y trabajaron en el lugar, era una estipulación para la financiación que los trabajos de construcción se llevarán a cabo por la empresa china, concediendo poco beneficio para los contratistas locales de las Bahamas. Pero a principios de este año, una disputa salarial con el contratista dio lugar a trabajadores de la construcción marchándose del sitio de trabajo, deteniendo el desarrollo y retrasando el proyecto.

El constructor posteriormente culpó a CCA por los retrasos. «Esto causó costos en demora considerables y obligó al centro turístico a posponer su apertura. No pudiendo abrir, el complejo ha sido dejado sin una fuente suficiente de ingresos para continuar el proyecto», dijo en un comunicado Izmirlian, el 29 de junio. Las demandas fueron presentadas contra CCA y empresas afiliadas en Delaware y Londres en busca de daños.

Baha Mar acusó a CCA de cortar los suministros a la obra de construcción, inflando los gastos, y robando documentos de construcción, de acuerdo con las declaraciones presentadas por la quiebra. Sin documentos de construcción, Baha Mar no puede contratar a un contratista general de reemplazo para terminar el proyecto.

A su vez, CCA acusó al constructor del mal manejo del proyecto, incluyendo «el reemplazo del principal arquitecto después de que la construcción había comenzado, la entrega tardía e incompleta de los diseños, y más de 1.300 cambios en directivas de la construcción», según un comunicado del 7 de julio.

El complejo, que empleaba alrededor de 2.400 trabajadores antes de declararse en quiebra, tuvo costos mensuales de nómina de más de 7,5 millones de dólares.

En la declaración de quiebra, Baha Mar dijo que el banco chino se negó a adelantar los restantes 112 millones de dólares como parte de su préstamo de 2.500 millones.

Perder

El primer ministro de Bahamas, Perry Christie dijo el 16 de julio que el gobierno de las Bahamas está tratando de tomar el control del proyecto y comenzar los procedimientos de la quiebra en las Bahamas. El plan de Izmirlian es reorganizar la compañía bajo las leyes estadounidenses. La Corte Suprema de la isla dará un fallo a petición de Izmirlian por la quiebra bajo la jurisdicción de Estados Unidos. Ya que ningún resultado estuvo disponible para los vencimientos.

El duelo por la quiebra pone el futuro del complejo Baha Mar en tela de juicio, aunque Izmirlian y el gobierno de las Bahamas parecen decididos a terminar el complejo dado su importancia para la economía local y la política.

La CCA, por su parte, parece invertir en el proyecto. En una declaración a principios de julio, la CCA dijo que ya ha puesto 220 millones de dólares en el proyecto.

No obstante, el proyecto Baha Mar se convirtió en mala reputación para China. Con la intención de utilizar el complejo como una plataforma de lanzamiento para ganar más contratos en las Américas. Dichos ingresos aumentarían el PIB en casa y canalizan algunos de los trabajadores migrantes de la construcción en China para asegurarles puestos de trabajo en el extranjero.

Para las Bahamas y sus políticos, los retrasos de Baha Mar suministran munición fresca a las críticas que advirtieron en contra de «venderse» a China, que ha estado buscando cada vez más oportunidades de inversión en América Latina y el Caribe. Los países que aceptan los préstamos o inversiones quedan comprometidos con China y sus intereses en el extranjero.

«Sin duda, a estas alturas deberíamos saber que no hay tal cosa como un almuerzo gratis», escribió Adrian Gibson, columnista del Bahamas Tribune.

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