Siete senadores del Partido Republicano (GOP) de Estados Unidos redactaron una carta conjunta dirigida al secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, en la que expresan su oposición al nombramiento de un ministro chino en el panel del Consejo de Derechos Humanos (CDH) de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
«China no debe ocupar una posición de prestigio o influencia en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU mientras participe en violaciones de derechos humanos de la peor clase tanto en el país como en el extranjero», escribieron los senadores en una carta fechada el 6 de abril.
Jiang Duan, ministro de la misión china en Ginebra, fue designado el 1 de abril para ser el representante de Asia y el Pacífico, del Grupo Consultivo de cinco naciones del Consejo de Derechos Humanos. El grupo examina los candidatos para los diferentes puestos de derechos humanos de la ONU.
«En esta posición, Jiang proporcionará a China la oportunidad de desempeñar un papel central en la selección de al menos 17 investigadores de derechos humanos, incluidos los que se ocupan de la libertad de expresión, la desaparición forzada y los abusos de los derechos de detención arbitraria, que el régimen chino perpetra de forma rutinaria», advirtieron los senadores.
La carta fue firmada por John Cornyn (R-Texas), Marco Rubio (R-Fla.), James M. Inhofe (R-Okla.), Marsha Blackburn (R-Tenn.), Martha McSally (R-Ariz.), Ted Cruz (R-Texas), y Kevin Cramer (R-N.D.).
Epidemia
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Los senadores destacaron el engaño de Beijing con respecto al inicio de la pandemia del virus del PCCh (Partido Comunista Chino), comúnmente conocido como el nuevo coronavirus, como una de las razones por las que China no está calificada para ocupar un puesto en el panel.
«A través de la intimidación de sus primeros colaboradores médicos, la censura de los foros en línea y las amenazas de castigos severos a cualquiera que se atreviera a hablar con la verdad, el Partido Comunista Chino cometió su más atroz abuso de los derechos humanos: la propagación incontrolada de un nuevo y peligroso virus en una población mundial inconsciente», escribieron los senadores.
Lo que se ha convertido en el sello distintivo del encubrimiento inicial de Beijing fue la decisión de China de silenciar a ocho médicos, entre ellos al oftalmólogo Li Wenliang, después de que ellos publicaran en las redes sociales chinas sobre una nueva forma de neumonía, la cual se estaba propagando en Wuhan, una ciudad al centro del país.
Li fue convocado a una comisaría de la policía local por «rumores» y fue obligado a firmar una declaración de «confesión» a principios de enero. Al mes siguiente murió después de contraer el virus del PCCh mientras trataba sin saberlo a un paciente infectado.
«Incluso ahora, China retiene información crítica sobre la propagación y el número de muertos del virus y sigue silenciando e intimidando a sus críticos», añadieron los senadores.
Algunos expertos chinos cuestionaron la afirmación de China de que no hay ningún caso nuevo en el país.
El verdadero número de muertes también es probablemente más alto que lo que China está reportando oficialmente, según un análisis de Epoch Times del drástico incremento en el número de cuentas de celulares canceladas en China en los últimos tres meses.
Abusos de los derechos humanos
En la carta también se señalaron las violaciones de derechos humanos cometidas por China durante largo tiempo, incluidas las perpetradas en Xinjiang contra las minorías étnicas de uigures, donde más de un millón de personas están detenidas en contra de su voluntad.
Los senadores pidieron a Guterres que tomara medidas contra el nombramiento de Duan.
«Le imploramos que intervenga en nombre de nuestros valores compartidos de libertad y dignidad, suspendiendo el nombramiento de Jiang en el Grupo Consultivo del Consejo de Derechos Humanos de la ONU», escribieron los senadores.
En 2018, Estados Unidos se retiró del CDH de 47 naciones, con el entonces embajador de la ONU Nikki Haley, llamando al consejo «un protector de los abusos de los derechos humanos y un pozo negro de sesgo político».
Los seis senadores no son los únicos legisladores de Estados Unidos que se oponen. El 5 de abril, el representante Chris Smith ( R-N.J.) calificó el nombramiento de Duan de «espantoso e irónico», dado el encubrimiento por parte de China de la pandemia y su pobre historial en materia de derechos humanos, según una declaración de su oficina.
Smith denunció a China por sus abusos sistemáticos contra las minorías religiosas y étnicas, incluidos los budistas tibetanos y los seguidores de Falun Gong. Falun Gong, también conocido como Falun Dafa, es una práctica espiritual que implica meditación y enseñanzas morales basadas en la Verdad, Benevolencia y Tolerancia.
El régimen chino ha perseguido severamente a los seguidores de Falun Gong desde 1999, con cientos de miles de seguidores detenidos en prisiones, campos de trabajo y centros de lavado de cerebro, según el Centro de Información de Falun Dafa.
Además, «hay un creciente cúmulo de evidencia de que el gobierno chino sustrae los órganos de los prisioneros políticos, proveyendo órganos a pedido de aquellos dispuestos a pagar un precio de sangre», agregó Smith.
El Tribunal de China, un tribunal popular independiente con sede en Londres, encontró «pruebas directas e indirectas de la sustracción forzada de órganos» a los prisioneros de conciencia en China, principalmente de los seguidores de Falun Gong.
Smith dijo que China no tiene «ninguna justificación en absoluto para empoderar a un funcionario del gobierno chino», y pidió que se investigara «la influencia china en la Organización Mundial de la Salud (OMS) y otros organismos de la ONU».
También instó al Congreso a que aprobara el proyecto de ley H.R. 1811, que se presentó el año pasado, en el que se estipula que el gobierno de Estados Unidos redacte un informe anual sobre las operaciones de influencia política de China y exige que las entidades financiadas por China se registren ante las autoridades federales.
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