Liberaron a la mujer que arrojó tinta negra en la imagen de Xi Jinping, ahora ya no es la misma

Las autoridades chinas castigaron a una joven por ejercer su libertad de expresión

Por Olivia Li
09 de enero de 2020 4:13 PM Actualizado: 09 de enero de 2020 5:26 PM

La joven que a mediados de 2018 arrojó tinta negra a un cartel con la imagen del líder chino Xi Jinping fue recientemente liberada después de haber sido sometida a «tratamiento obligatorio» en un hospital psiquiátrico durante más de un año. Su padre sospecha que fue víctima de abuso psiquiátrico y le preocupa que su salud se haya deteriorado porque ahora parece ser una persona totalmente diferente.

La ‘chica de la tinta’: víctima de control mental y abuso psiquiátrico

Dong Yaoqiong, de 29 años, ex agente de bienes raíces en Shanghai, el 4 de julio de 2018 transmitió en vivo en Twitter, arrojando tinta negra a un cartel de propaganda con la imagen de Xi Jinping.

Parada frente al cartel en la Plaza HNA de Shanghai en la madrugada, Dong declaró: «Estoy aquí usando mi nombre real para oponerme a la dictadura autoritaria de Xi Jinping, y para protestar contra los abusos de control mental que el Partido Comunista Chino me ha perpetrado».

Luego se giró hacia el cartel y arrojó tinta negra sobre la imagen de Xi, mientras continuaba su declaración: «Lo detesto hasta los huesos. Mira, ahora estoy tomando medidas, y lo hago todo por mi cuenta, oponiéndome al Partido Comunista Chino (PCCh), a su dictadura, a su tiranía».

Desafió a Xi a que «venga y me atrape», diciendo: «Quiero ver cómo va a tratar conmigo».

Dong también pidió a las organizaciones internacionales que se involucren en la investigación de los abusos de control mental que ella ha sufrido. «Estoy dispuesta a colaborar con ellos para aportar pruebas», afirmó.

La policía de Shanghai se llevó a Dong esa misma tarde y desapareció durante varios días.

Poco después de la desaparición de Dong, el 22 de julio de 2018 la Voz de América reveló en un artículo exclusivo que fue llevada a su ciudad natal Zhuzhou, en la provincia de Hunan, donde recibió tratamiento psiquiátrico en el Hospital Zhuzhou N° 3 de Hunan, que es una institución psiquiátrica.

Dong fue liberada el 19 de noviembre de 2019 y ahora vive con su madre en el municipio de Taoshui en Hunan. Sus padres se divorciaron poco tiempo después de lo ocurrido.

Tras la visita a su hija el 2 de enero de este año, el padre está muy preocupado por su salud mental y reveló algunos detalles a un abogado de derechos humanos llamado Ou Biaofeng, quien ha sido un fuerte apoyo para la familia de Dong, reportó Radio Free Asia (RFA).

«Su comportamiento es muy diferente al [que tenía] de antes. Básicamente permanece en silencio todo el tiempo, hasta el punto de que siento que muestra signos de demencia», dijo Dong Jianbiao al abogado, agregando que su hija solía ser una joven vivaz.

«Cuando le pregunté qué le había sucedido en el hospital, simplemente mantuvo la boca cerrada. Su única respuesta fue ‘Umm, umm’ a esas preguntas», señaló.

Le dijo al abogado que cree que el cambio en el comportamiento de su hija es probablemente el resultado de haberla forzado a tomar medicamentos mientras estaba internada en el hospital psiquiátrico. También compartió una foto de su hija y señaló que su cara se había hinchado y que había ganado mucho peso, reportó RFA.

Según el artículo de RFA, el abogado Ou Biaofeng dijo que las autoridades sometieron a Dong Yaoqiong a un «tratamiento psiquiátrico» forzoso para silenciarla después que su video en Twitter obtuviera un amplio apoyo. Fue apodada como la «chica de la tinta» en las redes sociales de China.

«Parece que hay varios medicamentos que sigue tomando, lo que explicaría [los cambios en el comportamiento en Dong Yaoqiong]», dijo Ou a RFA. «Las autoridades deben estar usando esto para intimidarla, para que no hable más en público».

«La detención ilegal [de Dong Yaoqiong] en un hospital psiquiátrico proviene de sus temores [del régimen] ante cualquier persona que proteste, y está destinada a crear un clima de miedo», dijo.

Control mental electromagnético

En cuanto a la presunta afirmación de Dong Yaoqiong de ser una víctima del control mental, muy pocos chinos en el continente habían oído hablar de este término en el momento del hecho. Muchos tomaron la acusación de Dong como una crítica a la propaganda de lavado de cerebro del régimen chino.

Sin embargo, en un mensaje de Twitter publicado el día anterior al incidente de la tinta negra, Dong dijo: «Durante más de un año, he estado viviendo como un fantasma como resultado del constante seguimiento, monitoreo y hostigamiento del Partido Comunista Chino. Estoy harta».

Además, en el vídeo de Twitter en el que pedía a las organizaciones internacionales que investigaran su caso, dijo que «normalmente las víctimas de la injusticia buscan presentar testimonios ante las organizaciones gubernamentales, pero en mi caso, es el régimen comunista chino el que me persigue».

Puede que Dong no se refiriera al lavado de cerebro ordinario, sino al control mental electromagnético (EM), un programa raramente conocido que algunos internautas y expertos creen que está siendo llevado a cabo en secreto por el régimen chino sobre sus propios ciudadanos desprevenidos, informó con anterioridad The Epoch Times.

Más de 400,000 chinos alegan ser víctimas del control mental EM. Han presentado denuncias individuales o en grupos a los diferentes niveles de los organismos gubernamentales, de acuerdo al Sr. Zhong, un representante de “Bloody Mind Control”, una organización formada por un grupo de víctimas.

Zhong dijo a la edición en chino de Epoch Times que las autoridades chinas no estaban prestando atención a sus denuncias presentadas. En cambio, muchas víctimas, incluido él mismo, fueron enviadas a hospitales mentales y tratadas como pacientes psiquiátricos.

Las víctimas describen la tecnología de control mental como una intrusión de alta tecnología que incluye la lectura de la mente, la manipulación de los propios pensamientos, emociones y sentimientos, así como ataques sónicos. Estos ataques a la mente de una persona pueden continuar sin parar y son extremadamente perturbadores e insoportables.

Casi todas las víctimas que compartieron sus experiencias online dijeron que «alguien por ahí puede leer sus pensamientos».

Por ejemplo, Yao Duojie, ex gerente de un hotel de cinco estrellas en Shenzhen, dijo que una voz le habla constantemente en su mente. “Cualquier cosa que piense, cualquier cosa que haga, cualquier cosa que vea, la voz lo dirá”.

Algunas víctimas dijeron que a menudo reciben mensajes amenazadores. Algunas tienen imágenes pornográficas que «aparecen por la fuerza» en sus mentes. Algunas sienten dolor o malestar en alguna parte del cuerpo como resultado de haber sido atacados de forma remota. Y algunas incluso sienten que están siendo acosados y torturados sexualmente.

También hay varias víctimas -más mujeres que hombres- que se han suicidado y han dejado notas que describen los horrores. Algunos dijeron que no tener privacidad era insoportable para ellos.

Muchos sospechan que un grupo de científicos chinos, respaldados por el régimen chino, están haciendo un experimento humano con ciudadanos chinos desinformados para recopilar datos sobre la ciencia del cerebro.

Disidentes y peticionarios tratados como enfermos mentales

Según las estadísticas de la comunidad médica de China, más de 200 millones de ciudadanos chinos, o el 17,5 por ciento de la población adulta, sufren de trastornos mentales, una proporción mucho mayor que en cualquier otro país.

Usando Estados Unidos como referencia, solo el 5 por ciento de los adultos estadounidenses, de 18 años o más, experimentan una enfermedad mental en un año.

Además, de los más de 200 millones de ciudadanos chinos que sufren de trastornos mentales, más de 16 millones fueron diagnosticados como casos graves que requieren tratamiento, lo que representa más del uno por ciento de la población adulta de China.

Wang Shuying, una peticionaria china, dijo a New Tang Dynasty TV, una asociada de The Epoch Times, que las autoridades chinas de hecho detienen a muchas personas sanas en los hospitales psiquiátricos como un medio de represión y persecución, y esta es la razón por la cual China tiene una estadística tan inusualmente alta de pacientes mentales.

Entre las personas mentalmente sanas que pueden ser enviadas a los hospitales psiquiátricos se encuentran disidentes, peticionarios, miembros de grupos religiosos y minorías étnicas – básicamente cualquiera que el régimen chino considere como una amenaza a su autoridad.

Los demandantes chinos son simplemente ciudadanos que buscan reparación de las autoridades de acuerdo con la ley china después de haber sido víctimas de alguna injusticia. Sin embargo, en lugar de investigar y remediar tales casos, las autoridades chinas a menudo tratan a los peticionarios como «factores causantes de inestabilidad social», y utilizan diversas formas para sofocarlos y silenciarlos.

Wang dijo que en un hospital psiquiátrico la sometieron a medicación forzada, tanto en píldoras como en forma de inyectables, y la describieron como insoportable.

«Fue tan doloroso que muchas veces quise estrellar mi cabeza contra la pared para suicidarme», describió.

Los practicantes de Falun Dafa, una práctica de meditación y una serie de ejercicios que ha sido perseguida en China por más de 20 años, también están siendo detenidos en hospitales psiquiátricos en gran número para obligarlos a abandonar la práctica. Según Minghui.org, muchos practicantes se han convertido en discapacitados o han sido llevados a la locura como resultado de torturas y abusos psiquiátricos a los que fueron sometidos.

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