Las naciones del Grupo de los Siete (G7) planean recaudar USD 600,000 millones en los próximos cinco años para un programa de infraestructura de nivel global que será una «alternativa positiva» a los modelos que venden «trampas de deuda».
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y otros líderes del G7 se comprometieron a recaudar USD 600,000 millones para 2027 para el plan conocido como Asociación para Infraestructura e Inversión Global, cuyo objetivo es respaldar las necesidades de infraestructura de los países de bajos y medianos ingresos.
“Quiero ser claro, esto no es ayuda ni caridad”, dijo Biden al presentar el proyecto luego de la reunión al comienzo de la cumbre de tres días en Alemania.
“Es una inversión que generará beneficios para todos, incluido el pueblo estadounidense y el pueblo de todas nuestras naciones”.
Estados Unidos movilizará USD 200,000 millones para la asociación durante los próximos cinco años «a través de subvenciones, financiamiento federal y apalancamiento de inversiones del sector privado», según la Casa Blanca.
Europa anunció que movilizará 300,000 millones de euros durante el mismo período.
“Esto será solo el comienzo”, dijo la Casa Blanca en una declaración por separado. “Estados Unidos y sus socios del G7 buscarán movilizar capital adicional de otros socios afines, bancos multilaterales de desarrollo, instituciones financieras de desarrollo, fondos soberanos de riqueza y más”.
«Diplomacia de la trampa de la deuda»
El plan de infraestructura se considera un reposicionamiento de la iniciativa Build Back Better World, también conocida como B3W, que se presentó por primera vez en la cumbre del G7 del año pasado en Inglaterra como respuesta al proyecto multimillonario Belt and Road (La Franja y La Ruta) también conocido como BRI, del régimen chino.
Lanzado por el líder chino Xi Jinping en 2013, el BRI alcanzó su punto máximo en 2015 al expandir la influencia del régimen a través de vínculos comerciales globales y la construcción de vías férreas, puertos, carreteras y otros proyectos de infraestructura. Más de 140 países se unieron a la iniciativa con resultados mixtos.
Los críticos del BRI califican el proyecto como una forma de «diplomacia de la trampa de la deuda», que carga a las naciones en desarrollo con niveles de deuda sostenibles, dejándolos vulnerables a la cesión de infraestructura y recursos estratégicos a Beijing. En septiembre, el laboratorio de investigación AidData contó al menos 42 países con una exposición de deuda pública a China superior a una décima parte de su producto interno bruto.
“Depende de nosotros dar un impulso de inversión positivo y poderoso al mundo para mostrar a nuestros socios en el mundo en desarrollo que tienen opciones”, dijo la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, en la conferencia de prensa del domingo.
La asociación se centrará en la salud, la infraestructura digital, la igualdad de género, el clima y la seguridad energética.
Biden destacó varios proyectos emblemáticos, incluido un proyecto de desarrollo solar de USD 2000 millones en Angola con el apoyo del Departamento de Comercio de Estados Unidos, el Banco de Exportación e Importación de EE. UU., la firma estadounidense AfricaGlobal Schaffer y el desarrollador de proyectos de EE. UU. Sun Africa.
“Cuando las democracias demuestren lo que podemos hacer, todo lo que tenemos para ofrecer, no tengo dudas de que siempre ganarán la competencia”, dijo Biden.
Con la colaboración de Eva Fu e información de Reuters.
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