Tras varias semanas de aumento de los ingresos hospitalarios por COVID-19, los datos federales muestran que la cifra está descendiendo.
En la semana que terminó el 16 de septiembre, los datos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) de EE. UU. muestran que las hospitalizaciones han bajado un 4.3%. La cifra había estado aumentando desde julio, aunque las tendencias históricas de los CDC muestran que el número de hospitalizaciones fue relativamente bajo en comparación con anteriores aumentos del virus, sobre todo en comparación con una «oleada» previa que se produjo en el verano de 2022.
Mientras tanto, las últimas cifras muestran que las visitas a los servicios de urgencias han bajado un 19.3% y que los positivos en las pruebas han bajado un 1.6%. Los datos indican que las muertes han aumentado un 12.5%, pero esta cifra también es relativamente baja en comparación con años anteriores.
La variante EG.5, que ha sido apodada Eris, representa alrededor del 24.5% de todos los casos, según el rastreador de variantes de los CDC. Se calcula que la variante FL.1.5.1, conocida como Fornax, es responsable de alrededor del 13.7% de las infecciones por COVID-19, según las cifras de los CDC.
Hace aproximadamente un mes, en medio de un aumento constante de las hospitalizaciones, algunos funcionarios sanitarios sugirieron que no parece ser tan grave como antes.
«Observando ese gráfico [de] hospitalizaciones, aunque sigue una tendencia al alza, sigue siendo inferior a lo que era el año pasado por estas fechas», dijo a ABC News el Dr. John Segreti, epidemiólogo y director médico de control y prevención de infecciones del Centro Médico de la Universidad Rush de Chicago. «El hecho de que las cifras estén subiendo con bastante lentitud, creo que es una buena señal».
En respuesta a las cifras del mes pasado, la Dra. Shira Doron, jefa de control de infecciones de Tufts Medicine, dijo que el reciente «repunte no es una oleada; ni siquiera es una ola».
«Lo que estamos viendo es una trayectoria ascendente muy gradual y pequeña de casos y hospitalizaciones, sin que se produzcan muertes, lo cual es una gran noticia», añadió la doctora.
La semana pasada, la Administración Biden anunció que utilizaría 600 millones de dólares para producir nuevas pruebas por COVID-19 que enviará gratuitamente a las personas que las pidan a través del Servicio Postal de EE. UU.
Doce fabricantes que emplean a cientos de personas en siete estados, desde California a Maryland, han recibido financiación y producirán 200 millones de pruebas de venta libre para reponer las reservas federales de uso gubernamental, además de producir suficientes pruebas para satisfacer la demanda de pruebas pedidas por Internet, según informó el Departamento de Salud y Servicios Humanos.
Dawn O’Connell, subsecretaria de Preparación y Respuesta del HHS, afirmó que, aunque parte del público pueda estar cansado de la pandemia y sus implicaciones, las pruebas caseras siguen siendo una forma clave de frenar la propagación de nuevos casos.
«Tanto si la gente está harta como si no, sabemos que el virus está ahí, sabemos que está circulando. Sabemos que, si el pasado es prólogo, circulará en mayor grado y se propagará, y los casos aumentarán en las estaciones de otoño e invierno», dijo la Sra. O’Connell. «Previendo que eso vuelva a ocurrir, o algo parecido, queremos asegurarnos de que el pueblo estadounidense disponga de estas herramientas».
¿Mandatos?
La publicación de los nuevos datos se produce después de que un puñado de hospitales, gobiernos de condados y un pequeño número de colegios e institutos exigieran el uso de mascarillas a partir de agosto. A principios de este mes, los CDC y la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés) volvieron a recomendar nuevas vacunas de refuerzo contra el COVID-19 para cualquier persona a partir de los seis meses de edad.
Y varias agencias sanitarias de la zona de la bahía de California anunciaron la semana pasada que el enmascaramiento obligatorio volvería a los hospitales y centros sanitarios durante los meses de otoño e invierno.
Los condados de Contra Costa, Sonoma, Alameda y San Mateo emitieron órdenes de uso de mascarillas para el personal sanitario de hospitales y otros centros asistenciales. Las órdenes comienzan el 1 de noviembre y duran hasta el 30 de abril de 2024, dijeron las autoridades, citando los recientes aumentos de COVID-19, gripe y otros virus respiratorios que suelen ser habituales durante los meses más fríos, según declaraciones e informes de los medios de comunicación locales.
«Cada año observamos que entre finales del otoño y la primavera se producen tasas más elevadas de gripe, COVID-19 y otros virus respiratorios que pueden causar infecciones respiratorias graves», declaró en un comunicado la Dra. Karen Smith, responsable sanitaria interina del condado de Sonoma.
Por su parte, la directora ejecutiva de los Servicios de Salud de Contra Costa, Anna Roth, comunicó la semana pasada a la junta de supervisores del condado del norte de California que se promulgará la orden, según reportan los medios de comunicación locales.
«Hoy emitimos la orden sanitaria sobre el uso de mascarillas para los centros de alto riesgo, concretamente los centros sanitarios», declaró la Sra. Roth, según una emisora local afiliada a la CBS. «Así que, de nuevo, mascarillas en hospitales, mascarillas en centros de enfermería especializada, mascarillas en centros de alto riesgo».
Los mandatos de mascarilla ya han entrado en vigor en los hospitales de San Francisco. La ciudad ya está aplicando el uso de mascarillas durante todo el año para el personal sanitario, los visitantes y los pacientes, reportó el San Francisco Chronicle. Los funcionarios del condado de Santa Clara, que abarca gran parte de Silicon Valley, ya establecieron un mandato de uso de mascarillas en marzo.
Con información de The Associated Press.
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