Los enfrentamientos de Perú con una pandilla criminal venezolana preocupan a EE.UU.

Por Autumn Spredemann
13 de noviembre de 2023 7:55 PM Actualizado: 13 de noviembre de 2023 7:55 PM

Los recientes enfrentamientos en Perú con una pandilla venezolana ponen de relieve el temor regional a un aumento de la delincuencia en medio de la actual crisis migratoria. Al mismo tiempo, el sentimiento contra los venezolanos va en aumento en el continente americano.

Los venezolanos son un grupo en el que resulta fácil ocultar a los delincuentes, ya que constituyen la mayor oleada de refugiados que jamás haya llegado a América Latina.

Y entre los millones de personas que cruzan las múltiples fronteras hay organizaciones delictivas con «oportunidades constantes» para ampliar su red, según un análisis de Insight Crime.

Este año, los venezolanos se convirtieron en la nacionalidad dominante de los inmigrantes ilegales que entraron en Estados Unidos. Los agentes fronterizos estadounidenses detuvieron a casi 335,000 inmigrantes ilegales venezolanos en el año fiscal 2023, casi el doble que el año anterior. En contraste, los agentes fronterizos detuvieron a 4520 venezolanos en el año fiscal 2020.

En 2022, The Epoch Times reportó sobre cómo los líderes de Cuba y Venezuela estaban liberando a criminales de prisión y exiliándolos.

Un supuesto informe del Departamento de Seguridad Nacional salió a la luz el pasado septiembre, afirmando que convictos venezolanos —algunos de los cuales cometieron delitos violentos— fueron identificados en caravanas de migrantes que se dirigían hacia la frontera de Estados Unidos desde Tapachula, México.

Lo que preocupa es que lo que ocurre en Perú ocurra pronto en Estados Unidos.

El problema de las pandillas en Perú

A partir del 31 de octubre, los habitantes de las afueras de Lima, la capital de Perú, salieron a las calles para protestar contra los delincuentes venezolanos que, al parecer, exigían dinero a los comerciantes y las familias locales.

La movilización de los peruanos se desencadenó después de que un taxista de El Agustino fuera atacado por inmigrantes venezolanos asociados a la red criminal Los Gallegos por negarse a pagar un soborno.

Los videos de residentes peruanos enfurecidos en los suburbios de La Victoria, El Agustino y Cercado de Lima se propagaron como la pólvora en Internet, algunos de los cuales mostraban a peruanos agitando porras, lanzando proyectiles y quemando las motocicletas de venezolanos que trabajaban para la banda Los Gallegos.

Los Gallegos forman parte del grupo terrorista venezolano Tren de Aragua.

En La Victoria, peruanos furiosos distribuyeron volantes advirtiendo que todos los inmigrantes venezolanos tenían tres días para desalojar el distrito o sufrir violentas consecuencias.

La escalada entre delincuentes venezolanos y peruanos entre el 31 de octubre y el 1 de noviembre llevó al actual gobierno de la presidenta Dina Boluarte a desplegar la Policía Nacional del Perú (PNP) y fuerzas de seguridad adicionales para restablecer el orden y reforzar la seguridad.

En respuesta al rechazo de los limeños, Los Gallegos postearon un video en el que aparecían 14 hombres con pasamontañas y armas amenazando a los peruanos.

Los terroristas exigían a los peruanos que dejaran de atacar a los miembros de su pandilla y a otros inmigrantes venezolanos, o responderían con fuerza letal.

«Si ellos [los peruanos] vuelven a atentar contra la vida de cualquier otro trabajador venezolano, aplicaremos lo mismo. Mataremos a trabajadores peruanos para que se den cuenta de que esa no es la solución. No habrá pan para los peruanos que apoyen la xenofobia», afirmó uno de los terroristas encapuchados en el video.

El coronel de la PNP José Manuel Álvarez Rosario dijo a los periodistas: «Se están realizando las investigaciones necesarias», y añadió que la policía peruana estaba intentando «localizar y capturar» a los delincuentes que aparecen en el video.

Un patrón más amplio

La escalada en Perú forma parte de un patrón que se repite en países como Colombia y Chile.

Los inmigrantes ilegales venezolanos llegan por decenas de miles con poco dinero y sin acceso a la vivienda. Esto obliga a muchos a vivir en campamentos ilegales.

A continuación, grupos delictivos como Los Gallegos se aprovechan de la falta de oportunidades de trabajo y reclutan a inmigrantes ilegales para el tráfico de drogas o de personas, según un reporte de RV4.

Al final, los habitantes de los países de acogida deciden que ya están hartos.

Así ocurrió en Iquique, Chile, en 2021, y una segunda vez en 2022. En ambas ocasiones, los residentes quemaron y destruyeron campamentos de ocupantes ilegales venezolanos como parte de una protesta contra el creciente número de inmigrantes ilegales.

Un sentimiento similar circula actualmente en Colombia, que cuenta con el mayor número de refugiados venezolanos de América Latina, 2.9 millones. Una encuesta de Gallup de 2020 reveló que el 69% de los colombianos tiene una opinión negativa de los venezolanos que viven en su país.

Un grupo de personas destruye un campamento improvisado de inmigrantes durante una protesta contra el aumento de la delincuencia, que según ellos se debe a la presencia de inmigrantes, en Iquique, Chile, el 30 de enero de 2022. (Fernando Muñoz/AFP vía Getty Images)

«Nadie quiere hablar de la delincuencia que viene con la crisis migratoria. A los peruanos que se defienden para proteger a sus familias se les llama ‘xenófobos’. Sus vidas estaban amenazadas por un cártel que utilizaba a los inmigrantes como escudo», declaró Luis García a The Epoch Times.

El Sr. García, residente en Lima, está familiarizado con la postura cada vez más combativa entre los inmigrantes venezolanos y los peruanos hartos.

«No es un problema fácil [de resolver]. Los venezolanos llegan sin trabajo, sin dinero. La mayoría tiene familias que alimentar. Los cárteles ofrecen una solución cuando no encuentran trabajo», afirma.

Otros afirman que no existe relación alguna entre el aumento del número de inmigrantes ilegales en los países de acogida y el repunte de la delincuencia.

Sin embargo, la mayoría coincide en que los grupos de traficantes y terroristas explotan y reclutan a inmigrantes ilegales —muchos de los cuales son venezolanos— para que trabajen para ellos. Esto hace que el aumento de la actividad delictiva sea un subproducto de la crisis migratoria en las Américas.

Pero no se trata de un fenómeno reciente. Un análisis muestra que los carteles latinoamericanos han estado alimentando una crisis migratoria con fines de lucro desde 2014.

Después de Colombia, Perú alberga el mayor número de refugiados venezolanos, con 1.5 millones. Aproximadamente el 35% de ellos viven en Perú de forma ilegal.

Motivos políticos

«Las comunidades de inmigrantes son presa fácil de las redes del crimen organizado, sobre todo cuando utilizan la entrada ilegal en Estados Unidos como cebo», dijo el autor y analista Orlando Gutiérrez-Boronat a The Epoch Times.

El Sr. Boronat dijo que es importante tener en cuenta que muchos grupos delictivos del continente americano tienen vínculos con los regímenes dictatoriales de la región.

«El hecho es que, a pesar de los intentos de separarlos, el crimen organizado y la política están entrelazados. La mayoría de las grandes organizaciones delictivas tienen patrocinadores estatales. Los regímenes totalitarios están especializados en ello. Las organizaciones criminales pueden convertirse en armas contra los intereses de Estados Unidos», afirmó.

El cártel Tren de Aragua —un conocido explotador de inmigrantes venezolanos— tiene muchas acusaciones de vínculos directos con el cuestionado régimen del presidente Nicolás Maduro.

«La inacción de Maduro se debe a que el Tren de Aragua es una especie de brazo armado de su régimen», dijo la investigadora venezolana Ronna Risquez.

«El régimen, no sólo el de Maduro sino también el de [Hugo] Chávez, entendió rápidamente que podía tener este tipo de organizaciones… o megapandillas a su servicio, y las utiliza para lo que necesite».

El presidente iraní Ebrahim Raisi (I) se reúne con el líder venezolano Nicolás Maduro en el Palacio Presidencial de Miraflores en Caracas, el 12 de junio de 2023. (Yuri Cortez/AFP vía Getty Images)

Evan Ellis, analista de América Latina y profesor del Colegio de Guerra del Ejército de Estados Unidos, dijo que en Perú se ha observado un repunte de la «violencia al estilo de las pandillas venezolanas», que se da en paralelo a la crisis migratoria del país.

«Ellos [el Tren de Aragua] han desempeñado un papel en determinados países latinoamericanos en el tráfico de personas y realmente tienen como objetivo a los venezolanos», declaró a The Epoch Times.

También cree que es sólo el principio, debido a los problemas económicos de Perú, relacionados en gran medida con la inestabilidad política y la inflación actuales.

«Es en gran parte, pero no exclusivamente, Tren de Aragua … y sólo va a empeorar con la crisis económica».

«Súper cártel»

En un informe de 2022, el Centro para una Sociedad Libre Segura señaló que el régimen del señor Maduro en Venezuela creó un «súper cartel», con la intención específica de atacar a los Estados Unidos.

El análisis sostiene que el expresidente venezolano Hugo Chávez y su «Revolución Bolivariana» se han «dedicado al desarrollo y despliegue de drogas ilícitas con fines de guerra asimétrica contra los Estados Unidos».

Como discípulo del Sr. Chávez, el régimen actual de Venezuela bajo el Sr. Maduro ha continuado alineándose con estos objetivos.

El think tank señaló que «las instituciones judiciales, militares y de inteligencia» de Venezuela se han coordinado con actores estatales anti-estadounidenses, grupos de milicias regionales y cárteles de la droga para crear una especie de «súper cártel» con un objetivo específico: infiltrarse en las comunidades estadounidenses y crear una desestabilización generalizada.

Las señales de ello son visibles en la población inmigrante ilegal de Estados Unidos.

El 31 de octubre, el alcalde de Nueva York, Eric Adams, declaró que una red de «actividades ilegales» en rápido crecimiento había echado raíces en el barrio de Queens.

Gran parte de ello se atribuyó a la afluencia de mujeres inmigrantes ilegales que trabajan como prostitutas, muchas de ellas de nacionalidad venezolana. No está claro si habían sido coaccionadas para la explotación sexual.

«Nuestra inteligencia nos dice que hay un nivel de precisión en eso», dijo Adams sobre las venezolanas el 31 de octubre.

«Vamos a crear problemas generacionales basados en el fracaso del gobierno nacional, y este es un ejemplo de ello».

Inestabilidad regional

El Sr. Ellis afirma que la expansión de las actividades delictivas dirigidas por grupos como el Tren de Aragua de Venezuela contribuye a la inestabilidad de toda la región.

Dijo que Perú es otro ejemplo de cómo las pandillas criminales se deslizan a través de las fronteras como «refugiados» y luego se establecen.

El Sr. Ellis dijo que no le sorprendería descubrir que Tren de Aragua ya estaba operando dentro de la vasta comunidad de venezolanos que residen ilegalmente en Estados Unidos.

Sin embargo, cree que bandas como Tren de Aragua son «poca cosa» en comparación con otros cárteles como el Hezbolá, respaldado por Irán, y el cártel mexicano de Sinaloa.

El Sr. Ellis dice que la batalla de Perú contra las pandillas venezolanas es una historia que «se repite mil veces en toda América Latina».

Dijo que «grupos cada vez más violentos» dentro de las poblaciones locales seguirán inspirando la formación de grupos de vigilantes.

«Cuando ellos [las pandillas venezolanas] exigen sobornos y nos matan, ¿qué esperan que haga la gente? La policía sólo respondió cuando el pueblo peruano decidió actuar», dijo García.

Con información de Bill Pan.


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