Una agencia de salud de EE. UU. está buscando voluntarios para un estudio de reacciones alérgicas a las dos vacunas contra COVID-19 basadas en la tecnología de ARN mensajero (ARNm), aunque varias personas que experimentaron reacciones dicen que las personas interesadas no deberían inscribirse.
El Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas (NIAID, por sus siglas en inglés), una oficina dentro de los Institutos Nacionales de Salud (NIH, por sus siglas en inglés), comenzó la prueba el año pasado, pero está teniendo problemas para inscribir a suficientes personas.
Según el registro oficial del ensayo, los investigadores comenzaron a reclutar en julio de 2021 y el primer paciente recibió una vacuna el 8 de septiembre de 2021.
Los participantes deben haber experimentado una reacción alérgica leve o moderada a las vacunas contra COVID-19 de Pfizer o Moderna, ambas basadas en la plataforma de ARNm. Durante el estudio, cada persona recibirá una dosis y será monitoreada para detectar otra reacción.
Hasta ahora, solamente 13 personas se han ofrecido como voluntarias, dijo la Dra. Pamela Guerrerio, investigadora principal del estudio a The Epoch Times en un correo electrónico. Las 13 han sido vacunadas.
Guerrerio y el Dr. Anthony Fauci, director del NIAID, dijeron en declaraciones emitidas por la agencia que el estudio tenía como objetivo comprender mejor las reacciones alérgicas a las vacunas y si las personas que las experimentan podrían terminar con seguridad su régimen primario de dos dosis.
«Nuestro estudio tiene como objetivo proporcionar una mejor comprensión de los mecanismos responsables de las reacciones alérgicas sistemáticas, como la urticaria, hinchazón, dificultad para respirar y mareos o desmayos», dijo Guerrerio.
Todos los participantes son admitidos durante al menos cuatro días en una unidad de cuidados intensivos administrada por el gobierno en Bethesda, Maryland. Las autoridades dicen que habrá personal médico con experiencia, junto con equipos y medicamentos para tratar las reacciones alérgicas graves.
Los participantes recibirán al azar la vacuna de Pfizer o un placebo en un día. Al día siguiente, recibirán la que no hayan recibido el día anterior.
Los investigadores evaluarán la respiración y la sangre de los voluntarios y completarán cuestionarios antes, durante y en los meses posteriores a la vacunación. Se espera que los participantes regresen a Maryland un mes y cinco meses después de la vacunación. Si los participantes no experimentan ninguna reacción o una reacción leve, se les ofrecerá una vacuna de refuerzo durante la última visita.
El estudio está diseñado para inscribir hasta 100 pacientes, pero los investigadores «anticipan que pueden cumplir sus objetivos de investigación con menos de 30 participantes», dijo un portavoz del NIAID a The Epoch Times por correo electrónico.
Los investigadores rechazaron una solicitud de entrevista.
El NIAID también está realizando un estudio para evaluar si las personas con antecedentes de reacciones alérgicas o trastorno de mastocitos tienen un mayor riesgo de una reacción alérgica inmediata a las vacunas de Pfizer o Moderna. Se esperaba que el estudio concluyera a fines de marzo, pero aún no ha terminado, según la agencia.
Según datos federales, ocurren alrededor de cinco casos de reacción alérgica grave por cada millón de dosis administradas de la vacuna contra COVID-19.
La Dra. Elizabeth Phillips, profesora del Instituto Vanderbilt de Infección, Inmunología e Inflamación que estudia las respuestas inmunitarias a los medicamentos, dijo que el nuevo estudio sería importante «para determinar la seguridad de las personas que han tenido una reacción alérgica sistemática inmediata a la dosis nº 1 de una vacuna de ARNm».
Los datos obtenidos hasta el momento indican que las personas que tuvieron una reacción después de recibir una dosis de una vacuna eventualmente pueden recibir otra dosis de manera segura, dijo Phillips, quien no está involucrado en la investigación, a The Epoch Times por correo electrónico, y agregó: «Comprender los mecanismos y las vías de estas reacciones nos ayudará a personalizar la atención y a asegurarnos de que cada individuo pueda ser vacunado de la forma más segura posible».
Sin embargo, varias personas que tenían una reacción sospechosa o confirmada dijeron que no participarían en el estudio.
«Es un ensayo bastante arriesgado para alguien, sobre todo si no hay forma de que se le reembolse cualquier tipo de factura médica o cualquier problema posterior al ensayo», dijo Skylar Bush de 35 años, a The Epoch Times.
Bush, residente de Oregón, fue diagnosticado con una reacción alérgica grave a la vacuna de Moderna luego de recibir la vacuna en abril de 2021, según los registros médicos revisados por The Epoch Times.
A los participantes en los estudios de los Institutos Nacionales de Salud generalmente se les paga, a veces miles de dólares. No se tenía claro cuál sería el pago por participar en el ensayo de reacción alérgica. El NIAID no respondió cuando se le preguntó si se pagaría a los participantes y si se cubrirían las facturas médicas relacionadas con cualquier reacción que experimentaran durante el ensayo.
“Yo sería muy cauteloso.
«Trataría de disuadir a cualquiera que entrara en ese ensayo», dijo Bush. «Me encanta que intenten investigar los ensayos clínicos y hacer ciencia. Estoy a favor de la ciencia. Pero lo están haciendo con un orden equivocado en cuanto a la capacidad de proteger a estas personas que se inscriben en los ensayos, porque todo el mundo durante los ensayos va a firmar una responsiva para no poder demandar» o conseguir un reembolso adecuado para futuros problemas.
Matthew Matlock de 38 años, de California, quien experimentó una posible reacción alérgica luego de vacunarse, dice que no confía lo suficiente en el gobierno para inscribirse, y señala cómo los NIH no han publicado información de su estudio de personas con reacciones neurológicas confirmadas y sospechosas a las vacunas.
«No he visto nada realmente alentador por parte de algunas de estas organizaciones, como los NIH y los CDC, para hacer cosas que sean imparciales y no estén tratando de probar necesariamente la teoría de que no solo las vacunas son eficaces, sino que son seguras, y esa parece ser la agenda en todos los ámbitos», dijo Matlock de California, a The Epoch Times.
«Hasta que sienta que estamos en un punto en el que podemos admitir como sociedad que quizás esto no era tan seguro como pensábamos y hasta que no empiece a ver algunas pruebas de que no estamos intentando encubrir algunos de los datos que ocurrieron en los ensayos iniciales, no quiero que alguien me utilice como una rata de laboratorio o una estadística para seguir promoviendo una narrativa», agregó.
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