Una historia de amor y esperanza se vivió en Brasil, cuando dos parejas de ancianos se casaron en un centro geriátrico, donde residen actualmente.
El pasado 24 de febrero unieron sus vidas las parejas formadas por Neide Samos, de 68 años, y Rodrigo Bethonico, de 84; y Antonia Moura, de 81 años, y Geraldo Bersia, de 69. Los cuatro residentes del centro geriátrico Contagem, en la Región Metropolitana de Belo Horizonteuego, tuvieron la oportunidad de conocerse más y enamorarse durante el periodo de confinamiento por la pandemia, informó el medio local G1.
“Todo fue muy rápido, esa fue su petición de Navidad. En enero, los internos coordinaron e impulsaron para que este deseo se cumpliera en esta ceremonia”, comentó la terapeuta ocupacional del centro geriátrico, Ellen Andrade, al medio Estado de Minas.
La ceremonia se llevó a cabo en el centro geriátrico junto a familiares y todo el personal del lugar. Hubo desde bocadillos hasta un pastel decorado con 2 parejas de novios.
Los cuatro han pasado varios años viviendo en el centro geriátrico: Neide llegó en el 2016 y Rodrigo en 2006; y Antonia reside desde 1995 y Geraldo desde 2016, pero tuvo que pasar una pandemia para que tuvieran un mayor acercamiento.
Geraldo, que utiliza silla de ruedas, siempre tuvo el deseo de casarse, pero hasta ahora no había llegado la indicada, y solía bromear con los empleados diciéndoles: “¡Tráeme una novia!”, según G1.
Por su parte, Antonia sufrió de una isquemia que le dejó secuelas, por lo que decidió pasar más tiempo fuera de su habitación, donde pudo conocer más a Geraldo, de acuerdo al mismo medio.
Por su parte, Rodrigo, el ahora marido de Neide, dijo de su amada: “Todos los días me enamoro de ella”. Mientras que la radiante esposa expresó: “Me siento amada”.
Debido a las restricciones causadas por el virus del PCCh, también conocido como el nuevo coronavirus, los residentes dejaron de recibir visitas de familiares y el personal también quedó reducido, lo cual inevitablemente llevó a una mayor convivencia entre ellos.
“[…] Cuando paramos muchas actividades, se acercaron más y surgió el romance”, indicó la terapeuta.
El día de la ceremonia, los novios esperaron pacientemente a las novias, mientras ellas eran maquilladas especialmente para su gran evento.
Las damas de honor, ataviadas en vestidos rojos, fueron las encargadas de adornar el piso con confeti de color rojo para que los cuatro novios fueran llevados en silla de ruedas al altar, acompañados de sus padrinos, que fueron familiares y cuidadores del centro geriátrico.
Terezinha Amorim, de 82 años, la dama de honor, dijo que le gustaría recoger el ramo de la novia. «Yo seré la próxima», dijo.
La ceremonia se llevó a cabo luego de que tanto los residentes como el personal recibieran la vacuna contra el COVID-19.
“Me siento extremadamente inspirada, más que emocionada. Porque nos damos cuenta de que es posible tener deseos con todas las dificultades e imposibilidades, vemos un soplo de vida incluso aquí dentro del geriátrico”, concluyó Andrade.
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