¿Alguna vez imaginó abrazar a una vaca para sentirse mejor durante la pandemia? Esta es una opción a la que puede recurrir en algunos lugares que se especializan en ofrecer apapachos vacunos.
En Holanda le llaman Koe knuffelen, que se traduciría como «abrazo de vaca», y es un pasatiempo que surgió en provincias rurales holandesas una década atrás. El propósito es acercar a las personas la naturaleza y la vida en el campo, informó BBC.
El sustento de la práctica recae en «las propiedades curativas inherentes de un buen acurrucarse de persona a animal», donde la calidez corporal de la vaca y el latir del corazón pausado pueden proporcionar una «experiencia increíblemente relajante», agrega el mismo medio.
El abrazar a un ser de tales dimensiones, proporcionarle un masaje en la espalda y recibir un lengüetazo es parte de la experiencia que podría ayudar a reducir sus niveles de estrés y estimular la oxitocina, la hormona liberada en las relaciones afectivas.
Aimee Takaha, propietaria de una granja en Queen Creek, Arizona, Estados Unidos, ha comprobado lo real y efectivo de la terapia al ponerla al servicio de las personas durante los últimos 5 años. Sin embargo, a partir de la pandemia el año pasado, las solicitudes han aumentado, de acuerdo a The Washington Post.
«Son como pastillas para la felicidad, solo por estar cerca», dijo Takaha, de acuerdo al mismo medio.
Una vez que hay personas en la granja, alguna de las vacas se acerca «para recibir abrazos y caricias», y en ocasiones también se acuestan de lado o llegan a apoyar su cabeza en el regazo, «los participantes a menudo se emocionan», comentó, y «algunos incluso prometen volverse vegetarianos después de mirar profundamente los grandes ojos marrones de las criaturas», dijo Takaha.
Después de meses de aislamiento por el virus del PCCh, también conocido como el nuevo coronavirus, Renee Behinfar de Arizona dijo: «Fue realmente mi primer abrazo real del año».
Una vaca llamada Sammy acostó la cabeza en su regazo y la hizo llorar, «ha sido una época de soledad sin precedentes», agregó.
Por su parte, Whalen, de 76 años, perdió a su esposo en mayo pasado, y comparte que Moothias y otros animales de la granja de Takaha la han consolado: «Me trae una sonrisa a la cara y una maravillosa sensación de asombro».
Takaha dirige Aimee’s Farm Animal Sanctuary, una granja con aproximadamente 100 animales recuperados, cuya misión es «rescatar, rehabilitar y concienciar sobre los animales de granja necesitados», informa en su página de Facebook.
Las sesiones de abrazos vacunos, con un costo de USD 75 la hora, están reservadas hasta julio del presente año y Takaha está recibiendo un promedio de 20 llamadas diarias.
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Otro lugar que ofrece el servicio es Mountain Horse Farm, en Naples, Nueva York, dirigido por Suzanne Vullers, y proporciona sesiones de abrazos de vacas para sus huéspedes.
«[…] Las vacas son seres sensibles, son individuos como tú y es maravilloso conocerlos. Estaremos allí contigo, sosteniendo el espacio, creando un ambiente seguro para ti y para ellos», informa la página de la granja.
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«La gente se ríe, la gente llora. Hay una variedad de emociones sucediendo allí», relató Vullers a Today, y agregó: «Es reconectarse con la naturaleza, conectarse con los animales, encontrar un momento de tranquilidad para uno mismo, tal vez procesar algunos pensamientos o resolver cosas en su vida».
Vullers se asegura de siempre estar presente durante las sesiones de abrazos de vaca y garantizar así a sus huéspedes un ambiente libre de problemas. Para ella es importante leer el lenguaje corporal de las vacas para así modificar el acercamiento de los visitantes y que ambos estén cómodos.
«Hay un punto del cuerpo que no les gusta que les toquen: la parte superior de la cabeza, donde estarían los cuernos», explicó Vullers al mismo medio.
En 2007 se publicó un estudio donde se afirma que las vacas bajan su ritmo cardiaco y se relajan cuando se les acaricia en la parte superior de la espalda y en el cuello, lo que parece indicar que le experiencia es positiva tanto para los humanos como para las vacas.
Warren Corson, que tiene una granja de terapia con animales en Wolcott, Connecticut, dijo que el concepto de terapia con vacas es «asombroso», informó Today.
«Las vacas son bastante empáticas. Pueden ser muy inteligentes. En mis observaciones, las vacas son algunos de los animales más cariñosos que tenemos», agregó.
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