Un perro mezcla de labrador rescatado se ha convertido en el centro de atención de su dueña por una divertida razón: le tiene un «regalo» cuidadosamente elegido para recibirla cada vez que llega a casa después de un duro día de trabajo.
«Levi siempre me recibe en la puerta», cuenta Lori Eddins, de 49 años, de Pensacola, Florida, a The Epoch Times. «Entonces, si aún no tiene uno, corre a buscar ‘un regalo'».
El emocionado Leví suele reunirse con Lori en la entrada y pone sus patas delanteras en la pared, portando su regalo.
«Tiene unas patas ridículamente largas», dice Lori, «y cuando lleva su premio a la puerta da brincos y mantiene la cabeza y la cola en alto. Está muy orgulloso».
Levi, que ahora tiene un año y medio, era un cachorro de 5 meses cuando Lori lo encontró con una caja de tornillos abierta y medio masticada. Ante la preocupación de que el dulce cachorro pudiera haberse tragado parte del contenido, Lori lo llevó rápidamente a una clínica para que le hicieran una radiografía.
Sin embargo, Levi no se había tragado ninguna pieza, pero Lori cree que su respuesta a las primeras payasadas que le hizo de regalo pudo haberle animado a seguir adelante.
«Creo que cuando tenía esa caja de tornillos en la boca y yo le pedí y le hablé como a un bebé para que la dejara, pensó que nos estábamos divirtiendo», dijo. «Recogía papeles al azar cuando estaba en mi vehículo, y yo le decía ‘¡Oh, gracias!’ y lo acariciaba, así que tal vez aprendió en ese entonces».
Desde ese momento, Lori ha recibido una serie de «regalos».
Algunos los guarda, otros terminan en la basura y otros se los devuelve a Levi. Su lista de regalos incluye juguetes, huesos de médula, madera de jardinería, anuncios políticos, trozos de papel y cartón, manojos de hierba, y una vez incluso recibió —el favorito de Lori— flores desenterradas de un jardín.
«También solía intentar traerme una de mis gallinas», recuerda, y añade: «¡No se impresionaban!».
El particular comportamiento de Levi le produce a Lori una inmensa alegría.
Levi, que es parte de una camada de siete, inicialmente era un cachorro que Lori iba a tener temporalmente cuando llevaron a la perrita preñada a un refugio de animales del área de Pensacola. Después de dar a luz, el refugio Friends of the Escambia County Animal Shelter la esterilizó y sus propietarios originales la reclamaron. La organización sin ánimo de lucro se ofreció a encontrar un hogar adecuado para los cachorros.
«Empecé a cuidar a Levi y a dos de sus hermanos cuando tenían unas seis semanas», dice Lori. «Los siete cachorros fueron adoptados localmente, y seguimos en contacto en un grupo de Facebook».
«A veces, las mascotas de los refugios nos rescatan más que nosotros a ellas», dijo, reflexionando sobre su decisión de quedarse con Levi.
Hoy, Lori describe a su mezcla de labrador como uno de los perros más felices, dulces y sensibles que ha conocido. Quiere a todo el mundo e idolatra a sus compañeros caninos, el labrador Rio, de 13 años, y la bulldog Mercy.
Levi, que no se cansa de rociar la manguera del jardín, también es adorado por los repartidores y el cartero.
Después de hacer una prueba de ADN, Lori se enteró que Levi es probablemente 50 por ciento labrador, 25 por ciento golden retriever, 11 por ciento pastor suizo blanco y 8 por ciento chihuahua. «Culpo a ese 8 por ciento de todas las travesuras», bromea.
Los amigos de Lori llaman a Levi, que tiene una sonrisa perceptiva, su «dulce perro bromista». Y en cuanto a su singularidad a la hora de dar regalos, «definitivamente lo animo con abrazos y muchos halagos», dijo.
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