Nana adora a sus nietos. Pero aunque los nietos pierdan el entusiasmo de ver a su familia a medida que crecen, no ocurre lo mismo con Teddy y Leo. Teddy y Leo «siempre se emocionan al verla», dice Sanela Becovic, la hija de Nana, a The Epoch Times. «A veces me pregunto si son sus favoritos».
Teddy y Leo no son exactamente los nietos de Nana, pero bien podrían serlo. Son perros Terranova. Son grandes y gentiles gigantes con toneladas de pelaje esponjoso por todo el cuerpo. Suelen destilar calma, pero a veces pueden volverse bulliciosos, lo que puede resultar agobiante. Sin embargo, con los más pequeños, los enfermos o las personas mayores, como Nana Ismet, de 78 años, Teddy se muestra especialmente tranquilo.
Ismet le dijo a Becovic que sería mejor empezar con un perrito, sobre todo porque ella tenía fobia a los perros y siempre les había temido. Al crecer en Bosnia, la Sra. Becovic había visto perros vagabundos sin dueño, y los animales se volvían bastante salvajes. Después se trasladó a Laholm (Suecia), con lo que se llevó consigo ese miedo a pesar de tener debilidad por ellos.
«Siempre quise tener uno», dijo Becovic, que ahora trabaja en una biblioteca. «Cuando la vida era bastante dura… necesitaba algo que me devolviera la energía para seguir adelante».
Ella y su marido decidieron que los perros Terranova tenían el mismo nivel de energía que ellos, y que un perro pequeño no sería suficiente. Al final se decidieron no por uno, sino por dos perros Terranova.
Como puedes imaginar, la Sra. Becovic era bastante tímida cuando tuvieron a Teddy por primera vez. «Me llevó un par de semanas, o quizá dos meses. Estaba bastante asustada», recordó.
Sorprendentemente, sintió que su amor se hacía más fuerte día a día. «De alguna manera, todo mi miedo a los perros desapareció, así nada más», dijo. «Y cuando lo tuvimos claro, ya no tuve ningún miedo».
El enorme Teddy era solo un cachorro de 30 libras cuando jugó por primera vez con Ismet. Ahora, con 6 años, pesa nada menos que 165 libras. «¿Seguro que quieres otro perro grande?», preguntó Ismet a Becovic. Sí, ella y su marido querían. «Queríamos que Teddy tuviera un amigo, un hermano», dijo.
«Así que, cuando llegó Leo, mi madre se enamoró una vez más. Está como loca por ellos».
«Si a veces se siente mal o lo que sea, viene aquí, sabe que se sentirá mejor. … Así es como la afectan».
«Viene a nuestra casa y nos pregunta: ‘¿Dónde están Teddy y Leo?'».
(Cortesía de Sanela Becovic)
Y no es de extrañar que los hermanos adoren a Nana. Siempre ha sido muy, muy amable y amante de los animales. «En realidad los trata como a sus nietos», dijo la Sra. Becovic, añadiendo que su amor es algo muy especial. «Reaccionan muy fuerte cuando ella viene a vernos. Si solo digo su nombre, se vuelven locos».
Las colas se levantan y las extremidades trotan de aquí para allá sin control. «Casi puedes ver sonrisas en sus caras», dijo Becovic. Cuando la ven «empiezan a empujar, quieren llegar a ella muy rápido».
«Se ponen muy contentos».
Cuando se acercan a Ismet, empiezan los mimos. Puede acariciarlos durante media hora, y a ellos les encanta cada minuto. Leo es tan grande que se ha dado cuenta de que no puede saltar sobre Ismet, así que se tumba de espaldas y se deja acariciar la barriga por ella. Becovic ha grabado en vídeo estos momentos compartidos y el trío se ha hecho viral en Instagram.
Además de acurrucarse con Ismet, a Teddy y Leo les encantan los paseos por la orilla del mar con su dueña, los helados para perros y las fantásticas visitas al norte de Suecia.
De vez en cuando, la Sra. Becovic se arrepiente cuando no hace caso a Nana. Pero no de tener a Teddy y Leo. «Siempre escucho a mi corazón. No siempre escucho a mi mamá. Esta vez me alegré de no haberlo hecho».
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