Unidos por su matrimonio y su profunda pasión por la naturaleza, los animales y la fotografía, una pareja de Francia ha acumulado un espectacular portafolio de fotos de la naturaleza. Pero hay una serie en particular que causó mucha impresión: una pareja de águilas de cola blanca luchando en el aire por la comida, dejando ver la naturaleza en su mejor y más temible forma.
Alexandre y Chloé Bès, ambos de 31 años, viven en la comuna francesa de Obernai, en Alsacia, y son fotógrafos y camarógrafos profesionales.
En octubre de 2020, mientras Alexandre viajaba por Polonia, pudo capturar una serie de increíbles fotos que retrataban a dos águilas de cola blanca luchando en el aire.
«En el combate, utilizan sus garras para atacar o sus alas para golpear cuando están en el suelo, pero nunca hemos visto una escena en la que utilizaran el pico», le dijo el joven a The Epoch Times. «En general, el objetivo es el pecho, y con cada impacto… es el plumón lo que se puede ver volar, pero muy raramente las plumas».
Compartiendo más detalles de la serie específica, Alexandre dijo que eligió un escondite a 15 metros del conflicto en el aire, justo antes del amanecer. Quedó impresionado por el espectáculo que se desarrolló, recordando: «Nunca pensé que podría observar una pelea tan sorprendente; ¡la naturaleza nos ofrece hermosas sorpresas!».
Al publicar las imágenes en su cuenta de Instagram —que ha recibido cientos de «me gusta»— Alexandre escribió: «Las peleas son impresionantes y la luz era perfecta para captar estos momentos únicos, un recuerdo increíble que compartimos con gran placer».
No es la primera vez que se le presenta una vista tan espectacular del águila de cola blanca. Durante un viaje en marzo de 2019 a la isla de Hokkaido, Japón, a la que la pareja había acudido para elaborar un reportaje sobre la fauna local, tuvieron la suerte de presenciar y captar una increíble foto de un águila de cola blanca, pero esta vez aterrizando con un pez en las garras sobre un témpano de hielo.
«Una escena maravillosa de contemplar», dijo Alexandre refiriéndose a la imagen.
Para tomar este tipo de fotografías, hay que estar siempre atento y entender el comportamiento de los animales para poder filmarlos bien, dijo Alexandre, que actualmente utiliza una cámara Canon 1DX Mark II con un objetivo Canon 400mm 2.8 II IS USM para tomar las fotos. Para el posprocesamiento, él y Chloé utilizan Adobe Lightroom.
La pareja es fotógrafa desde hace unos años y ha viajado a numerosos países —como Escocia, Inglaterra, Japón, Kenia, Sudáfrica, Hungría, Polonia y Francia— para investigar diferentes especies, estaciones y deseos fotográficos.
En 2021, la pareja hizo un viaje a Hungría para un reportaje sobre aves y encontró una gran variedad de escondites desde los que hacer sus fotos furtivas. Ese mismo año, viajaron a la reserva de Masai Mara, en Kenia, para fotografiar leones, guepardos y leopardos, e incluso fueron sorprendidos por dos crías de serval y su madre.
A finales de marzo de 2022, concluyeron un viaje a una reserva privada en Shamwari, Sudáfrica, donde enseñaron a nueve aprendices los fundamentos de la fotografía de la vida salvaje mientras observaban rinocerontes blancos, incluidos dos que luchaban bajo la lluvia en medio de la sabana.
«Una escena única y memorable», dijo la pareja.
Chloé, ingeniera de profesión, empezó a hacer fotos a los 24 años, para conmemorar un viaje a Bali, Indonesia, y su cámara no se separó de ella desde entonces. Se inclinó fácilmente por la fotografía de la naturaleza, y lo que más le gusta es «colarse en la intimidad de la vida salvaje».
Alexandre, antiguo director técnico, es autodidacta en fotografía y «lo dejó todo» para dedicarse por completo a ser fotógrafo. Encuentra su equilibrio en la naturaleza, lejos del ajetreo de la vida cotidiana, y afirma que el secreto para vivir a su ritmo es la paciencia y la observación.
«Aprovecha el momento presente», dice. «Solo hace falta un momento para que la magia aparezca».
Alexandre empezó observando a los animales que rodeaban su casa en Francia y se enamoró de las aves de presa durante un encuentro inesperado con un águila de cola blanca. Desde entonces, ha viajado por todo el mundo para conocer a sus primas el águila marina en África, y el águila marina de Steller en Japón.
A Chloé también le gusta fotografiar aves, y la fotografía de acción, que le permite «mostrar lo que es imperceptible a simple vista cuando el sujeto es demasiado rápido».
Tanto Alexandre como Chloé tienen un lugar especial en su corazón para África desde la infancia, hasta el punto de que están planeando producir un libro de fotografía sobre Kenia y su biodiversidad. Alexandre también ofrece viajes guiados al corazón de la fauna africana para compartir sus conocimientos.
«Queremos resaltar el esplendor del mundo salvaje que nos rodea para despertar la curiosidad y la emoción del público», dijo la pareja a The Epoch Times, e imploró a los demás: «¡Tomen interés por la naturaleza, el medio ambiente y los animales! Es un universo frágil y fascinante que debemos preservar absolutamente».
La pareja publica sus increíbles fotos en Facebook, Instagram y en su página web.
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