En los últimos compases de su vida, albergaba un anhelo profundo en su corazón: volver a ver a su amada yegua una vez más antes del adiós final. A sus 79 años y con la salud menguando, ese deseo se había convertido en su más preciado tesoro.
Las paredes desnudas de la habitación de Karina Courtmanche cobraban vida gracias a las fotografías de su fiel compañera Bella. Esas imágenes eran el hilo que la ataba a los recuerdos más preciados de su vida: los momentos en la montura junto a su amada yegua.
«Era dueña de Bella desde que nació», le dijo a The Epoch Times, Michelle Walker, la enfermera del hospicio que acompañó a la Sra. Courtmanche en sus últimos días. Esta mujer, antaño una incansable enfermera viajera, siempre se caracterizó por su alegría desbordante. «Hablaba mucho», recordó Walker con cariño. «Le encantaba arreglarse y combinar sus pendientes con la ropa y el pelo recogido».
Pero en 2023, la vitalidad de la Sra. Courtmanche comenzó a apagarse. «Su cuerpo estaba fallando», lamentó la Sra. Walker. Pero la residencia le tenía reservada una última danza mágica: comenzaron a preparar un reencuentro que sería, a su vez, la despedida más memorable que alguien puede presenciar.
Cuando Walker comenzó pensar qué cosa sería significativa para la Sra. Courtmanche, miró la habitación adornada con las fotos de ella y su yegua, y pensó : «A sus 79 años, quizá ese caballo ya no existe», pero cuando se enteró que una fundación estaba cuidando a Bella, Walker se aferró a la esperanza.
La Sra. Walker recuerda el día que le preguntó: «¿Quiere volver a ver a Bella?», y la respuesta de la Sra. Courtmanche fue un rotundo «sí».
El 9 de julio de ese mismo año, el Hogar Mary Wade y American Medical Response concretaron el mágico reencuentro, donde la Sra. Courtmanche y Bella se vieron por última vez.
Dado que Bella, con 30 años, no podía viajar, decidieron llevar a la Sra. Courtmanche en ambulancia a Bittersweet Farms.
Al llegar al granero, la sonrisa de Karina se encendió como una hoguera. Aún postrada, logró dar de comer zanahorias a su amiga equina mientras Bella la «besaba» con ternura, arrancando lágrimas de emoción a todos los presentes.
«No había ni un ojo seco. Todo el mundo lloraba, fue muy emotivo», rememoró Walker con la voz entrecortada. Ese día, la Sra. Courtmanche hasta recuperó el apetito, como si su alma se hubiera llenado de la fuerza necesaria para disfrutar de ese momento tan preciado.
Desafortunadamente, cinco meses después, el 19 de diciembre de 2023, la Sra. Courtmanche falleció a sus 80 años, pero su último reencuentro con Bella fue un regalo invaluable que la llenó de paz y felicidad en sus últimos días.
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