La antigua ciudadela de Machu Picchu, en el sur de los Andes peruanos, no solo es mundialmente conocida por ser el legado más impresionante del pueblo inca; también es una proeza del ingenio arquitectónico que sobrevivió a un gran terremoto a mediados del siglo XV y sigue en pie hasta nuestros días.
Machu Picchu, que significa «montaña vieja» en lengua quechua, es un extenso santuario situado a 2430 metros sobre el nivel del mar en la región de bosque tropical de montaña de la provincia de Urubamba, en Cuzco. Situada en una escarpada cresta entre dos picos montañosos con el Valle Sagrado de la cuenca del Amazonas a sus pies, la ciudadela consta de unas 200 estructuras y fue supuestamente encargada por el noveno gobernante inca, Pachacutec, como refugio veraniego real autosuficiente.
Los científicos creen que la construcción de la ciudadela se vio interrumpida por un fuerte terremoto en la falla de Tambomachay, de magnitud 6,5, que provocó la separación de varios bloques de granito, según la agencia peruana Andina. Las cicatrices que cubren el templo del sol y los centros ceremoniales de Machu Picchu ─los incas se dedicaban a rendir culto al sol─ aún pueden verse hoy en día.
Pero los incas reanudaron la construcción de la ciudadela después del terremoto. Utilizaron muros de piedra seca pulida, tan perfectamente tallados y ajustados que no necesitaban argamasa. Innovaron las estructuras de forma trapezoidal con bloques de piedra gigantes que servían de cimientos para piedras más pequeñas y muros más estrechos colocados encima.
Estas estructuras demostraron ser tan resistentes a la actividad sísmica que estilos arquitectónicos similares resuenan hoy en todo Cusco, según el Proyecto de Investigación Cusco─Pata 2019, un estudio lanzado para ayudar a los planificadores de la ciudad actual a analizar los riesgos sísmicos de las fallas geológicas activas de la región Cusco.
El coordinador del proyecto, Carlos Benavente Escobar, dijo a Andina: «Algunos bordes de las rocas [en Machu Picchu] están rotos, lo que significa que en la ondulación de la tierra chocaron entre sí, lo que causó las roturas. Después continuaron la construcción de otra manera. … Supieron convivir con diversos peligros geológicos, como terremotos, deslizamientos y avalanchas».
En cuanto a la razón por la que construyeron a sabiendas el santuario de montaña sobre una falla geológica, Escobar explicó que las fisuras geológicas del lugar eran un conducto conveniente para el agua. Los incas «preferían mejorar las condiciones estructurales de sus viviendas antes que alejarse del recurso hídrico», afirmó.
Richard L. Burger, profesor de antropología de la Universidad de Yale, reveló en 2021 mediante datación por radiocarbono que Machu Picchu pudo haber estado ocupado desde 1420 hasta su abandono en 1530, cuando los españoles conquistaron el Imperio Inca. El sitio fue ocupado por unas 750 personas, cuyo legado sigue siendo misterioso debido a esculturas y estructuras que aluden a una rica relación con fenómenos espirituales y astronómicos.
Machu Picchu permaneció abandonada durante casi cuatro siglos y el mundo entero no supo de esta maravilla sembrada de nubes hasta que fue redescubierta por el historiador y explorador estadounidense Hiram Bingham en 1911, con la ayuda de un guía local.
En la actualidad, Machu Picchu es Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO y en 2007 fue elegida una de las Siete Nuevas Maravillas del Mundo en una encuesta mundial en Internet.
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