Entre las innumerables maravillas del reino animal existe un tipo de antílope africano, el gerenuk, famoso por una característica única: puede sobrevivir toda su vida sin beber agua.
El gerenuk —que significa «cuello de jirafa», debido a su largo cuello— es nativo de Somalia, Tsavo, el sur de Yibuti y las tierras secas y áridas del norte de Kenia.
En una increíble defensa frente a su árido hábitat, el gerenuk desarrolló la capacidad de obtener toda el agua que necesita de las hojas, explicó el Sheldrick Wildlife Trust de Kenia.
El gerenuk, un antílope de aspecto curioso, ha desarrollado ciertas características que le ayudan a alcanzar los brotes tiernos que sus vecinos, el antílope y la gacela, no pueden. Un cuello largo con una cabeza pequeña y la capacidad de mantenerse erguido sobre sus poderosas patas traseras permiten a esta criatura alcanzar la cima de arbustos y matorrales a una altura de hasta 6.5 pies (aprox. 1.98 metros) del suelo. Son incluso más altos que los humanos.
Sus grandes ojos y orejas confieren al gerenuk una apariencia de dibujo animado, pero con un propósito; sus largas pestañas y los pelos sensoriales de su hocico y orejas le permiten navegar por la ruta más segura a través de los arbustos más difíciles.
Los gerenuks también tienen un arsenal de defensa contra la pérdida de agua, que incluye conductos nasales adaptados que impiden la pérdida por evaporación, una orina muy concentrada y un estilo de vida sedentario. Además, la elección de los lugares por los que deambulan es estratégica: prefieren alejarse de las fuentes de agua permanentes para evitar la competencia con especies más dependientes del agua y las mayores concentraciones de depredadores.
Otra estrategia para su seguridad es su preferencia por los grupos pequeños. A menudo se ve a los gerenuk solos, pero no es raro ver grupos de unos cinco ejemplares en Tsavo. Los grupos más grandes son más comunes a medida que la tierra se vuelve más árida. En Somalia, pueden reunirse entre 25 y 30 gerenucos cuando el follaje es abundante y denso.
Sheldrick Wildlife Trust, una de las organizaciones benéficas más antiguas de África y una de las principales organizaciones de conservación, tuvo la oportunidad de observar de cerca a esta fascinante especie cuando rescató a una cría huérfana de gerenuk, Nuk, en 2013. En una publicación en Facebook, la fundación explicó que, tras perder a su madre, la cría «sorprendió a los pastores de ganado caminando hacia su casa con sus cabras».
Nuk anduvo libre por su propia voluntad después de un año al cuidado de la sede de campo de Kaluku del Trust. Se hizo amigo de un rebaño de impalas, pero los machos lo alejaron cuando le salieron cuernos y expresó su interés por las hembras.
Aunque el gerenuk está clasificado como casi en peligro de extinción debido a la caza furtiva y a la pérdida de su hábitat, se espera que Nuk encuentre una pareja de gerenuk y forme su propia familia.
«Parece que la está pasando bien y quizá haya establecido su propio territorio», dijo a The Dodo la responsable de comunicación y medios de la Fundación, Amie Alden. «Aunque es agridulce no verlo, estamos orgullosos de que haya encontrado claramente su lugar en la naturaleza. Una historia completamente exitosa».
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