El pintor plein-air de SoCal, Richard J. Oliver, sabe que cuanto más pueda decir el artista con una sola pincelada, más gratificante será. Él representa la sabia expresión del artista inteligente: «menos es más».
Es el polo opuesto de cómo pintaba antes, en el estudio que mantuvo durante los últimos 30 años. «A menudo lo explico metafóricamente como un proceso de hacer cuadros como poemas Haiku en lugar de largos ensayos descriptivos», dijo Oliver a The Epoch Times. Radicado en Los Ángeles, se unió a la tradición decimonónica del plein-air (pintura al aire libre en francés) para cambiar de ritmo después de seguir a los antiguos maestros durante dos décadas.
El estilo surgió con la llegada de los óleos, que venían ya en tubo, lo que hacía más práctico para el artista llevarlos, montar caballetes y pintar al lado de jardines salpicados de sol, cafés y paisajes abiertos.
De este nuevo y novedoso género surgieron líneas de famosos pintores al óleo, como John Singer Sargent, los realistas, y Cezanne con los impresionistas. «Me atrajo mucho el arte de Manet y de los realistas, y aprender a pintar se convirtió en mi pasión», comparte Oliver.
Estas son algunas de las obras de Oliver:
(Cortesía de Richard Oliver)
Viajar a lugares como Provence, Francia, las Sierras orientales y la costa de California se convirtió en el más gratificante año sabático artístico para Oliver, originario de Gales, Reino Unido.
Para sus excursiones no necesita llevar mucho material de pintura, pero le encanta ir de mochilero a lugares remotos y encantadores situados fuera de los caminos trillados. «La luz de Provence es muy cálida y los edificios y viñedos son una fuente de inspiración inagotable», afirma. » Visité y pinté la cordillera de las Sierras varias veces y siempre me llama».
Sobre su objetivo final, compartió: «Intento expresar el sentimiento primario que la escena o el motivo concreto invocan en mí. Deseo que mi trabajo sea menos descriptivo y más sugestivo, utilizando la forma, la textura, el valor, el tono, la saturación, las masas y la variedad como mis principales herramientas».
Siguiendo la tendencia actual, las fotos de Oliver sí se hacen virales en Instagram. En el lugar de los hechos, monta lienzos realistas, todavía húmedos, en plein-air para que se fundan mágicamente con su entorno. Al fotografiarlos y publicarlos, deja a los instagramers boquiabiertos en las redes sociales.
Sin embargo, Oliver no siempre pintó así.
Durante 20 años, siguió un camino más tradicional: pintar en el estudio al estilo de los maestros del Renacimiento, hasta que una enfermedad que amenazaba su vida le hizo salir al exterior y probar por primera vez el plein-air. Se convirtió en una profesión.
En realidad, los artistas anteriores al siglo XIX también lo hacían; John Constable se aventuró al aire libre, y Turner le siguió, para hacer bocetos sueltos al óleo directamente de lo natural, en contraste con las laboriosas prácticas de estudio de pintar por capas, esperando a que cada una se secara antes de pasar a la siguiente, lo que llevaba semanas, meses o años. Estos bocetos directos se utilizaban como referencia en el estudio, para ampliarlos y convertirlos en obras «acabadas» de mayor tamaño.
Seguir en esa línea se convirtió en la actividad de Oliver en la actualidad.
«Mientras que en el exterior se hace hincapié en registrar y reaccionar ante la escena y en capturar la mayor cantidad de información posible a medida que cambia a mi alrededor», compartió, «trato de registrar los colores y la luz para que sirvan de guía en mis pinturas de estudio, donde tengo más tiempo para contemplar e infundir el estilo en el entorno controlado del estudio».
Conjurando a Constable, explicó: «Abordo mi pintura en plein-air más como una nota de campo de estudio. Suelo utilizar un fondo de valor neutro y cálido y hago un boceto de valor antes de añadir el color. Llevo conmigo una paleta de colores primarios de temperatura dividida, que desarrollé a lo largo de los años y que se adapta a todos los entornos a los que voy manteniendo la armonía de los cuadros».
Oliver considera que pintar en plein-air es «extremadamente desafiante», pero «profundamente gratificante una vez que desarrolla un sistema de técnicas de trabajo rápido».
Sueña con tener algún día una galería Richard J. Oliver; pero, por ahora, las ferias de arte le van bien, ya que permiten a Oliver compartir su pasión con el mundo exterior.
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