Un artista italiano aficionado a los animales domésticos y a la pintura se ha hecho famoso con sus mágicos e hiperrealistas retratos de animales sobre rocas y piedras recogidas de la naturaleza.
Roberto Rizzo, de 50 años, nació en Nápoles, Italia. Estudió en el Instituto Europeo de Diseño de Milán después del bachillerato y empezó a trabajar como ilustrador y acuarelista para editoriales, antes de conocer «la magia de la pintura sobre roca» en 1996. Hoy vive y trabaja en Málaga, al sur de España.
«Empecé a pintar en las rocas por diversión, decorando guijarros marinos recogidos en la playa con formas extrañas», explica Rizzo a The Epoch Times. «El resultado fue tan apreciado que no he dejado de hacerlo desde entonces».
La pintura rupestre es un arte antiguo, pero las pinturas versátiles y los barnices resistentes de hoy en día han dado a las obras de Rizzo una longevidad moderna.
Rizzo dice que siempre empieza pintando la superficie de la roca con varias capas de color acrílico mientras trabaja de oscuro a claro. Luego dibuja un «boceto a lápiz muy preciso, evaluando los espacios y respetando las proporciones». A continuación, empieza a pintar el pelo y las demás zonas con pinceles medianos hasta que, tras varias capas, retoca los detalles con los pinceles más finos.
Sus pinturas sobre rocas son populares como objetos decorativos, pisapapeles e incluso como monumentos conmemorativos para mascotas, ya que Rizzo puede imitar el parecido de una mascota perdida a partir de una fotografía con una precisión asombrosa. Estos retratos de animales son sus encargos favoritos.
«Las mascotas llenan nuestras vidas con su presencia, al rodearnos de un amor puro e incondicional», dijo. «Ver a nuestros amigos de cuatro patas fallecidos retratados en una roca o en un lienzo celebra su recuerdo para siempre, y mantiene su mirada viva para siempre. Es muy emocionante recibir mensajes de dueños de mascotas conmovidos que me dan las gracias por las obras de arte recibidas.
«No pinto solo animales, pero son con diferencia mis temas favoritos, porque pintarlos me ayuda literalmente a dar vida a la materia mineral inanimada».
Todas las rocas de Rizzo proceden de la naturaleza y no están procesadas; honra cada uno de sus agujeros e imperfecciones, muchos de los cuales inspiran el diseño final. Una piedra pequeña o un lienzo pueden llevarle a Rizzo un día para pintar, mientras que un trabajo más grande puede llevarle varias semanas. Un «verdadero reto», como un lienzo de gran tamaño, puede llevar meses.
Sus rocas pintadas favoritas son las que nunca podrá repetir, debido a su forma y características únicas; cuenta con un guacamayo, un pez betta, un pelícano, un halcón peregrino, un camaleón, una pitón y un gran búho gris entre ellas.
Según sus propias palabras, la técnica de Rizzo se ha perfeccionado hasta alcanzar «un notable realismo», pero se abstiene de pintar algo demasiado frío. Prefiere la espontaneidad, el surrealismo y el simbolismo, y entrelazar la alegoría en su obra.
«Muchos creen que se necesita mucha paciencia, pero creo que es un error pensar así; no se necesita paciencia cuando se hace algo que se ama», dice Rizzo.
Desde 1996, Rizzo ha pintado miles de rocas y lienzos, tantos que ha perdido la cuenta.
Rizzo, que también es cantautor en una banda, se unió a Instagram a principios de 2015 para mostrar sus obras de arte. Desde entonces, su número de seguidores ha crecido y Rizzo agradece todo tipo de cosas, desde cumplidos hasta encargos, pasando por compañeros artistas que le piden consejo. Rizzo tiene un sitio web, una página de Facebook y un canal de Youtube con varios videos virales, y vende sus obras en Etsy.
Vea más de sus obras de arte a continuación:
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