Este fantástico animal llamado «dragón azul» vive en el océano y tiene un aspecto tan impresionante como parece. De hecho, es un tipo de babosa marina (nudibranquio), pero estas llamativas babosas cuentan con un increíble mecanismo de defensa que las diferencia de sus primos de jardín.
El dragón azul —Glaucus atlanticus— es conocido por los científicos desde hace más de 300 años. A menudo acaban en charcos rocosos entre las mareas altas, y su belleza esconde un arma temible.
Para evitar a los depredadores, esta babosa de mar ingiere las células del aguijón de la carabela portuguesa (o fragata portuguesa), y las transfiere astutamente a las puntas de sus ceratas, sus apéndices en forma de ala situados a los lados de su cuerpo.
Las células ingeridas se convierten en la formidable defensa del dragón azul.
«Desde que tengo uso de razón las he visto aparecer en las playas locales», explicó Steve Smith, experto en babosas marinas y director del Centro Nacional de Ciencias Marinas de la Universidad Southern Cross de Lismore (Australia), a Australian Geographic. «Realmente no se puede predecir cuándo va a suceder. Depende de cómo sean las agregaciones en alta mar y de cuánto tiempo sople el viento».
Muchas especies de babosas marinas se adhieren al fondo del océano, pero los dragones azules tragan burbujas de aire, lo que permite a sus cuerpos planos flotar en la superficie del agua, aunque al revés, y emplean un contraluz, similar al de los tiburones, para camuflar sus cuerpos, un segundo mecanismo defensivo.
El aspecto superior oscuro del dragón azul le permite confundirse con el océano cuando se observa desde arriba. Su parte inferior plateada se funde con el color del cielo cuando se ve desde abajo.
Los dragones azules, que flotan libremente en aguas templadas y tropicales, se pueden encontrar en los océanos Atlántico, Pacífico e Índico, explica Treehugger. Son hermafroditas y ponen unos 20 huevos a la vez. Y aunque solo miden 3 cm, sus dientes dentados les permiten darse un festín con criaturas de un tamaño mucho mayor, lo que hace que su nombre sea muy apropiado.
Los bañistas con ojos de águila pueden ver dragones azules más a menudo que otras babosas de mar, ya que su tendencia a flotar las expone a los vientos que las arrastran a la orilla. Y su hábito de agruparse en grandes cantidades, o «flotas azules», en la superficie del océano llama mucho la atención.
No es aconsejable recogerlas, ya que el dragón azul tiene la capacidad de lanzar un aguijón tan potente como el de una carabela portuguesa, incluso mucho después de que el dragón azul haya muerto.
Sin embargo, Smith afirma que nunca lo han picado. «Puede que tengan la capacidad de picar, pero eso no significa que vayan a hacerlo siempre», afirma.
Gracias a la fotografía amateur y al llamativo aspecto del dragón azul, con frecuencia se reportan nuevos avistamientos. Las babosas azules aparecieron en Taiwán en 2017. En 2020, hicieron apariciones tanto en Texas como en Ciudad del Cabo (Sudáfrica).
El programa científico ciudadano de Smith, Sea Slug Census, se beneficia considerablemente de estos datos. «El dragón azul es realmente uno de esos nudibranquios que muestran la belleza, el patrón y la adaptación», elogió.
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