Una ballena fue rescatada luego de 8 horas de intensos esfuerzos de voluntarios y expertos. El llanto del cetáceo para atraer a su manada era «desgarrador de escuchar».
En el verano del 2015 una joven orca se quedó varada entre afiladas rocas mientras cazaba focas con el resto de su manada, en Columbia Británica, Canadá. George Fisher, un residente de la zona, fue alertado a través de una llamada de radio, y pidió ayuda para el asustado animal.
Hermann Meuter, que en ese momento dirigía la Primera Nación Gitga’at de la Bahía de Hartley, fue el encargado de dirigir a un equipo que acudió al rescate, informó la Sociedad de Ballenas del pacífico.
En algún punto del festín, la marea comenzó a bajar y una orca se quedó atrapada entre las rocas afiladas. Asustada, la ballena comenzó a llamar a su familia, «lo cual era desgarrador de escuchar», dijo Meuter.
«Fue una experiencia muy conmovedora y emotiva para todos los involucrados. Ver a un miembro del principal depredador del océano tan vulnerable e indefenso en tierra fue muy triste», agregó.
Meuter sabía que la marea subiría solo seis horas después, así que era imprescindible ayudar a la ballena a mantenerse húmeda y fría. Varios voluntarios llevaron mantas y baldes para cubrirla de agua continuamente.
Meuter fue el primero en acercarse a la ballena para evaluar su estado, y al hacerlo, dijo que pudo «sentir su estrés». Así que lo siguiente fue calmarse él mismo, y ver al cetáceo directo a los ojos.
«Le dije que estábamos aquí para ayudar», pero «tal vez me estaba diciendo eso más a mí mismo», confesó.
Sin embargo, cuando vertió el primer balde de agua salada, la ballena pareció entender que las personas estaban ahí para ayudar, y no eran un peligro.
«Fue atendido por estas pequeñas criaturas de dos patas. Su madre y el resto de su familia inicialmente se quedaron cerca del pequeño islote en el que estaba atrapada la ballena, pero después de aproximadamente una hora se alejaron en la distancia, aunque no completamente fuera de la vista», escribió Meuter.
Luego de ocho horas, la marea subió y la orca pudo comenzar a moverse por sí misma. Aún así, todavía pasaron 30 minutos en que el magnífico animal estuvo flotando, para luego impulsarse con su cola y por fin reunirse con su familia.
Meuter esperaba volver a ver a la ballena y su familia semanas después del rescate, pero fue hasta marzo del 2017 que volvió a saber de ella.
«Es muy bueno saber que esta joven ballena está bien y sigue prosperando en compañía de su manada», publicó en Facebook.
Más tarde, en mayo de 2019, Meuter y su esposa volvieron a ver a la manada de la orca a la que ayudaron a sobrevivir.
«Las lágrimas comenzaron a correr por mi rostro cuando los recuerdos del rescate volvieron a mí. Fue una confirmación, un cierre al incidente del rescate», dijo en la página de la Sociedad de Ballenas del Pacífico.
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