Una ballena jorobada con la espalda rota ha recorrido más de 5000 kilómetros desde sus zonas de alimentación en la Columbia Británica hasta las de cría en Hawai, a pesar de no poder utilizar la cola para impulsarse en el agua. Los científicos se maravillan de su tenacidad y esperan que su difícil situación sirva de advertencia a los navegantes.
Los drones de BC Whales, una organización sin ánimo de lucro dedicada a la investigación de ballenas en la Columbia Británica, avistaron el 7 de septiembre una ballena jorobada hembra solitaria y herida que pasaba por delante de la Estación de Investigación de Fin Island, en el Territorio de Gitga’at, en dirección a aguas más cálidas. La ballena fue vista con una herida en forma de S en la espina dorsal, desde la aleta dorsal hasta la aleta caudal, probablemente causada por un golpe de barco. Sin embargo, su «trágica historia» no salió a la luz hasta meses después, según informó la organización en un comunicado de prensa.
El 1 de diciembre, la Pacific Whale Foundation (PWF) documentó la misma hembra adulta de ballena jorobada con la cola paralizada frente a la costa de Maui, Hawai, y más tarde compartió unas desgarradoras imágenes aéreas en Facebook. Estaba demacrada y cubierta de piojos. Identificaron a la ballena como Moon (BCX1232), bien conocida por BC Whales desde hace una década.
Debido a sus enormes heridas, los expertos se sorprendieron al verla resurgir en Maui dos meses después.
(Cortesía de Bcwhales.org)
Los investigadores se habían alegrado mucho de ver a Moon con una cría en 2020, enseñando a la cría a migrar navegando por las aguas de la costa oeste de Canadá. Pero aunque milagrosa, la migración de Moon en 2022 será la última.
«Las desgarradoras imágenes de su cuerpo retorcido nos conmovieron a todos. Es probable que sufriera un dolor considerable y, sin embargo, emigró miles de kilómetros sin poder impulsarse con la cola. Su viaje la dejó completamente demacrada y cubierta de piojos de ballena como testamento de su condición severamente depreciada», dijo BC Whales en un comunicado de prensa.
«Conocemos a Moon desde hace muchos años, se la ve a menudo a finales de otoño por las zonas de alimentación del norte de BC. En su estado actual, no sobrevivirá para hacer el viaje de regreso».
Janie Wray, directora general e investigadora principal de BC Whales, declaró a The Guardian: «Fue uno de esos momentos de ‘oh Dios mío’ cuando nos enteramos de que era Moon. Sin poder usar la cola, estaba haciendo literalmente el salto de pecho para realizar la migración. Es absolutamente asombroso, pero también te rompe el corazón».
Esta es la cruda realidad de una colisión con un barco, dijo BC Whales, instando a los navegantes a seguir el lema «ve un golpe, ve despacio» en las rutas de navegación que se solapan con los hábitats de las ballenas. La organización también aboga por la creación de «zonas de desaceleración» en los puntos calientes de ballenas para disuadir a los navegantes de acelerar y poner en peligro la vida de estos gentiles gigantes.
Su maratón de 3000 millas contra viento y marea pone de manifiesto el inmenso sufrimiento que pueden soportar las ballenas en aras de su cultura y sus instintos profundamente arraigados, afirma la organización.
«Nunca entenderemos realmente la fuerza que necesitó Moon para emprender lo que lamentablemente es su último viaje, pero nos corresponde a nosotros respetar tal tenacidad en otra especie y reconocer que las colisiones con embarcaciones conducen a un final devastador», dijo BC Whales en un comunicado.
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