Caballito rescatado que le temía a los humanos se enamora del prometido de su dueña

Por Tyler Wilson
06 de agosto de 2024 10:54 PM Actualizado: 06 de agosto de 2024 10:54 PM

Alesia Willard a veces siente un poco de celos por el incomparable vínculo que su caballo rescatado ha creado con su prometido, pero también disfruta viendo cómo se desarrolla su entrañable relación.

Al principio, Willard, de 32 años, dudaba en presentar a su prometido, Brander Pacheco, a Rudnik, un caballo cuarto de milla americano que aún recelaba y desconfiaba de los hombres.

Sin embargo, en el verano de 2020, cuando Pacheco se acercó por primera vez a la valla de Rudnik, el semental lo saludó con un olfateo y la pareja formó un vínculo aparentemente instantáneo.

«Fue realmente fascinante», dijo Willard a The Epoch Times. «Me quedé allí sintiéndome un poco celosa, pero Brander pensó que era lo más genial del mundo».

(Cortesía de Alesia Willard)

Rescate de un potrillo sarnoso

Willard conoció por primera vez a Rudnik, que tenía solo 11 meses en ese momento, en un rescate de caballos en Salmon Arm, Columbia Británica, en 2019.

«Solo había ido a ayudar a unos amigos a encontrar un nuevo caballo», dijo Willard, agregando que no tenía intención de adoptar uno.

Sin embargo, todo cambió cuando vio a Rudnik por primera vez.

«Vi que era solo un potrillo sarnoso a lo lejos», dijo. «No dejaba que nadie se le acerque».

Aunque a Rudnik le faltaban mechones de pelo y tenía abrojos en la cola y las crines, Willard dijo: «Había… una suavidad en sus ojos que me cautivó».

(Cortesía de Alesia Willard)

No se sabe mucho sobre la procedencia de Rudnik, solo que lo dejaron en una subasta de ganado de Alberta con los papeles de Quarterhorse en regla.

«En aquel momento estaba bastante asustado y temeroso, lo que hizo que todos lo vieran como un animal salvaje», dijo Willard. «Nadie quería tenerlo como mascota».

Rudnik solo interesaba a un comprador de matadero, por lo que estaba destinado al sacrificio. Pero alguien de una organización de rescate, de la que Willard acabó adoptando a Rudnik, intervino y lo compró por solo unos cientos de dólares.

Cuando Willard quiso acogerlo en su familia, se enteró de que otras personas ya habían presentado solicitudes para adoptarlo, pero aun así se arriesgó y en 24 horas recibió una llamada informándole de que Rudnik era suyo.

(Cortesía de Alesia Willard)

Willard pronto se dio cuenta de que lograr que Rudnik confiara en ella o en cualquier otra persona era una tarea difícil.

«No podía acercarme a él. No podía tocarlo ni ponerle el ronzal. Aunque tuviera golosinas en la mano, le daba igual», dijo.

Willard, que ha trabajado con caballos toda su vida, descubrió un «nivel totalmente distinto de desconfianza» y miedo al trabajar con Rudnik.

A pesar de sentirse abrumada por la monumental tarea, dijo: «Me comprometí plenamente a trabajar con él, pero hubo muchos días en los que me sentí desbordada».

Mientras trabajaba solo para aprender a tocarlo y hacer que Rudnik se sintiera cómodo a su alrededor, empezó a entender lo que él necesitaba.

Sin embargo, era extremadamente reactivo.

«Si le tocabas la parte trasera, se sentaba en el suelo como un perro, y si le tocabas la delantera, solo se tiraba al suelo y se cubría las patas», dijo. «Así que no sé si hubo algún trauma por tocarle las patas o qué pasó».

(Cortesía de Alesia Willard)

Cuando Rudnik empezó a dar muestras de confiar en ella, descubrió que sus pezuñas estaban muy crecidas y necesitaban un recorte.

«Había muchas cosas, pero era como un reloj que corría», dijo Willard. «[Pero] si no lo hacíamos y solucionábamos mientras era pequeño, una vez que creciera, iba a ser mucho más difícil de manejar».

El comienzo de un vínculo entrañable

Por aquel entonces, Willard conoció a Pacheco en una reunión con amigos comunes. Tras ser amigos durante cuatro meses, su relación floreció.

Pronto, Willard presentó a Rudnik y a Pacheco, y el resto es historia. Desde que conoció a Rudnik, Pacheco ha desarrollado un nuevo interés por los caballos.

Willard dijo que son como «hermanos perdidos de otra vida».

(Cortesía de Alesia Willard)

A menudo se les ve juntos, y Rudnik suele demostrar su afecto dándose cabezazos con Pacheco. Les gusta corretear y perseguirse, y Rudnik suele frenar y esperar a que Pacheco le alcance, dijo Willard.

Pacheco ha descubierto el linaje de Rudnik y se ha enterado de que procede de una línea de caballos ganaderos, por lo que a veces finge ser una vaca para que Rudnik lo acorrale y lo conduzca a los pastos.

«Creo que es muy divertido verlos juntos, porque solo parece ser algo natural para ellos», dijo. «Es una locura ver lo rápido que conectaron, e incluso ahora, cómo sigue creciendo su vínculo».

Mire el vídeo:


(Cortesía de Alesia Willard)


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