Un caballo gris y un malamute de Alaska, que formaron un vínculo instantáneo la primera vez que se vieron, han protagonizado una asombrosa sesión fotográfica en la nieve, que muestra la maravilla y la belleza de la amistad entre especies.
La fotógrafa rusa Svetlana Pisareva, de 44 años, estaba disfrutando de un paseo por la naturaleza con sus dos huskies siberianos cuando se detuvieron en un club ecuestre, donde se entrenaban caballos acrobáticos para escuelas de equitación, competiciones y películas. Se dio cuenta de que uno de sus perros estaba embelesado con los caballos.
«Realizaban trucos con placer y con total naturalidad. Era tan fascinante que ni siquiera mi perro podía apartar los ojos de ellos», cuenta Pisareva a The Epoch Times. «Cuando presentamos a mi perro a estos caballos, los límites que tenía en la cabeza sobre la imposibilidad de una amistad tan cálida entre especies… se borraron».
«Tanto para el caballo como para mi perro, no importaba en absoluto su tamaño, ni cuál de ellos tenía pezuñas o patas».
Al ser testigo de ello, Pisareva supo que quería expresarlo en imágenes para mostrar a la gente lo ilimitada que puede ser la amistad y lo increíbles que son los animales.
Con más de diez años de experiencia en fotografía, Pisareva ya tenía un portafolio de diferentes especies interactuando, pero nunca había fotografiado a un perro y un caballo juntos. La oportunidad de hacerlo surgió cuando una amiga de Pisareva le ofreció a su malamute de Alaska, Sob Aku, como modelo. Entonces fueron a un club hípico local para presentarlos.
«Los animales no se habían conocido hasta ese momento. Fue su primera comunicación; sin agresividad, sin negatividad, solo interés mutuo y deseo de comunicarse. …Nos aseguramos de que los animales se sintieran cómodos entre sí, y nos fuimos al bosque más cercano a rodar para que nuestros modelos no se distrajeran con nada», dijo Pisareva.
Armados con una cámara Canon y un objetivo Canon 70-200 L II, un par de termos con té caliente y «buen humor», Pisareva y su amiga observaron asombrados cómo el perro y el caballo encontraban un lenguaje común. En una serie de fotos conmovedoras, Pisareva captó a la pareja acariciándose, jugando y mirándose como viejos amigos.
La única intervención necesaria fue ayudar a Sob Aku a subir y bajar del lomo del manso caballo.
«El rodaje fue fácil y natural», dijo Pisareva. «En todos mis rodajes, no permito en absoluto la más mínima presión sobre los animales. Nada de coacciones, ni siquiera para conseguir la mejor toma. En cuanto entiendo que el animal está cansado, tiene miedo o simplemente no quiere seguir con la sesión, paramos».
Sin embargo, esta pareja pareció interactuar entre sí hasta el último encuadre. Cuando llegó el momento de separarse, el malamute simplemente se negó a irse.
«Este fue probablemente el momento más brillante para mí, porque antes, en principio, apenas podía imaginar una unión tan creativa, y aquí: amor», dijo Pisareva. «Estoy muy contenta de haber podido captar la calidez de su amistad en las fotografías».
Las conmovedoras fotos de Pisareva fueron difundidas por los medios de comunicación locales e internacionales, y los comentarios positivos se multiplicaron.
A la minoría escéptica que pensaba que Pisareva simplemente había empalmado fotos, la fotógrafa respondió: «Lo principal es que soy fiel a mí misma. Estoy en contra de esos métodos, y todos mis clientes lo saben muy bien».
Pisareva, que vive en su ciudad natal de San Petersburgo, Rusia, con su marido y sus huskies, no se dedicó pronto a la fotografía como profesión. Por seguridad laboral, trabajó como economista y contable durante muchos años, pero se frustró por la falta de desarrollo creativo.
«Soy creadora por naturaleza», afirma. «Finalmente, a los 33 años, literalmente ‘lo dejé todo’ y empecé a dedicarme a la fotografía, que siempre me ha atraído. Estudié, practiqué, resolví mis defectos y volví a estudiar; al fin y al cabo, como usted sabe, el talento es solo el 10 por ciento del éxito. El 90 por ciento restante es trabajo».
Pisareva, que comparte sus fotos en su sitio web, nunca deja de perfeccionar sus habilidades, pues cree que «no hay límite en el arte de la fotografía», y se alegra de poder mostrar el encanto del mundo animal a través de sus fotos.
«Me encantan los animales y lo que hago», afirma.
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