Escuchas a Sally tocar el piano y queda claro que lleva alegría a quien quiera que la oiga, empezando por ella misma.
Por supuesto, no sería tan extraño si Sally no fuera un caballo.
Jacqueline, la dueña de un santuario de Greely, Ontario, lleva a Sally al establo donde regularmente se colocan objetos en una mesa para que el caballo elija. A veces, Sally selecciona el tipo de cepillo que le gusta, con cerdas más gruesas o más finas, que se utilizarán para darle una buena y relajante frotada.
Pero con bastante frecuencia elige el piano de teclado plano, que envía sonidos alegres a sus ansiosas orejas de caballo mientras deleita a sus cuidadores humanos.
«Lo que está haciendo es explorar», dijo Jacqueline, que tiene a Sally en Little Creek Farm and Sanctuary hace ocho años. «Mucha gente quiere que le enseñemos una canción real, pero no queremos hacer eso, porque entonces estaría actuando para nosotros».
Como los otros 45 animales en Little Creek Farm, Sally fue rescatada luego de haber sido desechada de la industria. Es natural que el ganado se vuelva demasiado viejo o demasiado enfermo para proveer a la agricultura, y no hay día en que a Jacqueline no le ofrezcan caballos.
La primera vez que Sally vio el piano, debió parecerle «un objeto nuevo y aterrador», dijo Jacqueline. Pero la yegua, que llegó asustada y enferma, se volvió cada vez más valiente ante los sonidos del piano, hasta que estuvo lista para ser invitada a probar algo nuevo.
«Tomó cuatro veces», dijo Jacqueline. «La tercera vez, se dio cuenta de que cuando toca, recibe golosinas. Y luego, la cuarta vez, realmente quitamos las golosinas y solo vemos qué pasa».
(Cortesía de Little Creek Farm and Sanctuary)
Ahora Sally frota ansiosamente su gran nariz de caballo en la mesa vacía antes de que el piano siquiera se coloque, como esperando un sonido. «Así hace cuando pide tocar el piano», explicó Jacqueline.
La música de Sally es de su propia autoría y para su propio disfrute, sin embargo, ha contribuido a otra causa: ayudar a recaudar fondos para las necesidades médicas de otros animales en el santuario. «Sally nunca dijo ‘no’ a tocar el piano», aseguró Jacqueline.
En poco tiempo, fue inevitable que Sally, el caballo pianista, alcanzara fama viral.
A medida que sumaba seguidores masivamente, Jacqueline dice que el 95% de los comentarios que recibieron fueron positivos, aunque siempre que algo se vuelve tan viral, siempre habrá algo de maldad.
«Siempre habrá personas que dirán, ‘oh, no lo está haciendo por su propio disfrute; lo está haciendo por la golosina'», dijo. «Siempre habrá personas que digan eso».
Pero Sally opina diferente. «Es una yegua muy especial», dijo Jacqueline. «No es tímida en absoluto y nos hace saber si algo no les gusta».
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