Una escurridiza y exótica especie de paloma de espectaculares colores ha sido grabada en video por primera vez tras haber permanecido inédita y sin documentar por los científicos durante los últimos 140 años. A esta grabación le siguió una expedición y un encuentro cercano entre humanos y aves único en la vida.
El pasado otoño, un equipo de investigadores y conservacionistas partió hacia Papúa Nueva Guinea en busca de la rarísima paloma faisán de nuca negra. Esta gran paloma terrestre solo vive en la isla Fergusson, en el archipiélago D’Entrecasteaux, y fue encontrada y catalogada por primera vez por los científicos en 1882.
La expedición —una colaboración entre American Bird Conservancy, Search for Lost Birds, BirdLife International y Re:wild— supuso el primer estudio de este tipo realizado en la isla Fergusson. Utilizaron cámaras trampa remotas para capturar fotos y videos de la paloma faisán a principios de octubre, antes de adentrarse en el bosque durante su visita de un mes a la isla.
«Cuando recogimos las cámaras trampa, pensé que había menos de un uno por ciento de posibilidades de conseguir una foto de la paloma faisán de nuca negra», afirma en un comunicado de prensa Jordan Boersma, codirector de la expedición e investigador postdoctoral de la Universidad de Cornell. «Entonces, mientras me desplazaba por las fotos, me quedé atónito con esta foto de este pájaro caminando justo al lado de nuestra cámara».
La expedición estaba encabezada por el director del programa Lost Birds, John C. Mittermeier. «Ver esas primeras fotos de la paloma faisán fue como encontrar un unicornio», dijo. «Es el tipo de momento con el que sueñas toda tu vida como conservacionista y observador de aves».
La paloma faisán de nuca negra se llama así por su pigmentación única y su parecido con el faisán común, con su cola ancha y plana, su gran tamaño y su vuelo torpe. Aunque se sabe poco de esta especie, los ornitólogos creen que su número está disminuyendo.
Para varios miembros de la búsqueda, ésta no era su primera excursión a la isla Fergusson. Los miembros del equipo Boermsa, Doka Nason (que instaló las cámaras trampa) y el colíder de la expedición Jason Gregg (biólogo conservacionista) se embarcaron en una exploración de dos semanas en 2019 para determinar los lugares más probables donde se producirían avistamientos.
Luego, en 2022, en colaboración con los habitantes de la isla y el Museo Nacional de Papúa Nueva Guinea, los buscadores pasaron cuatro semanas desafiantes tomando la medida de la isla montañosa, entrevistando a las comunidades y recopilando toda la información que pudieron sobre la esquiva ave.
Resultó que, aunque los científicos no habían visto el ave desde 1882, los cazadores locales sí lo habían hecho. Al llegar a las aldeas de la ladera occidental del monte Kilkerran, la montaña más alta de Fergusson, el equipo se encontró con cazadores que habían oído y visto a la exótica paloma.
«Nos sentimos más seguros del nombre local del ave, que es ‘Auwo’, y sentimos que nos acercábamos al núcleo del hábitat donde vive la paloma faisán de nuca negra», afirma Gregg.
El cazador Augustin Gregory, de la aldea de Duda Ununa, ayudó a localizar los mejores lugares para las cámaras trampa después de decir al equipo dónde había visto al ave con sus propios ojos. El equipo de búsqueda colocó 12 cámaras trampa a lo largo de las empinadas laderas de la montaña y en el denso bosque, y 8 más en lugares señalados por otros cazadores.
(Cortesía de Jason Gregg/American Bird Conservancy)
Fue una cámara instalada en una escarpada cresta de 1200 metros, cerca del río Kwama, por encima del pueblo de Gregory, la que finalmente avistó a la paloma faisán de nuca negra deambulando por allí. El avistamiento fue tan raro y difícil de conseguir como el equipo había previsto.
«El hecho de que muchas de las personas a las que entrevistamos nunca hubieran visto u oído hablar de la paloma faisán pone de manifiesto lo escurridiza que es esta ave y sugiere que podría ser extremadamente sensible a las perturbaciones humanas», afirma Cosmo Le Breton, miembro del equipo y ayudante de investigación de la Universidad de Oxford.
Las comunidades isleñas estaban «muy emocionadas» con el redescubrimiento, ya que muchas no habían visto ni oído hablar del ave hasta que el equipo pisó la isla de Fergusson, según la conservacionista Serena Ketaloya, residente en Papúa Nueva Guinea. Añadió que esas comunidades «ahora están deseando trabajar con nosotros para intentar proteger a la paloma faisán».
La información detallada recopilada por el equipo también «ha proporcionado una base para la conservación de esta ave extremadamente rara», declaró Roger Safford, director del programa de Prevención de Extinciones de BirdLife International.
El redescubrimiento de la paloma faisán fue saludado por Christina Biggs, gestora del proyecto Search for Lost Species de Re:wild, como «un increíble faro de esperanza para otras aves perdidas desde hace medio siglo o más».
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