Escondido en las colinas toscanas de Italia se encuentra un castillo árabe de 365 habitaciones construido en 1600 y entre cuyos muros se desarrolla uno de los periodos más fascinantes de la historia moderna.
¡Bienvenido al majestuoso castillo de Sammezzano! Situado cerca de la ciudad de Florencia, era realmente un lugar para la evasión total, de lo que hace eco la inscripción en latín «Non plus ultra» («No más allá») colocada sobre un arco. Encargada por un marqués italiano que heredó la finca en 1816, las palabras quizás comuniquen su intención de transportar a los visitantes más allá de la belleza del mundo conocido.
Algunas de las estancias más impresionantes del castillo son la Sala de los Pavos Reales, la Sala Blanca, la Sala de los Lirios, la Sala de los Espejos, la Sala de Fumar, la Sala de los Enamorados y una pequeña capilla. El castillo de cuento de hadas apareció en la película de aventuras de 1974 «Las mil y una noches», así como en el drama «Días tranquilos en Clichy», rodado en 1990, y en la película de 2015 «Cuento de cuentos», por nombrar algunas.
Sin embargo, la historia centenaria del castillo es también tan intrigante como su gloria arquitectónica.
Sammezzano, cuyos cimientos se remontan a la época romana, fue propiedad de la familia Ximenes d’Aragona a principios del siglo XVII y tuvo muchos residentes nobles, según la organización italoamericana Italian Sons & Daughters of America. Pero ninguno fue tan apasionadamente extravagante como el marqués Ferdinando Panciatichi Ximenes d’Aragona, que más tarde heredó el castillo.
Ferdinando, como es más conocido, estaba obsesionado con el orientalismo, de moda en Europa durante el siglo XIX, lo que le llevó a embarcarse en una nueva y grandiosa visión de su propiedad.
Entre los años 1843 y 1889, el noble italiano reconstruyó por completo el palacio al que había dado forma originalmente su antepasado Ximenes de Aragón allá por 1605.
A lo largo de cuatro décadas, Ferdinando contrató a artesanos locales para crear un palazzo rico en colores, con una impresionante variedad de elementos arquitectónicos, como columnas, frisos, laberintos, arcos, bóvedas y cúpulas. El resultado fue algo parecido a un palacio egipcio cruzado con la Alhambra de Granada y la kasbah de Marrakech, o un mini-Taj Mahal de la India.
El castillo, una pura fantasía oriental, ocupa por sí solo más de 170,000 metros cuadrados (aproximadamente 42 acres); los lujosos terrenos ajardinados de 160 acres que lo rodean contienen no solo plantas extrañas, estanques ornamentales, cuevas y fuentes, sino también enormes secuoyas centenarias, la mayor colección de árboles de este tipo en Italia.
Es fácil comprender que los visitantes de Sammezzano se sientan transportados a otro mundo.
En la década de 1930, el castillo de Sammezzano estaba en manos de un propietario condenado por «quiebra fraudulenta», según Metro.co.uk. Tras la II Guerra Mundial, se vendió y comenzó una nueva encarnación como hotel de lujo: un lugar donde los italianos curtidos en mil batallas podían disfrutar de paz, tranquilidad y una floreciente escena social.
El extenso castillo de cuento de hadas era el escenario perfecto para una dosis muy necesaria de hedonismo de posguerra. Tras las penurias de los seis años anteriores, los consumidores ansiaban confort, y Sammezzano se lo proporcionó con creces. Sin embargo, las décadas venideras no estuvieron exentas de turbulencias, y la nueva edad de oro del Sammezzano no podía durar para siempre.
El hotel volvió a cerrar en los años ochenta y, poco después, sobrevino una época oscura.
La policía detuvo a una red internacional de narcotraficantes por haber utilizado la emblemática propiedad como laboratorio de heroína, el mayor jamás descubierto en Europa. Afortunadamente, el sueño de Ferdinando fue rescatado y, en 2017, el castillo y el complejo fueron comprados por una empresa de Emiratos Árabes Unidos. ¿El precio? La módica cantidad de 15.4 millones de euros (aproximadamente 16.7 millones de dólares).
Actualmente, el castillo está de nuevo a la venta, oficialmente listado en Coldwell Banker Global Luxury.
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