Los cazadores de Nunavut están acostumbrados a observar la vida silvestre que generalmente no se ve en climas más moderados. Sin embargo, no todos los días los habitantes de esa región ártica se encuentran con el cadáver congelado de una enorme ballena de Groenlandia, o ballena boreal, encallada.
Eso es lo que Lenny Panigayak y su familia encontraron cuando salieron a cazar focas en el Golfo de Boothia.
«Fuimos a cazar focas y un familiar fue el primero en ver la ballena», dijo Panigayak a The Epoch Times. «Y me dijo que vio una ballena boreal a la orilla del mar».
Sorprendidos, la familia se acercó. Lo que habían descubierto era una ballena de tamaño natural, congelada en el témpano de hielo. Informaron haber visto las huellas de osos polares en la nieve alrededor de la ballena.
Era finales de noviembre, una época del año común para ver osos polares en la zona. Pero según Panigayak, aunque solía ser común ver 50 o 60 osos persiguiendo los témpanos de hielo, últimamente el cambio climático ha hecho que sea inusual verlos en grandes cantidades.
Dijo que su familia estaba tan emocionada de ver a los osos polares como a la ballena encallada.
«Cuando mi padre oyó que había muchos osos, dijo: ‘¡Vaya!’ Puedo decir por su voz que él también estaba emocionado», dijo. «Así que empezamos a seguir las huellas que dejaron las motos de nieve de mis familiares sabiendo que venía de esa dirección».
Impresionados, se quedaron mirando su enorme cuerpo y los persistentes osos.
«Fue un espectáculo muy, muy asombroso. Es la primera vez que veo una ballena boreal», dijo Panigayak a CBC.
Según Panigayak, el oso más cercano medía aproximadamente 12 pies (3.6 metros) de altura.
«Pude ver que ese oso polar de ahí abajo estaba caminando por el témpano y caminando a lo largo del borde del témpano», dijo. «Y puedo decir que no tenía hambre. Se estaba comiendo la ballena boreal en la orilla».
Incluso vieron una madre oso y sus cachorros a lo lejos.
«Fue muy emocionante, pero también estresante. La sangre se acelera, porque aquí se ven a lo largo de la orilla huellas de osos polares frescas», dijo Panigayak.
Sin embargo, la familia sabía que estaban a salvo porque estaban armados y se podían defender si era necesario.
«Es difícil describir el sentimiento», añadió. «Fue la primera vez que vi una ballena que murió por causas naturales. Y es muy sorprendente. Es una sensación muy emocionante».
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