Milly, una cervatilla criada por un rescatista de animales, ahora vive con su familia y se ha convertido en la mejor amiga de sus dos perros. Incluso responde a su nombre.
Hace un año, un caminante encontró a Milly con menos de 24 horas de vida y creyó que la habían abandonado en la hierba alta. La llevó a los veterinarios de Moretonhampstead, en Devon, Reino Unido.
Los veterinarios pensaron que su madre no la aceptaría de vuelta por el contacto humano y llamaron a Steve Hopper, un rescatista local de animales y exsargento de la Policía de Devon y Cornualles, con 40 años de experiencia ayudando a la fauna local.
Hopper, de 65 años, ha criado a Milly con ayuda de sus pastores suizos, Bear y Fox, que acogieron como parte de la familia. Milly juega con los perros como si fueran sus hermanos. Hopper cuenta que acude cuando la llaman, sobre todo si sabe que hay una galleta de chocolate esperándola.
«Milly es única», dice Hopper. «Me encanta el contacto diario con ella. Primero, su supervivencia fue un logro. Ahora, disfruto viendo la reacción de la gente que la conoce, especialmente con los perros. Se lanza hacia ellos sin miedo, y eso me divierte mucho. Es algo inesperado, pero a ella no le importa, solo juega, y ellos juegan con ella».
«Es parte de la familia. Los pastores la aceptaron desde que llegó y Milly juega activamente con ellos. A menudo están todos juntos en el corral. Se acicalan mutuamente, ella les da cabezazos, corretean como niños. Solo juegan. Aún es joven, así que no sé cuánto durará este comportamiento, pero interactúa con ellos y conmigo».
Hopper explica que normalmente los cervatillos siguen a sus madres para aprender y adoptar sus comportamientos. Pero Milly ha tenido a Hopper y sus perros como «padres», por lo que ha seguido sus pautas de comportamiento.
El rescatista tiene otros tres gamos a su cargo, y aunque les presentó a Milly varias veces, dice que ella no muestra «ningún interés» en comparación con él y los perros.
Sobre cómo Milly llegó a su cuidado, Hopper afirma que es algo que «nunca debería haber ocurrido». «Era recién nacida cuando la encontraron: aún pegajosa y sucia, con el cordón umbilical húmedo y blando. Los ciervos no suelen adaptarse bien cuando los alejan de sus madres. Deberían haberla dejado en paz, es cuestión de equilibrio».
«Los cervatillos no se mueven cuando son muy pequeños, así que nunca deberían haberla recogido. Los veterinarios no tenían mucha experiencia y me llamaron. Llevo toda la vida rodeado de animales, pero esto fue un curso intensivo por Internet, ya que era la primera vez que cuidaba un cervatillo».
Steve le dio leche de cabra cuatro veces al día durante las primeras diez semanas, hasta que sus papilas gustativas maduraron y empezó a gustarle todo lo verde. «Tenemos la granja Pennywell cerca y son geniales», dijo. «Les llamé y les dije: ‘Tengo un pedido extraño, necesito su leche de cabra para un cervatillo’, y aceptaron».
Según Steve, cada especie de ciervo necesita una leche distinta: el corzo y el gamo pueden tomar leche de cabra pero no de vaca, mientras que el ciervo rojo puede tomar leche de vaca pero no de cabra.
«Los ciervos no se destetan como nosotros. Desde muy pequeña, Milly mordisqueaba la hierba: el 99% de su alimentación provenía de la leche, pero probaba la vegetación cuando era pequeña. A los 2 meses, se notaba la diferencia: poco a poco mostraba menos interés por la leche y yo notaba cambios sutiles en su comportamiento, descubriendo lo que quería comer. El mayor problema es que si ve algo verde delante, se para y se lo come».
Ahora Milly come vegetación, leche de cabra, pellets, zanahorias, manzanas y, ocasionalmente, galletas de chocolate.
Al crecer, Milly busca menos la protección de su familia y su independencia aumentó al depender menos de Hopper.
«Antes se pegaba a mí como si fuera pegamento porque era muy pequeña, no más grande que un conejo con patas largas, así que tenía más motivación para estar cerca de mí y de los perros», dijo. «Pero ahora se queda en el campo toda la noche, y mando a los perros a buscarla y traerla para comer».
«Puedo llamarla por su nombre, silbarle cuando salgo temprano o, si no la he visto, vendrá como un imán. Pero cuando sabe que estás cerca, te ignora. Cuando sabe que tienes golosinas, como un bourbon de chocolate o golosinas para perros, vendrá, y de vez en cuando, viene por compañía, un empujoncito, y es muy cariñosa en un buen día».
Debido a su singular comienzo en la vida, Milly no volverá a la naturaleza, sino que permanecerá con su nueva familia en Devon.
Hopper aconseja a los paseadores de perros llevarlos atados cerca de animales salvajes e insta a la gente a usar el sentido común cuando encuentren crías de animales solas o heridas.
Hopper dirigía su propio negocio de cetrería y dice que recibe llamadas para rescatar animales «como un reloj» todos los días, financiándolas de su propio bolsillo.
«Mi consejo general para cualquier animal o ave que encuentres es dejarlo en paz», dijo. «Pero también, si tienes hijos, piénsalo: ¿vas a dejar a tu bebé de dos años corriendo solo por el parque? Es cuestión de equilibrio y de saber lo que tienes delante».
Descubre más sobre el trabajo de Hopper y sigue el viaje de Milly aquí.
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