El Dr. Lonnie Johnson puede ser uno de los más brillantes inventores de nuestro tiempo.
El científico e ingeniero es responsable de más de 100 patentes, incluyendo un convertidor de energía termoeléctrica y una batería de litio de película fina.
Pero, ¿cuál es su invento más famoso? Uno de los mejores juguetes del siglo XX, el Super Soaker, la pistola de agua más poderosa.
Este se materializó gracias a un descubrimiento accidental.
Todo gracias a un accidente
«Cuando se me ocurrió la idea de la pistola de agua, estaba trabajando en otra cosa», recuerda Johnson.»Estaba trabajando en una nueva idea para una bomba de calor que usaría agua como un fluido motor en lugar del freón». En ese momento existía la preocupación de cómo el uso continuo del freón afectaría al medio ambiente, por lo que Johnson se dispuso a ver si podía desarrollar un sistema de refrigeración que utilizara agua, en su lugar.
«Estaba experimentando con algunas boquillas que las hice mecánicas y disparé un chorro de agua a través del baño y pensé, ‘Cielos, tal vez debería dejar de lado estas cosas de ciencia dura y trabajar en algo divertido como una pistola de agua. Tal vez podría conseguir suficiente dinero para mantener mi hábito'», recuerda Johnson.
Esta no fue la primera incursión del ingeniero en la fabricación de juguetes. «Cuando era niño, siempre quise hacer un juguete mejor, algo con lo que disfrutara jugando», recuerda.
Creó juguetes desde que era un niño
Uno de los primeros juguetes que creó Johnson fueron las pistolas de chinaberry, con sus amigos, usando un trapeador y tubos de bambú ahuecados. Esto prefiguraría un invento posterior (muy popular).
«Esa fue en realidad la primera pistola Nerf, antes de que saliera Nerf», dice Johnson. «Utilizaba aire comprimido para disparar a los mosquitos».
¡Ah!, ¿mencionamos que también inventó el arma Nerf?
«Algunas de mis patentes más famosas son las pistolas Nerf y las Super Soakers», dice Johnson. «Para hacer la línea de productos N-Strike Nerf, esas pistolas se basaron en mis patentes (…). Super Soaker, por supuesto, toda esa línea comenzó como resultado de mi invención».
Johnson se considera a sí mismo como un creador de toda la vida.
«Creo que he sido un inventor durante toda mi vida», dice Johnson. «Desde que era un niño pequeño, solía jugar y hacer pequeños juguetes y cosas (…). Construí un go-kart, molinos de viento, —un montón—, cohetes».
Creció en Alabama en medio del movimiento de derechos civiles
Uno de sus inventos de los que se siente más orgulloso hasta la fecha es un robot que construyó en la secundaria. Johnson asistió a la Escuela Secundaria Williamson en Mobile, Alabama, y en una feria local de ciencias de ingeniería juvenil, la que se celebró en la Universidad de Alabama, presentó su robot llamado «Linex». Su equipo representó a la única escuela negra en la feria. Era el año 1968, solo cinco años después de que un tribunal federal de distrito ordenara a la Universidad de Alabama que admitiera a los estudiantes negros Vivian Malone y James Hood. El gobernador George Wallace, que a principios de ese año había declarado: «Segregación ahora, segregación mañana, segregación para siempre», se paró en la puerta del Auditorio Foster, causando un enfrentamiento con las autoridades federales.
«Cuando crecí en Alabama en aquel entonces en todo había mucha segregación», recuerda Johnson. «La gente con la que interactuaba diariamente era principalmente negra, mis profesores eran todos negros, así que el racismo y el ser tratado injustamente nunca fue parte de mi actividad o consideración diaria».
«Así que cuando fuimos a la Universidad de Alabama, que era un ambiente totalmente diferente, todos allí eran blancos excepto nosotros y el hecho de que yo estuviera allí con mi robot para mí fue una victoria en sí misma». Esa no fue la única victoria con la que se iría ese día, Johnson y Linex fueron premiados con el primer lugar.
Luego asistió a la Universidad de Tuskegee con una beca
Después de la escuela secundaria, Johnson asistió a la Universidad de Tuskegee, donde se graduó con una licenciatura en ingeniería mecánica y una maestría en ingeniería nuclear. Uno de sus primeros trabajos después de la escuela fue en el Laboratorio Nacional de Oak Ridge, trabajando en sistemas de refrigeración para reactores nucleares.
«Trabajaba junto a un tipo que tenía el mismo nivel de ingeniería que yo, tenía una maestría y se había graduado en Penn State y era blanco, por supuesto», recuerda Johnson. «Y resulta que yo estaba haciendo un mejor trabajo que él. Desde entonces, siempre me he sentido muy bien con mi educación en Tuskegee».
Johnson se unió a la Fuerza Aérea, lo que eventualmente lo llevaría a su tiempo a la NASA.
Trabajó en la nave espacial Galileo que fue enviada a Júpiter
«Después de haber hecho algunos análisis para la Fuerza Aérea, yo predije algunas cosas que la NASA había registrado para declarar que no podían suceder», dice Johnson. «Yo probé que la predicción de la NASA no era totalmente exacta, fue entonces cuando me ofrecieron el trabajo en el Laboratorio de Propulsión a Chorro en Pasadena y allí fui a trabajar en la nave espacial Galileo, como ingeniero de sistemas de energía».
Durante su tiempo en la NASA, desarrolló un mecanismo de suministro de energía fundamental en la nave Galileo que se envió al espacio para estudiar Júpiter y sus lunas.
«Fue un invento que mis compañeros ingenieros dijeron que no funcionaría», recuerda Johnson. «Lo hice funcionar, lo conseguí en la nave espacial y muchos de ellos se me acercaron para disculparse por las cosas que habían dicho sobre mi idea(…). Eso para mí fue una gran victoria moral, pensar, lo he conseguido, ahora soy un verdadero ingeniero».
Pasó días trabajando en el Stealth Bomber y las noches en el Super Soaker
También fue por esa época que tuvo la idea inicial de la Super Soaker. Johnson dejó la NASA para volver al servicio activo con la Fuerza Aérea, mientras jugueteaba con los prototipos de las pistolas de agua.
«Eso fue cuando estaba trabajando en la pistola de agua en mi sótano después del trabajo por las tardes», recuerda Johnson. «Luego, me salí de allí y me fui a la Base Edwards de la Fuerza Aérea, trabajé en el programa de Stealth Bomber (un avión furtivo indetectable), cuando era altamente clasificado y nadie sabía que existía. En realidad no podía decirle a mi esposa en qué trabajaba durante el día, ese era un gran secreto».
Aunque el genio creativo y técnico de Johnson puede atacar en cualquier momento, hay mucho que se necesita para tomar una chispa de descubrimiento y convertirla en algo que esté listo para el mundo.
«Desde que tuve la idea del Super Soaker, pasaron unos siete años antes de que encontrara un camino para comercializarlo», recuerda Johnson. «Luego, pasaron unos 10 años desde que tuve la idea hasta que se convirtió en el juguete número uno en ventas del mundo. Es una historia de perseverancia».
Hubo algunos prototipos de Super Soaker que nunca se vendieron
Entonces, ¿hubo alguna idea de Super Soaker que no se logró?
«Desarrollé un sistema en el que cuando uno terminaba de disparar el arma, podía simplemente meterla en un charco de agua o en un cubo y pulsar un botón y automáticamente aspiraba el agua y ya podía volver a hacerlo», recuerda Johnson. «Era una pistola de agua de recarga rápida y auto-rellenable. Esa realmente nunca llegó al mercado».
Hoy Johnson está trabajando para animar a los estudiantes a perseguir sus intereses en STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, en inglés). Se asoció con 100 Black Men of Atlanta y FIRST Robotics para introducir a más estudiantes en la ingeniería y la tecnología.
«Una de las cosas que realmente se relaciona conmigo es que la gente vio mi interés en la ingeniería muy temprano y ellos lo nutrieron, ellos cultivaron eso», recuerda Johnson. «Creo que cuanto más temprano podamos hacer que los niños se interesen y más podamos dar una respuesta positiva en lugar de una crítica, más probable es que veamos a los niños crecer y tener éxito, creo firmemente en eso».
Él también sigue trabajando en nuevos inventos con su equipo de Johnson Battery Technologies.
Hoy está trabajando en un proyecto con la NASA
«Inventar es lo que hago», dice Johnson.
Actualmente está trabajando con la NASA en un convertidor de calor a energía eléctrica, así como en una batería de litio-aire, que, si tiene éxito, Johnson cree que podría tener la capacidad de contener 10 veces la energía de una batería de iones de litio.
Aún así, sabe que la gente lo recordará siempre por sus contribuciones a la infancia.
«Me parece curioso que la gente parezca hacer un gran alboroto por mí y por el Super Soaker y todavía estoy tratando de acostumbrarme a eso», dice Johnson. «Vengo a trabajar, trato de inventar y desarrollar nuevas cosas para resolver problemas. Hay una expresión que dice: ‘La necesidad es la madre de la invención’, así que busco problemas realmente buenos para resolver. Eso es lo que hago».
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