Una especie de «espeluznante» hongo fue visto en el bosque de New Brunswick. Y a juzgar por su apariencia, parece que la decoración de Halloween de alguien se perdió en el bosque.
Sarcosoma globosum, o «caldero de las brujas» es una especie de hongo de Europa en amenaza de extinción, y esta es solo la segunda vez que se ve en la zona.
La seta, cuyo nombre es muy apropiado, de verdad parece un caldero de brujas, se ve como un cuenco redondeado mate y oscuro y tiene una abertura en la parte superior, llena de algún tipo de sustancia viscosa y brillante.
Después de viajar a New Brunswick para tomar una muestra, Alfred Justo, experto en hongos y micólogo del Museo de New Brunswick en Saint John, confirmó que el hallazgo es, en efecto, un caldero de brujas.
«Siempre es emocionante encontrar una especie que no es común», dijo a CBC. «Especialmente en este caso, una especie como esta, tiene un aspecto muy particular».
El Museo de New Brunswick compartió fotos de los hongos en Facebook, declarando que esperan que el descubrimiento aumente el conocimiento científico del extraño y misterioso hongo.
«Esta colección aumentará nuestro conocimiento sobre la biología de esta especie potencialmente rara», escribió el museo el 20 de mayo. «Muchas gracias a la familia McIntosh y a Aaron Dowding del Nature Trust de New Brunswick por alertarnos de la presencia de esta especie, y permitirnos hacer una colección».
Según Justo, el hallazgo trae esperanza a una especie que los científicos temen que esté desapareciendo del mundo.
«Han habido algunas preocupaciones sobre que las poblaciones de estos hongos han estado disminuyendo durante algunos años», dijo. «En general, sabemos muy poco sobre la distribución de la especie y la poca frecuencia con la que se encuentra, por lo que cualquier nuevo hallazgo nos permitirá aprender un poco más».
El descubrimiento ocurrió solo unos meses después de que se descubriera un caldero de brujas en Letonia, donde se pensaba que la especie estaba extinta.
«El caldero de las brujas se encuentra comúnmente en bosques de abetos y se suele encontrar cerca de ríos y arroyos», explicó Justo. «En este caso particular no había ningún río o arroyo cercano, pero habían muchos abetos en la zona».
También se supo que al hongo le gustan los inviernos cálidos, y se encuentra más a menudo a principios de la primavera, cuando la nieve se derrite por primera vez.
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