Una fría mañana en Virginia heló el corazón del director de un centro de rescate, cuando en la entrada de su oficina dejaron a un ser indefenso al borde de la muerte. El perrito, cuyo cuerpo desnutrido y tembloroso era apenas un saco de huesos y piel, aún irradiaba ojitos dulces e implorantes.
Cuando en diciembre de 2022 el director del Richmond Animal Care and Control (RACC) recibió a un canino moribundo, se conmovió hasta lo más profundo y no dudó ni un instante en brindarle auxilio. Lo llevó de inmediato a la clínica de urgencias veterinarias con la calefacción al máximo para intentar reconfortar al pobre can durante el trayecto.
Pero al llegar, la realidad lo golpeó con crudeza. El cuerpo de Olympus estaba tan frío que el termómetro no registraba su temperatura. Su pulso era tan tenue que ni siquiera podían introducirle una vía intravenosa. Los veterinarios, con el corazón encogido, decidieron mantenerlo caliente y tratar de hidratarlo a duras penas.
«Nuestra cabeza y corazones luchan con la falta de humanidad y el deseo de ayudar a terminar con el sufrimiento de aquellas mascotas que han sido abusadas, abandonadas y descuidadas», escribieron los encargados del centro de rescate en su página de Facebook, solicitando oraciones por la supervivencia de Olympus.
Con duros esfuerzos y plegarias, lograron que el pequeño luchador sobreviviera la noche. A la mañana siguiente, su pulso se había elevado lo suficiente para permitirles administrarle nutrientes y medicamentos intravenosos. Aún así, su condición era tan crítica que era difícil pronosticar si resistiría un día más.
«Estamos muy agradecidos con cada uno de ustedes por su continuo apoyo, ¡nos mantiene alejados del piso en un charco de lágrimas y en el trabajo luchando por la buena batalla!», agregaron, conmovidos por el cálido respaldo de sus seguidores.
Contra todo pronóstico, el abnegado cuidado de los voluntarios, los veterinarios y las innumerables oraciones tuvieron su recompensa. Poco a poco, Olympus se recuperó, revelando al perrito alegre que aquellos ojitos dulces siempre habían presagiado.
Pero las alegrías no terminaron ahí. Dos meses después de ingresar al refugio, una familia compasiva decidió adoptar a Olympus, comprometiéndose a ofrecerle un hogar seguro donde nunca más volvería a padecer penurias.
«Con un montón de oraciones de curación y buenos deseos de todo el país, ¡nuestro dulce Olympus por fin ha sido adoptado! Sinceramente, no podemos creer que haya sobrevivido… ¡fue difícil durante un tiempo! Gracias por vuestro amor, amabilidad y continuo apoyo al RACC. ¡Hoy es un GRAN DÍA!», celebraron desde el centro, con el corazón rebosante de dicha.
La historia de Olympus demuestra que incluso en los momentos más oscuros, la compasión y la tenacidad pueden obrar milagros.
Gracias al amor inquebrantable de quienes se negaron a abandonarlo, un ser indefenso al borde de la muerte encontró una segunda oportunidad y un hogar donde prosperar. Un recordatorio de que, a pesar de las crueldades del mundo, el bien siempre prevalecerá mientras haya corazones dispuestos a luchar.
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