Aunque la tecnología pueda representar realidades que parecen reales en tres dimensiones, no es fácil que un artista con un bolígrafo y un papel en las manos pueda hacerlo. Sin embargo, un hombre de Egipto lo ha logrado.
Mustafa Mohamed Samir Ragheb, nacido y criado en Alejandría, ama el dibujo desde que era un niño. Ahora trabaja en el campo del diseño de interiores y la decoración, pero los increíbles dibujos en 3D que pinta en su tiempo libre han atraído a una base de seguidores en todo el mundo.
«Siempre dibujo encima de cualquier cosa o sobre cualquier cosa», dijo Ragheb, de 36 años, a The Epoch Times. «Siempre tengo un bolígrafo en la mano, y eso es lo que pasa cuando empiezo a pensar: enseguida, mi mano empieza a dibujar».
Ya enamorado del realismo, la pasión de Regheb aumentó cuando descubrió el dibujo tridimensional. Se siente bien, dice, experimentar una imagen real «respirando frente a uno».
Ragheb comparte su trabajo en Facebook e Instagram. El artista, que reunió 80 dibujos en un solo posteo, entre los que se encontraban representaciones de una botella de agua, una canica de cristal, una tetera y unas gafas de sol, acumuló cientos de comentarios positivos y elogios de espectadores que apenas podían creer lo que veían.
Sobre su elección al dibujar, afirma que pone la pluma sobre el papel para cualquier cosa que lo anime artísticamente en términos de dimensión, luz y sombra, o reflejos. Le gusta especialmente la luna y una representación del satélite natural de la Tierra que, según dice, le tomó 33 días dibujar.
Con el paso del tiempo y la profundización en su pasión, Ragheb desarrolló nuevas formas de aumentar la calidad 3D de su trabajo.
«Se me ocurrieron muchas técnicas», explicó a The Epoch Times, «entre ellas doblar el papel por un lado y dibujar en cada parte por separado. Cuando colocamos el papel de alguna manera, y en un ángulo determinado, vemos un holograma real».
Tampoco se limita a un solo tipo de pintura. A veces, usa pintura acrílica para añadir color; mientras que otras veces, usa acuarela o gouache.
Además, Ragheb experimenta con diferentes tipos de bolígrafos y pasteles, y afirma que la diversidad de sus medios es lo que distingue su trabajo de los demás y ayuda a que la gente reconozca su obra a primera vista.
Algunos cuadros de Ragheb son simbólicos o ejemplifican sentimientos fuertes. Uno de estos, el de un caballo cuya cola parece colgar fuera del marco, transmite un poderoso mensaje, dice el artista.
«La historia del cuadro es una síntesis de los conceptos de orgullo, dignidad y sinceridad», explica. «En él, el caballo se va de un lugar a otro después de haber sido objeto de alguna injusticia. A pesar de su orgullo, dejó su cola fuera del cuadro y sigue mirando hacia atrás; no fue capaz de dejarlos, pero también es leal a sí mismo, dejando a sus amigos que le perjudicaron».
El artista admitió que al principio se sintió molesto cuando algunos internautas afirmaron que su obra era demasiado real y que era imposible que estuviera dibujada a mano. Pero finalmente se dio cuenta que su incredulidad era una señal de su éxito como artista 3D.
Ragheb es famoso en Egipto por su singular talento. Ha aparecido en la prensa nacional y en entrevistas de televisión. Se siente feliz de que la tecnología moderna le permita, a él y a otros, compartir el arte con el mundo con solo pulsar un botón.
En cuanto a lo que le depara el futuro, espera realizar exposiciones a nivel internacional.
«La mayoría de mis seguidores son de todo el mundo», dijo, y añadió: «Me gustaría dar las gracias a todos los que fomentan las artes y apoyan el arte en general, porque es lo más auténtico que se puede expresar».
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