Alora Brim adora a sus perros. Esta niña de 3 años de Round Rock, Texas, expresa su amor por ellos cada vez que oye a su madre ir a buscar los cuencos para darles de comer.
Maverick, Rosie y Ash, sus tres canes, se ponen nerviosos —casi incontrolables— cuando sienten que se acerca la hora de cenar.
Pero todo el amor y la emoción que rodean sus sesiones de comida se han convertido en un momento de aprendizaje para todos los implicados.
Los perros de Álora no pueden tocar la comida hasta que se bendice la comida. Es una regla inamovible y un método de enseñanza.
Toda esa efervescencia perruna se mantiene a raya mediante un régimen de adiestramiento y obediencia canina hasta que el amo da lo orden de comer.
La niña, mientras tanto, también recibe una lección: aprende a cuidar y educar a sus mascotas y a ser responsable.
En un vídeo grabado por su madre, Katie Brim, se ve a la niña recibiendo tres cuencos llenos de comida mientras los peludos amigos empiezan a revolotear frenéticamente a su alrededor.
Entonces, el ritual se hace realidad.
(Cortesía de Katie y Freddie Brim)
Alora abre la puerta del patio trasero y coloca los cuencos en la terraza. Con un fervor apenas contenido, los perros —un pastor alemán (Maverick), una golden retriever (Rosie) y un perro gris (Ash)— se tumban en una adorable muestra de disciplina canina.
Los perros se lamen las chuletas mientras la niña les dice que ya ha dado la bendición. Luego, una señal audible, «Amén», señala que es hora de comer. Y se van.
Freddie Brim, el padre de Alora, contó cómo empezaron las simpáticas sesiones de bendición antes de la cena.
«Teníamos una etapa durante el proceso de alimentación que los perros tienen que respetar, saber de dónde viene la comida», dijo el señor Brim a The Epoch Times, «y no solo abalanzarse y saltar sobre ti».
Además, «la combinación natural de dar gracias y amén parecía encajar de manera natural», aseguró.
La intención de la señora Brim de compartir el emotivo clip solo con sus familiares cercanos en Instagram fracasó por completo.
Nunca esperaron que se volviera viral. Pero así fue.
«Definitivamente no somos creadores de contenido», dijo el Sr. Brim. «Era solo una cuenta personal de Instagram en la que Katie lo publicó. Y simplemente se difundió».
Después de captar una oleada de espectadores, los Brim cosecharon reacciones que el padre dijo que fueron «abrumadoramente positivas».
La Sra. Brim añadió: «Es muy reconfortante para nosotros ver que podemos difundir un poco de luz a través de Alora y los perros».
«Nos gusta la idea de animar un poco a la gente», concluyó.
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