Un pueblo español de 65,000 metros cuadrados que estuvo abandonado durante más de tres décadas fue vendido a un empresario por la suma de 300,000 euros (aproximadamente 308,000 dólares), un precio que aseguraría poco más que un apartamento de una habitación en Madrid, a solo tres horas de distancia.
Salto de Castro es un pueblo cercano a la frontera con Portugal en la provincia de Zamora, al noroeste de España. El anuncio de «venta», en la web inmobiliaria española Idealista, anunciaba el lugar como un «magnífico pueblo» de 44 casas —cinco totalmente independientes— un bar, una iglesia, una escuela con varias aulas y un hotel con espacio para 14 habitaciones.
Además, el pueblo abandonado también cuenta con una piscina, un campo de deportes municipal y un antiguo edificio cuartel que albergaba a la guardia civil. Algunos edificios han sido objeto de vandalismo desde que el pueblo quedó abandonado, pero todos tienen posibilidades de ser restaurados. Idealista predijo que el pueblo podría convertirse en una empresa «viable y rentable» con una inversión de 2 millones de euros (unos 2,056,030 dólares).
Tras la publicación del anuncio, la página de venta recibió más de 50,000 visitas y más de 300 muestras de interés del extranjero, como el Reino Unido, Arabia Saudí, Rusia, Brasil y Francia.
Salto de Castro fue construido a principios de la década de 1950 por la compañía eléctrica española Iberduero para las familias de los trabajadores que construían un embalse en las cercanías. Cuando se terminó el embalse, las familias se marcharon y el pueblo se convirtió en una ciudad fantasma a finales de la década de 1980.
A principios de la década de 2000, un comprador privado lo adquirió con la intención de convertirlo en un centro turístico, pero la crisis de la deuda europea de 2009 echó por tierra sus planes. «Lo vendo porque soy un urbanita y no puedo mantener el mantenimiento», dice el anuncio, traducido del español.
Ronnie Rodríguez, de Royal Invest, la empresa que representa al propietario, que ahora tiene más de 80 años, dijo a la BBC que al dueño le gustaría ver su sueño hecho realidad, incluso si otra persona lo hace. El propietario ya intentó vender la villa una vez, por 6.5 millones de euros (aprox. 6.68 millones de dólares), pero no se presentó ningún comprador.
Esta vez, el precio parecía adecuado.
El empresario toledano Óscar Torres consiguió Salto de Castro por un 15 por ciento más que el precio de venta. CEO de la empresa constructora Iniciativas Faos, y con más de 20 años de experiencia en el negocio, Torres cuenta con el respaldo financiero de un fondo de inversión chileno y planea convertir el pueblo en una idílica escapada rural para los turistas, informó Spanish News Today.
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