La propietaria y residente de una de las dos casas más antiguas de Gran Bretaña que han sido habitadas ininterrumpidamente cuenta la historia de la épica restauración de la casa de 900 años por parte de su suegra para devolverla a su estado original normando. La casa es ahora un hermoso y tangible registro de tiempos pasados, y una atracción turística en el este de Inglaterra.
La suegra de Diana Boston, Lucy Boston, compró Green Knowe Manor en Hemingford, Cambridgeshire, el 31 de mayo de 1939. Con la esperanza de que esta casa única fuera su último hogar, Lucy se embarcó en el gran proyecto de restaurar la estructura para devolverle su gloria original de la época normanda.
«Durante cientos de años estuvo habitada por inquilinos», dijo Diana, de 82 años, a The Epoch Times. «No era muy frecuente que la habitara el propietario, así que la gente no cambiaba la casa en absoluto; no gastaban dinero en ella porque no era suya».
La dedicación de Lucy a restaurar la estructura original de la mansión es algo que resonó en su nuera. Los únicos cambios significativos que se conservan son una viga erigida en el año 1300 y la electricidad instalada a finales de la década de 1930.
«No quedan muchas casas normandas», dice Diana. «Puedes imaginar a la gente entrando por la puerta principal, puedes imaginarlos sentados en el alféizar de la ventana si querían hacer algo que necesitara luz, porque, por supuesto, no tenían luces. Eso es lo que lo hace tan único, que no ha cambiado».
Nacida en 1892 en Southport, Lancashire, Lucy era una de seis hijos. Tras perder a su padre a los 7 años, ella y una hermana fueron enviadas al sur de Inglaterra para terminar la escuela con la esperanza de neutralizar su acento norteño. «En aquella época, había que hablar un inglés puro, sin acento», dice Diana.
Lucy estudió literatura inglesa en el Somerville College de Oxford hasta que estalló la Primera Guerra Mundial. Dejó la universidad para formarse como enfermera y pasó los años de la guerra atendiendo a pacientes en un hospital militar en Francia. Al final de la guerra se casó con un amigo de la infancia, Harold Boston, y la pareja se instaló en Liverpool. Pero Lucy quedó destrozada cuando Harold la abandonó en 1935. Huyó a Europa para recuperarse.
«Acabó viviendo en Austria. Y entonces parecía que Hitler iba a tomar Austria», recuerda Diana. «Así que volvió y vivió en un piso en Cambridge, mientras intentaba encontrar una casa que le sirviera para el resto de su vida. Alguien le dijo un día que había una casa en Hemingford en venta, así que se subió a un taxi y salió directamente… ¡consiguieron una venta muy rápida!»
La mansión fue construida hacia 1130 por un hombre llamado Payn Osmundsen, arrendatario de Aubrey de Vere. En su día fue propiedad de Richard Cromwell, el abuelo del famoso general y estadista inglés Oliver Cromwell. Situada junto al río Great Ouse, la casa se construyó con piedra que tuvo que ser transportada por río desde otros lugares de Inglaterra.
Unos 600 años después de su construcción, se duplicó su tamaño y se convirtió en una gran casa con una elegante fachada georgiana, una renovación que duró solo 70 años hasta que se produjo un incendio en 1798. Diana dijo que los «muy gruesos» muros de piedra originales protegían la estructura original.
La primera vez que Lucy vio la mansión fue muchos años antes de comprarla, mientras paseaba por el río con sus hermanos en 1916. Diana afirma que se enamoró y pensó en ella a menudo.
Tras hacerse con su querida propiedad unos 24 años después, Lucy prestó sus singulares habilidades para su restauración. Jardinera empedernida y costurera de talento, plantó árboles, lirios y rosas en los dos grandes jardines de la mansión con la ayuda del horticultor y experto en rosas Graham Stuart Thomas, y decoró las habitaciones con colchas hechas a mano.
«Durante la guerra, hizo sencillos trabajos de remiendos. Todo el mundo lo hacía; era una forma de utilizar la ropa vieja, realmente el comienzo del reciclaje. Trajo dos fundas de cama de retazos, que utilizó en las camas de arriba, y descubrió que encajaban exactamente», dijo Diana.
Lucy incluso se hizo un nombre entre los artistas por un diseño único, llamado «Remiendo de las Cruces».
En la actualidad, Diana sigue exponiendo las obras de Lucy en la casa y emplea a un jardinero, Kevin, y a su nieta para que le ayuden a mantener los jardines.
Diana dice que la sala de música de Lucy «no ha cambiado en 900 años» y que entrar en ella es «como entrar en el pasado». «Casi puedes sentir a toda esa gente que ha estado en esa habitación antes que tú, es muy atmosférico», explica.
La habitación tenía un gran significado para Lucy, que utilizaba la música mientras ejercía de enfermera en Austria para aliviar el estrés de los pacientes y del personal. «Llevaba un gramófono y algunos discos, y encontró una habitación que solía estar vacía», cuenta Diana. «Puso un aviso que decía: ‘El miércoles por la tarde, a las ocho, pondré discos en esta habitación. Cualquiera es bienvenido a venir a escuchar'».
Y la gente vino, incluidos los heridos y los que trabajaban en el hospital con ella. Todos se sentaron, sobre todo en el suelo, para disfrutar juntos de una música clásica tranquilizadora. Funcionó tan bien que Lucy hizo lo mismo en Inglaterra durante la Segunda Guerra Mundial, organizando sesiones de música en la mansión para los aviadores de la cercana RAF Wyton; se hizo tan popular que Lucy organizaba sesiones dos veces por semana.
El gramófono de Lucy sigue en la sala de música hasta hoy.
La rica historia de la casa también resuena de otras maneras. Lucy ha honrado a los numerosos residentes de la mansión con una serie de libros infantiles basados en hechos históricos. Su serie Green Knowe, ilustrada por su hijo Peter, le supuso a Lucy la Medalla Carnegie en 1961.
Describiendo el tema de la serie a The Epoch Times, Diana dijo: «Lucy escribió realmente sobre lo que ocurrió. En 1947 hubo una gran inundación y muchas casas del pueblo tenían agua. Ella no pudo salir de casa durante una semana, así que eso le dio la idea [de un niño pequeño que llega] de forma muy dramática en la oscuridad, en barco, hasta la puerta de casa.
«Poco a poco, en la historia, conoce y se hace amigo de los niños que vivían en la casa hace 600 años».
Diana dijo que Lucy, que falleció en 1990 a los 97 años, es recordada por sus seres queridos como una mujer «conocedora» a la que le encantaba organizar fiestas, y que amaba la música, la poesía y la pintura. En la actualidad, la mansión Greene Knowe es el hogar de Diana, y está abierta a visitantes de todo el mundo.
Diana, que creció en una granja de Kenia y se trasladó a Inglaterra a los 18 años para ser profesora, tiene cuatro hijos y 10 nietos, todos los cuales disfrutan de su singular e histórica morada. El mantenimiento es caro, admite Diana, por lo que organiza visitas guiadas, espectáculos de verano en el jardín y emplea a un actor para que cuente historias de fantasmas en los meses de invierno.
«Es una casa muy acogedora, la gente viene de todo el mundo», dice. «A la gente le importa, le encanta venir aquí por el ambiente, que es extraordinario; a la gente le encanta ver un lugar tan antiguo [que fue] habitado, porque la mayoría de las veces solo vemos ruinas».
A continuación, más fotos de la mansión Greene Knowe y del trabajo de Lucy. ¡Que lo disfrute!
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