Si alguna vez ven algo como una hermosa orquídea rosa que empieza a «caminar» entre las hojas, lo más probable es que no sea una orquídea sino un insecto con un camuflaje muy especial. A decir verdad, es la mantis orquídea.
Esta especie particularmente adaptada, también llamada hymenopus coronatus o mantis de las flores, vive en las selvas tropicales del sudeste asiático, desde Indonesia hasta Filipinas e India. Pero son particularmente abundantes en la Malasia peninsular.
Son tan expertos en su mimetismo que una solitaria mantis atrae tantos alimentadores de flores como cuando se encuentra entre las orquídeas reales, según un estudio.
¿Cómo hace la mantis de las orquídeas para lograr su increíble disfraz?
Primero, cada una de sus cuatro patas tiene el patrón de color de los pétalos de las flores y una forma redondeada similar. Al igual que otros miembros de la familia de la mantis, las patas delanteras de la mantis orquídea están revestidas de «dientes» que le permiten agarrarse a una presa que se encuentra desprevenida.
Entre sus presas están las mariposas y las polillas, las que se atraen con su perfecta mascarada. Pero también reciben la visita de moscas, abejas y avispas en busca de néctar dulce.
La mantis orquídea es también notable por su dimorfismo sexual en relación a las hembras, que son mucho más grandes, más coloridas y más sedentarias, todos los rasgos necesarios para atraer tanto a la presa como a la pareja. Los machos son más pequeños, más monótonos y más móviles para facilitar la reproducción.
Además de su aspecto floral, las jóvenes mantis orquídea hembra emiten sustancias químicas que forman parte de la comunicación a través de feromonas para las abejas melíferas orientales (Apis cerana), según la revista Zoological Science. Los investigadores «detectaron con éxito [una feromona] emitida al espacio aéreo de la cabeza justo en el momento en que las jóvenes mantis intentaban capturar a sus presas», según el estudio.
Los investigadores también encontraron que el aspecto de la mantis se adaptó no para parecerse a una orquídea en particular en su selva tropical nativa de Malasia, ni para dar la impresión general de una flor, sino que su «color y forma variaba dentro del rango de los que exhiben muchos pétalos de flores en lugar de parecerse a un tipo en particular», según un estudio en la revista Current Zoology.
Aunque una mantis solitaria puede cazar con éxito, la recompensa más fructífera se produce cuando se produce un «efecto imán» al «habitar parcelas con altas densidades de flores gratificantes», que proporcionan «una estrategia de búsqueda óptima para las mantis orquídeas que imitan a las flores, debido a la mayor abundancia de presas y a la mayor eficacia de su señal engañosa», dice un estudio de Behavioral Ecology.
Entonces uno puede preguntarse ¿por qué estos insectos presa van a por la mantis orquídea cuando hay otras flores reales y seguras cerca? La respuesta parece estar en el increíble despliegue de color de la mantis que supera al real.
Para los potenciales consumidores, la forma de la flor es menos importante que el color, señala la Discover Magazine, y las mantis orquídeas femeninas parecen haberse adaptado para ser más coloridas que sus flores homónimas; por lo tanto, reciben más atención.
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