En las vastas llanuras de la Reserva Nacional de Maasai Mara, en Kenia, la naturaleza preparó un espectáculo etéreo que dejó sin aliento al fotógrafo canadiense Jeffrey Wu.
Tras una intensa tormenta que azotó la región, las nubes se abrieron para revelar un fenómeno celestial de indescriptible belleza: un doble arco iris que adornaba el horizonte con sus vibrantes colores.
Wu, un apasionado de la fotografía de vida salvaje, sintió que su corazón se aceleraba al capturar las primeras imágenes de un león majestuoso posando bajo el arco iris. Pero la naturaleza tenía reservada una sorpresa aún mayor para él.
Con la emoción a flor de piel, su guía local, Ole Ronko Jack, avistó la silueta imponente de un elefante africano solitario coronando la cima de una colina cercana.
Wu supo de inmediato que tenía ante sus ojos una oportunidad única, una imagen digna de enmarcar en los anales de la fotografía de naturaleza.
Sin perder un segundo, ajustó su cámara con un objetivo de 14 mm para capturar la sublime escena en toda su gloria: el gigantesco paquidermo, con su piel brillante y mojada reflejando la luz del atardecer, alzaba su trompa hacia el cielo, como si estuviera saludando al espectáculo de colores que se desplegaba ante él.
«Fue uno de mis días de suerte», admitió Wu con humildad, consciente de haber presenciado un momento trascendental en su carrera como fotógrafo de vida salvaje.
Reconoce que «tener un arco iris doble tan intenso» y observar a un elefante solitario en la cima de la colina con un horizonte limpio para tomar una fotografía es una oportunidad única.
La imagen cautivadora, con el elefante enmarcado por el doble arco iris, es una celebración de la belleza efímera de la naturaleza, un recordatorio de que aún quedan tesoros por descubrir en los rincones más remotos del planeta. Es una invitación a detenerse, contemplar y apreciar la grandeza del mundo natural que nos rodea.
Para Jeffrey Wu, un talentoso artista y conservacionista, esta fotografía no es solo una obra maestra visual, sino también un recordatorio de la importancia de preservar los hábitats naturales y proteger a las especies en peligro de extinción.
Este fotógrafo de 58 años pasa entre 8 y 10 meses al año realizando viajes fotográficos por África. Según su sitio web, Wu —un reconocido juez de concursos fotográficos— empezó a tomar fotos desde los 7 años.
Se inspiró en su madre, una fotógrafa profesional de retratos. Wu, que también es artista, escritor, educador y conservacionista, se convirtió en fotógrafo de fauna salvaje en 2013.
El talentoso fotógrafo cree firmemente que «la vida no se trata de cuántas respiraciones se haga, sino de los momentos que le quitan el aliento».
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