Un oso que vagaba por el bosque en busca de bayas se topó con un árbol caído en el que un enjambre de abejas había almacenado su miel.
El oso empezó a husmear cuidadosamente alrededor del tronco para averiguar si las abejas estaban en casa. En ese momento, uno de los enjambres regresó del campo de tréboles con un montón de caramelos. Adivinando lo que buscaba el oso, la abeja voló hacia él, le picó con fuerza y desapareció en el hueco del tronco.
El oso perdió los estribos en un instante y saltó sobre el tronco con uñas y dientes para destruir el nido. Pero esto no hizo más que atraer a todo el enjambre.
El pobre oso tuvo que huir, y sólo pudo salvarse zambulléndose en un charco de agua.
Es más prudente soportar una sola herida en silencio que provocar mil con un ataque de furia.
Esta fábula fue reproducida del eBook del Proyecto Gutenberg «Esopo para niños» (1919).
Esopo (c. 620-564 a.C.) fue un narrador griego al que se atribuyen una serie de fábulas que ahora se conocen colectivamente como «Fábulas de Esopo». Sus cuentos, con su valor moral, influyeron durante mucho tiempo en nuestra cultura y civilización, contribuyendo no sólo a la educación y la formación del carácter moral de los niños, sino también, con su atractivo universal, a la autorreflexión de los adultos que optaron por abrazar las virtudes o prestar atención a las advertencias que contienen.
Únase a nuestro canal de Telegram para recibir las últimas noticias al instante haciendo click aquí
Cómo puede usted ayudarnos a seguir informando
¿Por qué necesitamos su ayuda para financiar nuestra cobertura informativa en Estados Unidos y en todo el mundo? Porque somos una organización de noticias independiente, libre de la influencia de cualquier gobierno, corporación o partido político. Desde el día que empezamos, hemos enfrentado presiones para silenciarnos, sobre todo del Partido Comunista Chino. Pero no nos doblegaremos. Dependemos de su generosa contribución para seguir ejerciendo un periodismo tradicional. Juntos, podemos seguir difundiendo la verdad.
